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Cuatro tipos de personalidad financiera y un test para reconocer la propia
Monje, ahorrador, gastador y evitador; entrar en una u otra categoría dependerá de la forma en que cada uno piense, sienta y actúe con respecto al dinero
La personalidad financiera suele estar presente en todas nuestras decisiones económicas. Sin embargo, existen ciertos momentos del año o situaciones desencadenantes de cierto tipo de comportamientos.
Llegan las fiestas y las billeteras lo sienten. Regalos, despedidas, escapadas de fin de semana y tentaciones de todo tipo hacen que muchas veces los gastos se disparen y que el aguinaldo termine oficiando de salvavidas. Para otros, sin embargo, este dinero aparece como oportunidad de inversión o ahorro. La diferencia entre ambos perfiles es clave, y habla de cómo cada persona es un mundo en su forma de manejar el dinero.
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Así como hay una personalidad social, otra laboral y otra afectiva, entre muchas otras, también existen diferentes tipos de personalidad financiera. Kruk, compañía española de gestión del cobro de deudas, habla de cuatro perfiles: el monje, el ahorrador, el gastador y el evitador. Entrar en una u otra categoría dependerá de la forma en que cada persona piense, sienta y actúe con respecto al dinero, además de cómo planifique, gaste, ahorre y afronte imprevistos.
La empresa desarrolló un test en línea de pocos minutos que permite conocer en cuál de estos perfiles uno encaja, lo que puede ser clave para mejorar el bienestar económico y evitar problemas financieros.
Tiempo de descontrol
La personalidad financiera suele estar presente en todas nuestras decisiones económicas. Sin embargo, existen ciertos momentos del año o situaciones desencadenantes de este tipo de comportamientos. Según la directora general de Kruk, Alina Giurgea, fechas como el Black Friday y otras campañas muy promocionales tienden a activar los impulsos de compra, y las personas con un perfil “muy gastador” son las primeras en dejarse llevar por las ofertas, mientras que los perfiles planificadores aprovechan para comprar solamente lo que tenían previsto.
Bolsas de compra
Etapas de cambio, como mudanzas, nuevo trabajo o momentos de estrés, influyen en las tendencias de gasto y consumo y pueden potenciar la personalidad financiera.
Por otra parte, la Navidad y las vacaciones son épocas asociadas al gasto emocional. En esas etapas, las personas con perfil monje pueden sentir presión por aumentar su consumo, mientras que los de tipo evitador suelen posponer sus cálculos hasta que aparece el desequilibrio en su economía doméstica, algo común en la famosa “cuesta de enero” posterior a las fiestas, explica la especialista.
Las etapas personales de cambio, como mudanzas, nuevo trabajo o momentos de estrés, también influyen en las tendencias de gasto y consumo. “Conocer nuestra personalidad financiera nos ayuda a anticiparnos a esas situaciones y gestionar mejor esos picos de gasto y consumo”, señala la directora de Kruk.
A continuación, los cuatro perfiles de consumidor identificados, con sus respectivas características y consejos prácticos de los especialistas.
El monje
Este tipo de consumidor es austero y controlado, alguien muy prudente con el dinero. Valora la sencillez, evita los gastos innecesarios y prioriza siempre cubrir lo básico antes que cualquier capricho. Su foco está en mantener el control y no asumir riesgos.
“Cuando va al supermercado, el monje compara precios y elige siempre la opción más económica. Evita compras por disfrute y, a veces, renuncia a productos que necesita por considerarlos demasiado caros. El ahorro extremo se convierte en su regla”, apunta Giurgea.
A quienes tienen este perfil, la especialista les sugiere que “cuidar el gasto es positivo, pero la austeridad no debe convertirse en privación” y aconseja “incorporar pequeños caprichos dentro de un margen razonable para mejorar su bienestar sin comprometer sus finanzas”.
“A veces, invertir en calidad —en un producto que dura más o en una experiencia significativa— es la opción más inteligente”, destaca.
El ahorrador
Planificador al máximo. Estas personas destacan por su organización y visión de largo plazo. Hacen un seguimiento de sus ingresos y gastos, analizan la información antes de decidir y se sienten cómodos planificando. “Antes de comprar un electrodoméstico, el ahorrador compara modelos, consulta reseñas y espera a las ofertas. Solo compra cuando está seguro de que la relación calidad-precio es la adecuada”, puntualiza la directora general de Kruk.
Excel
A los ahorradores se les aconseja incorporar pequeños caprichos dentro de un margen razonable para mejorar el bienestar sin comprometer las finanzas.
Tener una buena capacidad de planificación es una de las mayores fortalezas en el mundo de las finanzas personales. Para optimizarla, se recomienda a estas personas establecer categorías de gastos mensuales, como alimentación, ocio y transporte, con límites flexibles.
“Esto te permitirá disfrutar sin sentir que te sales del plan y evitará que la planificación se convierta en rigidez”, sugiere Giurgea a quienes encajan en este perfil.
El gastador
Quienes tienen esta personalidad financiera encuentran satisfacción en el acto de comprar. Son optimistas, se guían por el momento y se dejan llevar por estímulos externos, como ofertas, novedades o emociones. “Si ve una prenda que le gusta, el gastador la compra en el momento sin revisar su presupuesto ni comparar alternativas. Con frecuencia acumula artículos que luego apenas utiliza”, añade.
La Navidad y las vacaciones son épocas asociadas al gasto emocional. En esas etapas, las personas con perfil monje pueden sentir presión por aumentar su consumo, mientras que los de tipo evitador suelen posponer sus cálculos hasta que aparece el desequilibrio en su economía doméstica.
A este perfil de consumidor Giurgea le aconseja aplicar la regla de las 24 horas. “Cuando sienta el impulso de comprar algo que no es esencial, esperar un día antes de hacerlo. Si pasado ese tiempo sigue siendo una buena idea, adelante. Esta pausa ayuda a frenar el impulso y evitar compras que luego generan arrepentimiento”.
El evitador
Las personas con este perfil se muestran despreocupadas en todo lo que tiene que ver con dinero. Posponen decisiones económicas porque les causan incomodidad, o creen que no sabrán gestionarlas. Evitan revisar sus cuentas y suelen actuar sin planificación.
Giurgea señala que el consumidor evitador “compra sin lista, no revisa precios y paga con tarjeta sin saber cuánto lleva gastado. Pospone el seguimiento de sus gastos, lo cual lo lleva a tener sorpresas desagradables a fin de mes”.
El consejo: empezar con hábitos sencillos, como descargar alguna aplicación que organice automáticamente los gastos. Revisarlos lleva apenas cinco minutos semanales, pero el impacto en la forma de vincularse con el dinero será inmediato. La billetera, sin dudas, lo agradecerá.