A esto que Daniel y Chino (también psicólogo) empezaron hace cuatro años lo llaman “proyecto”. A veces van un poco más allá y le dicen “proyecto para hacer historia”. En la última maratón que corrieron, la de Chicago, el 12 de octubre (Daniel con 42 años y Chino con 40), no solo salieron primeros, también lograron tiempo récord para Uruguay y se posicionaron en el top 10 mundial.
Dos que parecen uno
Cuando Chino se ofreció como entrenador de Daniel, no tenía experiencia en entrenar a no videntes. Sin embargo, no dudó ni pensó ¿cómo haré?, o ¿podré? “No es mi personalidad, para lo bueno y para lo malo. Soy medio atrevido en algunas cosas, voy para adelante. (...) Si bien obviamente tiene sus cuidados y sus tips, yo lo naturalizo mucho, no fue una tranca ni mucho menos”.
Verlos correr, unidos por una cuerda que nunca está en tensión, es entender que hay un trabajo de sincronía y conexión que, o está muy trabajado, o es absolutamente natural. ¿Cómo se logra ese ritmo común, ese acompasarse al otro?
Daniel Davrieux Grand Prix Cali 2025
Daniel Davrieux y Mariano Chino Battaglia en la pista del Cali Grand Prix 2025, donde el paratleta logró el bronce en 5.000 metros.
“Desde el inicio fuimos encontrando esa sincronía que tenemos al correr; corremos exactamente al mismo ritmo, tenemos que pisar al mismo tiempo, volar al mismo tiempo”, asegura Daniel. “Chino, por su rol, y porque está unos escalones por encima de mí en la experiencia, y en el ritmo de carrera, se adapta más a mí que yo a él, aunque me exige mucho que me vaya adaptando también a un paso más largo. Pero la verdad es que lo hacemos bastante natural, más allá de que parte de los entrenamientos es ir encontrando ese ritmo. Y desde mi perspectiva, es mucha entrega, mucha confianza. Yo me entrego totalmente a seguir las indicaciones de Chino. A veces nos peleamos un poco corriendo, porque ya tenemos muchos kilómetros juntos, pero hay una confianza total (ganada) en estos cuatro años. No me di ningún golpe, no tuve ninguna caída —toco madera para que no me pase—, pero no ha pasado, y realmente hicimos un montón de cosas. Y si pasara, no pasa nada. Pero se ha dado muy naturalmente esa sensación de equipo y de transformarnos prácticamente en uno. Para el que nos ve correr, somos casi una unidad; tenemos la cuerda que nos une y somos como uno que va corriendo, volando por la rambla o por donde estemos”.
Son kilómetros y kilómetros los que llevan corriendo a la par. Por semana recorren unos 120 kilómetros, es decir, 480 al mes. Más de 5.000 al año. Un poco menos de lo que se estima que corrió por año Forrest Gump en su viaje transformador a través de Estados Unidos. Podrían haber atravesado Sudamérica de este a oeste en su porción más ancha.
Cuerpo y mente
Las maratones —dicen quienes las corren— son experiencias que marcan la vida por la exigencia que implican para el cuerpo. ¿A dónde se echa mano cuando la sensación de no poder más acecha y todavía faltan 15 kilómetros del recorrido? Pues, a la mente. Es la única que puede convencer al cuerpo de que resista un poco más. ¿Proporciona alguna herramienta extra el ser psicólogo?
“Sí, seguro, las herramientas psicológicas funcionan”, dice Daniel. “En mi trabajo estoy más habituado a trabajar con las debilidades de las personas y a meterme más con las angustias y a darle voz a esa parte. En esta actividad lo que también voy aprendiendo es ese complemento de fortalecer la mente y de sobreponerse a las debilidades, que es otra parte de la actividad. Es poder, cuando uno está muy cansado, cuando te duelen las piernas, los músculos, te falta un poco el aire, transmitirte mensajes que te permitan sostenerte, relajarte y poder continuar. Son herramientas que se van descubriendo, que vienen de experimentar, y se puede más de lo que uno cree”, asegura. “En esta última (maratón) que hicimos, yo iba en mucha conversación interna; ahí todo lo que es mental es clave”.
