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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáLas malas decisiones, que no han generado responsabilidades, la inacción, la politización, que ya se torna enfermiza para casi todos los temas relevantes, han llevado al borde del precipicio económico a la “caja de profesionales”, la deadline de la incapacidad de pagos está a pocos días de llegar. Es evidente que al saber (o suponer) que el Estado, como en otros tantos casos, será en definitiva el salvavidas financiero llevó al directorio a tomar una tras otra decisiones equivocadas; somos el resultado de la toma de decisiones y, si estas son erróneas, la catástrofe está asegurada, pero como hay “salvavidas”, como dicen vulgarmente, dale que es tarde.
Problemas de la caja: relación activos cotizantes-pasivos inviable y beneficios otorgados a los pasivos por encima de las posibilidades son las principales causas de haber llegado al borde del abismo económico. El gobierno ha diseñado una salida que consiste en cinco pilares: contribución de los pasivos, aumento del aporte de los activos, suba de timbres profesionales, aporte del Estado y endeudamiento con el aval estatal. Son medidas, cuestionables cada una de ellas, pero necesarias para sacar a la caja del CTI y pasar a cuidados intermedios.
Estas medidas tienen como fin apalancar la salida y dar viabilidad a la caja, con la excepción del aumento del aporte de los activos, medida que llevará en el corto plazo a la ruina. Llevar el aporte del actual 18,5% al 22,5%, porcentajes que se aplican a sueldos fictos de un sistema de categorías, llevará a que haya una merma importante en la cantidad de aportantes. Muy probablemente lo que percibe la caja por aporte de activos se mantenga en los mismos valores, y lo que sería peor es que disminuya. No hay ningún atractivo para cotizar a un sistema en quiebra que busca preservar los sobrevaluados derechos de sus pasivos y que no da garantías de que llegado el momento se obtengan los beneficios jubilatorios que prometen.
Con respecto a los activos, se deben priorizar dos cosas: la primera es dar un estímulo para aportar, en muchos casos seguir haciéndolo y en otros comenzar, y simultáneamente buscar los mecanismos para que los más de 100.000 profesionales que no aportan vean beneficios y facilidades para sumarse a la caja. El camino para fortalecer la caja es bajar el porcentaje de aportes de los activos, pasar del 18,5% actual a un sistema de escalas que comience con un 15% a los que ingresan al sistema y vaya subiendo de a medio punto cada cierto número de años. Sin un caudal mayor de activos cotizantes la caja no tiene viabilidad.
A los profesionales que aportan al Banco de Previsión Social, que son miles y ocupan puestos mejor remunerados por su título universitario, se los debe incluir con un aporte menor. Quizás una opción pueda ser permanecer en la escala más baja y llegado el momento jubilarse por esta, siendo opcional realizar un aporte mayor, pero obligatorio integrar el sistema. Pero, claro, el lobby que están ejerciendo las asociaciones de pasivos de la caja, junto con la de los que están cerca de acogerse a la jubilación, han centrado la discusión en el aporte o no al salvataje de los pasivos, discusión politizada, por supuesto, que deja de lado lo que es más importante: viabilizar el sistema de retiro de los profesionales universitarios. Se viene de un historial irresponsable e impune, de malas decisiones; incrementar el porcentaje de aporte de los activos será la lápida del sistema.
Daniel H. Báez