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Frank Gehry, el arquitecto inconformista que quiso cambiar el mundo con formas exuberantes
Frank Gehry, reconocido como uno de los grandes exponentes del deconstructivismo, deja un legado arquitectónico voluminoso y un mensaje crítico sobre la sociedad modernista y contemporánea
Frank Gehry en un gala en el Walt Disney Concert Hall, en octubre de 2023.
En su casa de Santa Mónica (California, Estados Unidos), afectado de una enfermedad respiratoria, falleció el 5 de diciembre, a los 96 años, Frank Gehry, uno de los arquitectos más importantes e influyentes del mundo, quien redefinió la arquitectura del siglo XXI.
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Reconocido por las innovadoras y originales formas de sus edificios, Gehry no adquirió trascendencia internacional hasta 1997, cuando se inauguró una de sus obras más icónicas, el Museo de Guggenheim en Bilbao. El exuberante edificio revestido de titanio, con relucientes formas plateadas difíciles de modelar, no fue solamente una sorpresa para la época, sino que se convirtió en un anticipo de lo que sería un nuevo estilo arquitectónico. Para lograr las curvas y los juegos geométricos, el arquitecto tuvo que recurrir a la tecnología de la industria aeronáutica y trabajar digitalmente, algo impensado para el momento. Así, el Guggenheim convirtió a una ex ciudad industrial en decadencia en un punto turístico y cultural, como lo es Bilbao al día de hoy.
museo guggenheim, frank gehry
Museo Guggenheim de Bilbao, 1997.
Gehry difuminó los límites entre escultura y edificios. A su entender, la obra arquitectónica debía ser concebida como una obra de arte integral, semejante a una escultura, que en su caos controlado transmitiera emoción y cambiara el mundo a su alrededor. Hoy es reconocido como uno de los grandes exponentes del deconstructivismo.
De clase obrera, judío y rebelde
Nació en Toronto, Canadá, en 1929. Su nombre original era Frank Owen Goldberg. Su padre tuvo varios empleos, entre ellos, fue vendedor y camionero. Su madre, polaca, fue quien le inculcó la sensibilidad por el arte y, junto con su primera esposa, Anita Snyder, lo animó a cambiarse de apellido para evitar la discriminación antisemita.
Siendo niño solía ayudar en la ferretería de su abuelo materno, ordenando herramientas y estanterías. Una experiencia que, según declaró tiempo después, le dejó su amor por los materiales cotidianos, tan usados en su arquitectura. En la adolescencia, la salud de su padre, que había sufrido un infarto, obligó a la familia a dejar Toronto y trasladarse a Los Ángeles. Allí comenzó sus estudios universitarios, primero en el L. A. City College y luego en la Universidad del Sur de California, donde estudió cerámica. Luego se inclinó por la arquitectura e ingresó a la Universidad de Harvard.
La Casa Danzante de Praga, frank gehry
La Casa Danzante de Praga, 1996.
Con Snyder tuvo dos hijas, y con Berta Aguilera, segunda esposa, tuvo otros dos hijos. Sus primeros pasos profesionales en su carrera arquitectónica lo encontraron trabajando como diseñador y director de proyectos en Gruen Associates. No obstante, en 1963, con 33 años, abrió en Santa Mónica su propio estudio, Frank O. Gehry & Associates. A partir de entonces se sintió libre para crear un estilo propio. Su espíritu inconformista lo llevó a buscar inspiración en el ambiente desenfadado de Los Ángeles, diametralmente opuesto al academicismo arquitectónico estadounidense y a la frialdad modernista. Su afán era una arquitectura que reivindicara a los olvidados, a la clase obrera, y no a las élites. De hecho, en 2012, en una entrevista concedida a Times, Gehry se refirió a los movimientos arquitectónicos de aquella época y señaló: “Me rebelaba contra todo”.