Esa vivencia de la maratón, ese potencial descubierto y aprovechado al máximo, viaja con Daniel de vuelta al consultorio transformado en una herramienta para compartir con pacientes. “Esas herramientas se van retroalimentando de mi consultorio a la rambla, de las cosas que Chino me enseña también, y vuelven de la rambla para el consultorio en eso de que, aunque la vida se ponga difícil, uno puede sostenerse, bancar y después va a venir una energía, un viento a favor, una situación que te va a empujar”.
Por qué corro
Se ha hablado mucho de lo que despierta el running. Haruki Murakami dedicó más de 200 páginas (y no es el único, obviamente) a explicar por qué corre en su libro De qué hablo cuando hablo de correr. Pero ¿qué pasa si, antes de dar ese primer salto, se cerraran los ojos? Si correr fuera también un acto de confianza. Si se avanzara a grandes velocidades apoyado íntegramente en los ojos de otro. ¿Qué siente Daniel al correr?
Correr me reconecta con el disfrute de ser niño
“Lo que mejor resume la sensación es que me siento un poco niño, me reconecta con el disfrute de ser niño”, cuenta. “Cuando estamos entrenando y representando a Uruguay, y estamos con la intención de lograr una marca que nos lleve a los Juegos Paralímpicos en este proyecto de hacer historia, de hacer algo que nadie hizo en nuestro país, obviamente que ya se transforma en una responsabilidad y una cosa más adulta. Pero en el fondo, lo que me sostiene es el disfrute, el placer; la verdad es que disfruto mucho con Chino, nos reímos mucho, pasamos bien, y terminar un entrenamiento con una buena ducha hace que el día ya esté ganado. Pasaste espectacular, te dio el sol en la cara. Yo no disfruto de las imágenes visuales que tiene el correr, atravesar una ciudad, pero sí disfruto mucho de las sensaciones, las energías, la gente que te saluda, grita; el sol, el viento, las temperaturas, las músicas; me entran por otros canales las vibraciones. En estas carreras hay muchos climas. A Chino le decía (en Chicago): ¿estamos en el barrio latino ahora? Porque escuchaba reguetón, gritos en español; y sí, estábamos ahí. En un momento, había unos gongs y estábamos pasando por el barrio chino; entonces vas atravesando situaciones sonoras y sensaciones que están divinas”.
Disfrutar, ganar
El entrenamiento tiene que ser una conjunción efectiva de disfrute y logro, esa es la consigna irrenunciable de esta dupla. Por eso, pesa el entrenar y el competir, pero también la posibilidad de superarse y ganar. “Si la vida nos da esa oportunidad, nosotros queremos abrir una puerta, que es poder estar en un Juego Paralímpico representando a Uruguay”, dice Chino. “Esta carrera que hicimos ahora (la Maratón de Chicago) es parte de ese camino, y no es que tenga una preparación específica en sí, sino que es una preparación que estamos construyendo rumbo a intentar abrir esa puerta. Así como el año pasado corrimos la Maratón de Punta del Este y después la Maratón de Nueva York, ahora fue la Maratón de Chicago”.
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Daniel Davrieux obtuvo el primer puesto en la Maratón de Chicago 2025 en la categoría no vidente.
En ese proceso de preparación, entre Nueva York y Chicago, Daniel logró bajar su tiempo 24 minutos. “Es mucho para una maratón. Esta fue la cuarta (de Daniel); en la medida que uno va avanzando, esas diferencias naturalmente son más chicas. Pero la mejora que ha obtenido Dani desde los inicios hasta ahora son muy grandes”, asegura su guía.
