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Un apartamento en Punta Ballena con personalidad: la clave es el color
Frente al mar, un proyecto de la diseñadora Julia Garay que implicó un interesante ejercicio de color, habla de la audacia y el carácter de sus habitantes
Las obras de Julia Garay tienen el color como un componente clave porque entiende el potencial de una paleta bien lograda para tener ambientes estimulantes y personales. El color puede estar presente de muchas maneras, a veces en objetos, a veces en tonos saturados o en matices. No siempre el color implica una paleta saturada, aunque es necesario perder el miedo al cambio del neutro al intenso. “Un espacio con colores vibrantes aporta sorpresa, personalidad, momentos, emoción, puntos de vista, sensaciones.
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Pero lo interesante suele ser el proceso, porque hay mucho de descubrirse, de cuestionarse. Entonces, son espacios que de por sí tienen más cuestionamiento, más inquietud. Los tonos neutros bien trabajados también, pero es importante saber que el hecho de que algo sea blanco, beige o gris no significa que sea neutro, y viceversa. Hay neutros muy interesantes, así como hay tonos que trabajados de cierta manera pasan a ser neutros”, asegura esta emprendedora de ley, nacida en Rosario, Argentina, al frente de la tienda y estudio de desarrollo de proyectos Monoccino, en Manantiales, Maldonado.
Pero no siempre lo que se proyecta se logra concretar en un mercado con pocas opciones de terminaciones y personalizaciones que en general son en tonos neutros o apaga - dos. Puede ser un desafío encontrar marcas que permitan irse a extremos vibrantes. Garay confirma que lo que hacen en su estudio es de nicho y que en el mercado uno encuentra básicamente tonos neutros porque es lo que más se consume. Pero “por suerte, si uno quiere, en Uruguay es posible traer cosas de todos lados”, asegura.
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El recurso de un foco visual oscuro como fondo alternado con muros neutros y un equipamiento más claro marca el contrastante para dar carácter al espacio.
Daniela Mac Aden
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Daniela Mac Aden
Por ejemplo, para el proyecto de este apartamento en Solanas, frente al mar, compraron linos en Bélgica con una gama de colores maravillosa. “Nosotros nos manejamos con la premisa de qué podemos comprar en diseño del mundo y lo combinamos con lo que hay en el mercado local, con proveedores y artesanos locales. Trabajamos también muy cerca de varios artistas porque suma muchísimo a los espacios, y por suerte el arte se ha vuelto mucho más accesible a todos”.
Los proyectos en los que se trabaja con una paleta de color intenso suelen implicar, además, mayor trabajo de ambos lados, tanto de parte del estudio como del cliente, y tomar más decisiones que cuando uno transita cami - nos habituales. Para ello, estar informados en cuanto a la oferta internacional también educa el ojo y permite aportar más opciones de van - guardia que, sin embargo, no pasen de moda.
“Estamos siempre muy actualizados sobre lo que el mundo ofrece en cuanto a diseño y tenemos la capacidad de poder traer todo eso a la casa de nuestros clientes, sin caer en algo pretensioso o imposible”, dice Garay. Por otro lado, ella opina que a veces la audacia va por sectores: no siempre quienes son arriesgados en sus casas lo son también en la forma de vestirse, por ejemplo. “Hay gente que pone más energía o disfruta más de armar su casa que quizás lo que disfruta de vestirse. También es un tema de presupuesto y de modas, es cultural. La moda cambia año a año, la casa tiene un ciclo más largo por el costo de reformar o decorar. Ves mucha gente que se viste de manera muy ecléctica, con mucho color, muchos accesorios y su casas son hiperneutras o minimalistas.
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Daniela Mac Aden
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Daniela Mac Aden
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Daniela Mac Aden
Hace un tiempo que los diseñadores o las marcas de muebles han tomado la tendencia de la moda: hoy existe el color del año, hay miles de estudios de tendencia cada temporada, sociólogos estudiando hacia dónde va el diseño. No creo que necesariamente quien pone color en su casa lo haga en su ropa, pero sí que se preocupa por la estética en igual medida, que es una persona que presta atención a esas cosas, más allá de lo que elija en cada caso”, asegura la experta.
Pero hay algo claro, y es que quienes se rodean de colores son personas que toman riesgos, son más seguros, no tienen miedo a desentonar y cultivan un pensamiento propio. El proceso para que no falle la combinación cromática y tenga su lógica en el conjunto puede variar: desde un moodboard o un anteproyecto hasta la verificación y la definición en el lugar, para ver cómo impactan la luz natural y la luz artifical, qué hay en cada espacio además de las superficies, una alfombra que queremos usar… “No siempre se parte del mismo lugar, a veces lo que dicta la combinación es un objeto, una obra de arte, un textil de una cortina”, explica Garay.
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Daniela Mac Aden
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No se trata de resolver terminaciones o revestimientos para espacios individuales, sino de dotar a la ambientación de un concepto con una mirada transversal que capta la esencia de sus habitantes.
Daniela Mac Aden
Si bien hay reglas cromáticas y de armonía, al final se trata de “me gusta o no me gusta”. Actualmente la profesional se encuentra trabajando en un proyecto en Buenos Aires y el proceso ahí es distinto, porque es una casa que está habitada hace mucho tiempo. “Nos instalamos ahí por dos días, hicimos una especie de workshop y definimos todos los colores en el lugar, trabajando con renders y cartas de color e hicimos varias pruebas en digital. Después en el estudio, a distancia, hicimos ajustes, reflexionamos, vimos detalles. En una visita posterior revisamos los cortes de pintura y ahora se vienen las pruebas…”.
Pero hay un color prohibido para Julia Garay: el blanco, o al menos el puro. “Cuando entrás en el mundo de los colores te das cuenta de que hay tanto más que el blanco automáticamente desaparece”. En el universo infinito de los colores, saber combinar puede ser un arte. Una estrategia puede ser variar sobre un mismo tono y agregar un acento de un complementario; por ejemplo, en una gama de verdes aplicar una tonalidad rojiza. Otra clave que le funciona a esta diseñadora es trabajar con artistas, “porque suma muchísimo a los espacios, y por suerte el arte se ha vuelto mucho más accesible al consumidor general”.
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El trabajo del ambiente y las terminaciones continúa con el equipamiento y los accesorios. El color se vive a toda hora del día y en todas las actividades.
Daniela Mac Aden
Su opinión sobre el clásico prejuicio de que los colores oscuros achican los espacios o cansan con el tiempo es que hay algo que es físico y tiene que ver con lo que nuestro cerebro recibe de un color claro y de uno oscuro, ya que reflejan de manera distinta la luz y eso produce distintas sensacio - nes. Cómo se usen los claros o los oscuros en los distintos planos puede ayudar a generar distintas percepciones. Lo que cansa es el envejecimiento, la pérdida del brillo y la monotonía. “Por ejemplo, en el proyecto de Solanas, al que voy cada tanto, cada vez que entro me sorprendo, porque según la hora cambia la luz, o quizás también se agregó algo. Entonces, en tanto los espacios evolucionen, nunca aburren. Puede ser que esa evo - lución implique un cambio de estrategia de colores, de ambientación, de muebles, pero es la parte linda de vivir los espacios, que evolucionen con nosotros y que puedan ir contando su propia historia”