El camino a la fama
La primera de sus obras que captó la atención del mundo de la arquitectura fue la de su propia casa de Santa Mónica, que compró a fines de la década del 70. “Una casita tonta con encanto”, como él mismo la describió alguna vez, a la cual rediseñó revistiéndola de madera contrachapada, metal corrugado, malla metálica, materiales que le otorgaron un aspecto inacabado. “El choque de formas, tosco, incluso violento, parecía capturar las fisuras políticas y generacionales que habían marcado a la sociedad estadounidense, y a la familia americana en particular, desde la década de 1960”, señaló The New York Times en su artículo del 5 de diciembre pasado, en el que da la noticia de su fallecimiento.
En los años siguientes construyó varias casas del mismo estilo. Una de ellas es la Casa Spiller, de 1980, en el barrio Venice Beach de Los Ángeles y otra es la Casa Sirmai-Peterson, de 1988, en Thousand Oaks, California. Como en su hogar, en ambos proyectos se destaca ese estilo rudimentario y el uso de materiales cotidianos. “Intentaba utilizar materiales simples, los normales del vecindario”, señaló Gehry años después.
Walt Disney Hall, frank gehry
Sala de Conciertos Walt Disney de Los Ángeles, 2003.
Fue en esa época también que comenzó a crear mobiliario escultórico, como la silla y el taburete Wiggle, confeccionados con cartón corrugado; y las lámparas Fish. También, por aquel entonces, comenzó a trabajar en proyectos de mayor porte, como el edificio Temporary Contemporary del Museo de Arte Contemporáneo (1983) y el campus de la Facultad de Derecho de Loyola (1984), ambos ubicados en Los Ángeles.
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Silla Wiggle, creación de Frank Gehry.
En 1989 Frank Gehry se hizo acreedor del prestigioso premio Pritzker de Arquitectura, su primer reconocimiento internacional. En la década del 90, con el auge de la tecnología digital y la expansión de internet, Gehry se convirtió en uno de los primeros arquitectos en explorar el potencial del diseño digital, dando lugar a varias obras maestras. Entre ellas, la Sala de Conciertos Walt Disney de Los Ángeles (2003), considerado el edificio gemelo del Museo de Guggenheim de Bilbao; el New World Center (2011) y la Fundación Louis Vuitton en París (2014). También son suyos el Jay Pritzker Pavilion de Chicago y el Pierre Boulez Hall de Berlín.
Edificios que cambian el mundo
No solo se multiplicaron sus proyectos, también lo hicieron los reconocimientos. En 1999 recibió la medalla de oro de la arquitectura del American Institute of Architects; y en 2008, la Bienal de Venecia le otorgó el León de Oro en reconocimiento a su trayectoria. El último gran galardón del que se hizo merecedor fue la Medalla Presidencial de la Libertad de Estados Unidos en 2016, que recibió de manos del entonces mandatario Barack Obama. “La obra de Frank nos enseña que, aunque los edificios sean sólidos y estén fijados al suelo, al igual que todas las grandes obras de arte, pueden elevar nuestro espíritu. Pueden elevarnos y ampliar nuestros horizontes”, expresó Obama en aquella ocasión.
louis vuitton foundation 1, frank gehry
Louis Vuitton Foundation, en París, 2014.
Inconformista nato, Gehry trabajó hasta el último momento de su vida con el objetivo de hacer el mundo un poco mejor. Según informó The New York Times, al momento de su muerte, estaba trabajando en varios proyectos de magnitud, entre ellos, una tienda de Louis Vuitton, de 7.618 metros cuadrados, en Beverly Hills, y la remodelación de un edificio parisino derruido de la década del 60 para convertirlo en un espacio de exposiciones y salón de eventos. También estaba por dar por concluida una sala de conciertos para la Escuela de Música Colburn, en Los Ángeles.
“No me interesa construir edificios que sean simplemente fotogénicos, me interesa construir edificios que cambien la forma en que la gente se siente en el mundo”, manifestó Gehry en alguna ocasión. Una frase que resume su espíritu y estilo arquitectónico, y que corona la transformación que vivió Bilbao con su Museo Guggenheim.