Ese día en el que Daniel cruzó la meta 24 minutos antes de su propio récord, siendo el primer corredor no vidente en cruzarla, sus dos hijos y su esposa seguían la carrera a distancia, desde Uruguay. “Me iban siguiendo con un GPS. Iban viendo el tiempo, y saben cuánto tengo que hacer. Dicen que cuando cruzamos la meta y vieron el tiempo, se pusieron a gritar, a saltar”, recuerda, y se emociona. “A mí me hace muy muy muy feliz”, dice sobre esto de sentirse impulsado por su familia: “Mis hijos y mi esposa están copados”.
Este proyecto que emprendieron, entonces, tiene una próxima meta clara, que son los Juegos Paralímpicos Los Ángeles 2028. Para eso, el plan es correr “un par de carreras por año, por lo menos de maratón”. “Después, como representamos al Comité Paralímpico, vamos a series mundiales, que son carreras en pista. Son más cortas pero nos sirven porque nos permiten trabajar la velocidad, que a la larga en lo otro también repercute”.
Se trata, en principio, de mantener el nivel, que es “un muy buen nivel”, con el fin de registrar marcas que queden bien posicionadas en el ranking mundial y clasificar a los Juegos. “Podés ir generando las marcas y tenés que intentar ir mejorándolas para estar mejor ranqueado; cuando se cierren los cupos para el Juego Paralímpico, los atletas que están mejor posicionados son los que van a participar”, explica Chino.
Competir, inspirar
Lo que mueve a Dani y Chino es más que la pasión por correr. Esta dupla avanza gracias a entrenamiento, tesón y el cariño de las personas que van manifestando respeto o admiración por su “proyecto”. Y también avanzan por aquellos que, al verlos, puedan llegar a plantearse un “por qué no” y proponerse un objetivo que antes ni siquiera habrían considerado.
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Por semana la dupla corre unos 120 kilómetros por Montevideo.
Mauricio Rodríguez
“Creo que en esta etapa, en la cual se está haciendo más visible lo que hacemos, nos estamos cruzando cada vez con más gente que se siente inspirada por el proyecto. Eso es muy emocionante para nosotros. Ya sean personas con discapacidad que creen que no pueden hacer deporte, o que capaz que ni conocen el paratletismo”, relata Daniel. “Ser el espejo y mostrarles que este mundo existe y que internacionalmente se está estimulando muchísimo; que el futuro va a ser mucho más inclusivo para el deporte... Y también para muchísimas personas que encuentran distintas excusas para no hacer lo que quieren hacer y que ven en nuestros logros o en nuestro trabajo eso de ‘se puede’. Si uno quiere hacerlo, si se anima. Inspirar eso es un plus, es una motivación muy grande. A veces es difícil llevarla. Nosotros sabemos que tenemos que hacer bien las cosas. Eso es lo primero. Y si sirve de ejemplo, es hermoso. Es espectacular. Nos ha dicho mucha gente: empecé a correr porque los vi, me animé a salir o le comenté a mi hijo que vaya”.
La dupla recuerda varias anécdotas de viajes. Una de ellas es la de una pareja del interior del país con la que se cruzaron en Marruecos, mientras almorzaban en el hotel. Habían ido a competir al Mundial de Atletismo. “Nos vieron con la bandera, se acercaron y nos preguntaron. Estaban de vacaciones. Lo loco de la anécdota es que nos fueron a ver competir al estadio de Marruecos. O sea, se hicieron un tiempo de sus vacaciones. Divino divino”, recuerda Chino. “Te pasan cosas locas a veces. Gente que se emociona, que le llega el proyecto, que se entusiasma con la idea”.
Según Daniel, ellos dos son “gente rara”; rara porque no es común ver a una persona no vidente y a su guía corriendo juntos. Y a la vez, son “personas comunes”, que trabajan, que tienen su familia, que no son “ningunos superhéroes”: “Tenemos un objetivo, somos muy disciplinados, entrenamos mucho, nos esforzamos mucho, somos muy serios en eso”. Al final del día, dice, son solo dos personas comunes que se imaginaron un objetivo y se propusieron hacer todo lo posible para lograrlo.