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Comenzó una campaña para la restauración de la Facultad de Medicina, que cumple 150 años

La Facultad de Medicina enfrenta el desafío de preservar áreas fundamentales, como el salón de actos y la biblioteca, que unen academia, ciencia y cultura

Redactora de Galería

Al igual que la Ópera Garnier en París o el Palacio de Westminster en Londres —edificios que, con 150 años o más, han sido restaurados para mantenerse como faros culturales y políticos de sus países—, la Facultad de Medicina, que el 15 de diciembre cumple esa misma cantidad de años, reivindica la necesidad de recuperar sus espacios patrimoniales.

Techos descascarados, molduras, que alguna vez fueron símbolo de grandeza, fisuradas y una biblioteca histórica, donde se formaron generaciones de médicos, con estantes enteros tapados para prevenir inundaciones. El deterioro de salones fundamentales como el de actos exige una acción concreta de preservación y, con ella, salvaguardar el valor histórico y simbólico de la institución, proyectándola hacia un nuevo ciclo de vida y legado académico.

Este salón de actos, construido sobre 1910 por el arquitecto Jacobo Vásquez Varela e inspirado en la Facultad de Medicina de París, con su cúpula, columnas y butacas de época, ya no está en condiciones de ser el escenario de conferencias, ceremonias de recibimiento o recitales por y para la comunidad médica.

La Fundación Manuel Pérez, creada para apoyar la investigación científica y fortalecer la formación académica en Medicina, es la institución que hoy se pone sobre los hombros este proyecto de restauración patrimonial de la facultad. Con una trayectoria de más de tres décadas promoviendo becas y proyectos de investigación, la fundación extiende su compromiso al rescate edilicio, convencida de que “preservar la memoria también es construir futuro”. Así lo definió Laura Castro, integrante de la Manuel Pérez.

equipo Facultad de Medicina
El decano de la Facultad de Medicina, Arturo Briva, junto al Consejero de la Fundación Manuel Pérez Javier Hurtado y Laura Castro, integrante de la Fundación.

El decano de la Facultad de Medicina, Arturo Briva, junto al Consejero de la Fundación Manuel Pérez Javier Hurtado y Laura Castro, integrante de la Fundación.

No solo se trata de preservar el esplendor arquitectónico del salón, sino de adecuarlo a las exigencias del presente, con accesibilidad universal, redistribución de butacas, mejoras acústicas, iluminación profesional, aire acondicionado y tecnología audiovisual de última generación.

Para eso, durante todo el año y el que viene la fundación llevará a cabo en la facultad una serie de actividades, entre congresos y espectáculos musicales, para reivindicar un sentido de pertenencia que se aspira despierte la colaboración y por el que la comunidad se convierta en parte del esfuerzo colectivo por devolverle a la facultad un escenario a la altura de su legado.

Es patrimonio, ¿y después qué?

“Uno no tiene que explicarle a nadie lo que es la Facultad de Medicina. Queremos potenciar eso”, dice a Galería su decano, Arturo Briva. “Somos la academia, formamos a los médicos, y queremos asumir que también tenemos una responsabilidad social con mantener este patrimonio”. El desafío no es solo seguir formando médicos —ni profesionales en las 60 especialidades que ofrece—, sino también cuidar del patrimonio arquitectónico que les sirve de casa.

Briva describe al de la facultad como un edificio “noble”, al que “entrás y no te lleva más de dos segundos darte cuenta de que es un edificio insustituible”. Y de inmediato lo compara con las casas antiguas que a lo largo de Montevideo la gente defiende, sobre todo, por redes sociales: “Ojo también con refugiarse en la denominación de patrimonio. Buscan que no las derriben (a esas casas), y está bien, pero con eso no alcanza. Después nadie sabe cómo mantenerlas. Y con la facultad ocurre lo mismo. La declaración de patrimonio evita que venga una topadora y la tire abajo, pero no tenemos recursos para mantenerla en el tiempo”, señala el decano.

