Votantes de Cabildo Abierto fueron la “fuga” principal de la coalición multicolor hacia el Frente Amplio en el balotaje

REDACCIÓN  
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“Mensaje a los integrantes de las FF.AA.”, dicen letras color lila sobre un fondo blanco. Segundos después, el que habla a la cámara, vestido de civil, es Guido Manini Ríos. Faltan horas para el comienzo de la veda previa al balotaje de noviembre del 2019 y el líder de Cabildo Abierto (CA) decidió difundir un video pidiendo a la “familia militar” que votara por Luis Lacalle Pou.

Algo sucedía abajo y preocupaba a la cúpula de los partidos que apoyaban a Lacalle Pou. El despliegue territorial del Frente Amplio entre las nacionales y el balotaje estaba horadando la base de apoyos de uno de los socios de la coalición multicolor.

El trasiego de votos desde CA a la candidatura de Daniel Martínez es una de las explicaciones de que el dirigente socialista terminara a escasa distancia de Lacalle Pou en un balotaje que, a priori, la mayoría de los dirigentes daban como un simple trámite, según un estudio elaborado por los politólogos Nicolás Schmidt y Rafael Porzecanski.

“Entre un 25% y 27% de los votantes de CA habría votado por el bloque de izquierda en noviembre, porcentaje que supera largamente al rango estimado para el PC (entre 6% y 12%)”, dice el documento, que es uno de los capítulos de un libro que publicará el Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad de la República sobre el proceso electoral.

Límites del modelo 99

Los resultados de las elecciones de octubre tuvieron varios puntos en común con las de 1999. Así, la distribución de votos por bloque fue idéntica, con 15 puntos de ventaja para el bloque liderado por los partidos fundacionales (54% a 39%). Si lograba repetir lo que sucedió en aquel balotaje, cuando la amplia mayoría de los votantes del Partido Nacional acompañaron al colorado Jorge Batlle, Lacalle Pou tenía el camino seguro para la presidencia de la República.

Lacalle Pou triunfó, pero el “modelo 99” perdió pie.

“En lugar de holgada, la victoria fue exigua. Lejos de los 8 puntos de ventaja que Jorge Batlle había obtenido ante Tabaré Vázquez en 1999, esta vez Lacalle Pou superó por apenas 1,5 puntos porcentuales a Daniel Martínez (alrededor de 37.000 votos). Esta vez, el FA logró convocar el voto de un 26% de los votantes externos, 7 puntos por encima de su captación en el balotaje de 1999. De los cuatro balotajes disputados hasta ahora, el de 2019 fue aquel donde el FA creció más respecto a su votación de octubre, tanto en votos absolutos como proporcionalmente”, describe el documento.

Schmidt dijo que, además de los datos estadísticos, realizaron entrevistas con protagonistas de la campaña para ver si compartían sus hallazgos. “Todos los actores a los que consultamos y que lideraron el proceso lo vieron de esa manera y desplegaron estrategias de acuerdo con la visión” de que había un electorado que podía cambiar de voto, en particular cabildantes. Eso explicaría el video de Manini Ríos antes de la veda electoral.

“El pasaje de votos desde el bloque tradicional hacia el bloque frentista fue especialmente importante en 2019. Nuestros modelos de regresión por circuitos estiman que cerca de 90.000 personas (casi 4 puntos del electorado uruguayo) que votaron por uno de los socios mayores del PN en octubre (PC y CA) en noviembre votaron al candidato del FA. A estos votos, el FA agregó el apoyo de otros 110.000 votantes que sufragaron en blanco o anulado en octubre o que apoyaron a partidos pequeños como el PI (Partido Independiente), el PdG (Partido de la Gente), el PERI (Partido Ecologista, Radical, Intransigente) y Unidad Popular. Con todos estos votos, el FA cristalizó un inédito crecimiento, superior a los 8 puntos, respecto a su votación de octubre”.

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Los autores del informe destacan que CA le dio al bloque que competía con el Frente Amplio “un complemento potente” para conseguir votos en un segmento del electorado que en el pasado votó a la coalición de izquierdas. Mencionan, entre otras cosas, el hecho de que Manini Ríos, su candidato, era “bien diferente” al de los partidos fundacionales y tenía un “aparato de militancia potente en zonas tradicionalmente débiles” de blancos y colorados. Fue así que CA “disputó exitosamente votos al FA en una multiplicidad de territorios, casi todos ellos integrados por poblaciones de bajos ingresos y nivel educativo bajo”. En su primera elección alcanzó el 11% de los votos.

“La novedad ventajosa de octubre se convirtió, sin embargo, en un dolor de cabeza en noviembre para el bloque multicolor: la fidelización del voto cabildante fue mucho menor a la del voto colorado. La razón, factiblemente, se debe al segmento minoritario pero relevante de cabildantes con cercanía al FA”, dice el informe.

El estudio identifica dos grupos de votantes dentro de CA. Caracteriza al sector mayoritario (unos 7 de cada 10) como personas que, a grandes rasgos, votaban a blancos y colorados, con “valores conservadores, autoidentificados de derecha y declaradamente antifrentistas”. El otro segmento está compuesto por votantes con menor “interés en la política, antecedentes de votación al FA, simpatía hacia algunas figuras frentistas y resistencia a la figura de Lacalle Pou”.

Sobre este punto, Porzecanski dijo a Búsqueda que sobre CA hubo un “exceso de etiquetas” y “no todas eran correctas”. En el “eje de valores”, añadió, el partido de Manini Ríos tiene definiciones que sí lo ubican “a la derecha” del espectro político, pero eso cambia cuando se evalúa su posición en el eje Estado-mercado, en ese ámbito CA no parece ser la opción “más a la derecha”.

De acuerdo con los investigadores, fue desde el sector de cabildantes exfrentistas “seguramente” desde donde “provino el grueso de la ‘fuga’” de la coalición multicolor en el balotaje.

“Una parte del electorado de CA, de bajo nivel educativo, políticamente volátil y con nexos electorales previos con el FA, estaba territorial y hasta personalmente identificado y fue el principal objetivo de la campaña del FA”, describe el estudio.

Información Nacional
2021-09-15T23:30:00