El emblemático techo de la facultad, con sus “escamas” centenarias, es el original y sigue resultando muy curioso, y aunque hoy existan alternativas más eficientes y más baratas de mantener, el esfuerzo está puesto en encontrar la forma de sostenerlo a ese, el techo original: “Cada tantos años hay que estar poniéndole plata arriba, y nunca llegás”, explica Briva.

Entonces, la tensión entre lo importante y lo urgente rige en toda la Universidad de la República, y ante un presupuesto acotado, entre una beca de alimentación y la restauración edilicia, nadie pondera las fachadas. “¿Ves estos retratos de acá? —dice Briva, señalando una pared de su oficina en donde figuran todos los decanos anteriores—, a todos ellos les importó el tema, no es que no. Pero siempre alguien tuvo que decidir entre un aula más o arreglar un sector de la biblioteca”, concluye.

Facultad de Medicina biblioteca patrimonio

La idea de restaurar el salón de actos no es nueva, ya formaba parte de objetivos de gestiones anteriores y de la fundación, con evaluaciones y costeos que comenzaron a hacerse hace unos cuantos años pero la pandemia dejó pendiente. Hoy, con este proyecto de recuperación patrimonial en marcha, la apuesta es lograr conseguir 2 millones de dólares para trabajar en toda la estructura, y después resta ver cómo costear el posterior mantenimiento. “Es un desafío para arquitectos, empresas y para todos conservar un edificio que es parte de la memoria colectiva y da la posibilidad de que la academia y la historia sigan teniendo un lugar tangible donde encontrarse“, concluye Briva.

Cómo se recauda para cuidar los espacios de la Facultad de Medicina

Que la institución tenga que bajar un porcentaje de becas para poder destinar fondos específicos al rescate del salón de actos, por ejemplo, explica parte de los fracasos previos para mantener los espacios históricos de la facultad.

Por eso, cuenta Briva, se buscaron vías alternativas para costear las restauraciones y con ellas “asegurar los próximos 150 años”. Allí aparece la fundación —que tiene su propia personalidad jurídica, a diferencia de la facultad, con posibilidades acotadas por su entidad pública— para trabajar en la recaudación de fondos.

En el marco del proyecto de recuperación de espacios patrimoniales de la Facultad de Medicina y la celebración de sus dos siglos y medio, desarrollaron una grilla que, además de tener como escenario la propia facultad, combina conferencias académicas abiertas con espectáculos culturales, convoca tanto a representantes de la salud como a otros artistas y atiende un amplio espectro de gustos y edades.

“Tenemos un objetivo claro durante todo el año: enfocarnos en generar ese contacto y mantener a toda la gente involucrada detrás del proyecto. Quiero pensar que después de que una masa de colegas y parte de la sociedad vea que la facultad se está moviendo, que es un proyecto que vale la pena seguir apoyan

do, se van a ir generando cosas”, proyecta Javier Hurtado, consejero de la fundación. “Lograr tener a toda la comunidad conectada con la facultad va a ser importante, y detrás de eso pueden venir futuros proyectos, que no siempre van a ser pedir dinero”.

Facultad de Medicina molduras patrimonio

El objetivo entonces es mantener a toda la comunidad involucrada durante el año a través de un contacto constante con egresados, empresas y sociedad en general, que pueden colaborar con donaciones o bonos fijos de 100, 500 o 1.000 dólares. Cada aporte significativo se reconocerá públicamente en una placa conmemorativa ubicada en la entrada del salón, y también puede materializarse mediante el sistema de butacas colaborativas: una donación de 5.000 dólares equivale a una butaca del salón. Todas las contribuciones, grandes o pequeñas, se canalizan a través de la cuenta del Banco de la República (BROU) de la Fundación Manuel Pérez.

Sentir la ciencia y la Facultad como Daniel Drexler

Según el decano, todos los que hayan pasado por la facultad guardan un importante sentido de pertenencia: “Llegamos cuando tenemos 18 años, es una etapa muy fermental de la vida, donde incorporás un montón de conocimiento, que encima te lo da la educación pública, que también tiene un valor simbólico importante”, reflexiona.

Además, cuenta que este año y el próximo marcarán un hito académico: se recibirá la primera generación de estudiantes de Medicina que cursó la carrera completa en el servicio del litoral, un logro histórico que también va a ser parte de las celebraciones de los 150 años. “De alguna manera todos nosotros nos debemos a esta casa de estudio”. Eso es lo que da a Briva la seguridad de que el colectivo médico va a apreciar el variado programa al que fueron invitados a formar parte y toda esta apuesta para que el edificio se mantenga.

El próximo 24 de octubre, por ejemplo, la Facultad de Medicina une música, memoria y compromiso en un concierto íntimo por el aniversario y a beneficio del proyecto de restauración del edificio, a cargo del músico y médico Daniel Drexler.

Daniel Drexler
Daniel Drexler dará un concierto íntimo por los 150 años de la Facultad de Medicina y a beneficio del proyecto de restauración del edificio que fue escenario de su primer toque y testigo de su carrera de médico.

Daniel Drexler dará un concierto íntimo por los 150 años de la Facultad de Medicina y a beneficio del proyecto de restauración del edificio que fue escenario de su primer toque y testigo de su carrera de médico.

Drexler, quien considera que tuvo una formación muy sólida que le permitió llevar adelante gran parte de sus proyectos, viene desarrollándose en el tratamiento del tinnitus —su especialidad es la otorrinolaringología—, que lidera desde Uruguay y hoy tiene alcance internacional.

Para él, regresar a este lugar es un viaje emocional profundo. “La verdad es que hacía bastante tiempo que no venía. Es una emoción que me atraviesa de lado a lado por mi experiencia, porque sé que esta misma facultad fue la que pisaron mis viejos, y porque acá fue la primera vez que toqué en un escenario”, cuenta a Galería.

Más allá de su formación en neurociencias en los laboratorios del sótano de este edificio, Drexler recuerda con especial cariño aquel primer concierto con la Traska Band. Hoy, regresar a este anfiteatro para colaborar con la facultad le produce una sensación agridulce: la alegría de volver a pisar un lugar que marcó su formación y sus recuerdos, junto con la otra sensación, la de que la institución deba depender del esfuerzo de terceros para mantenerse en pie.

“En mi vida nada hubiera sido posible sin este lugar. La deuda que siento que tengo con la facultad también es con la Fundación Manuel Pérez, porque mi primera beca de investigación la gané a través de ellos. Estar acá es una forma de devolverles algo. Y esta facultad es especial para todos, tuvo a la primera médica mujer de Latinoamérica. Sin lugar a dudas es un patrimonio, no solo en el sentido museístico, sino de proyección hacia adelante. Un país que se está posicionando como un hub de innovación centrada en la ciencia de la salud tiene que cuidar esto”, reflexiona.

Sobre el concierto, Drexler se mostró entusiasmado: “Me hubiera encantado que ya estuviera listo el salón, aunque cualquier lugar de este edificio es absolutamente hermoso, y es muy importante que cuando uno va a tocar a un lugar sienta que tiene sentido lo que está haciendo. Y el sentido en esta ocasión está más que asegurado”.

Todo lo recaudado es a beneficio del proyecto de recuperación edilicia de la facultad. Los bonos colaboración para espectáculos se reservan a través de WhatsApp al 092 698 447 y luego se compran mediante transferencia bancaria. Más información en fundacionmanuelperez.org.

Formas de colaboración: cuenta del BROU, caja de ahorro en dólares N° 001564453-00007. Nombre: Fundación Manuel Pérez. Referencia: restauración salón de actos.