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Con el psíquico Marcelo Acquistapace: “Yo visualizaba acontecimientos, pero eso me trajo problemas”

El psíquico uruguayo cuenta de qué se trata su trabajo con el subconsciente, entre programaciones binarias, señales sintonizadas y las voces del instinto

Redactora de Galería

El Museo de la Mente está naciendo al interior de una expapelería de Montevideo y su ideador es el psíquico Marcelo Acquistapace. Allí (en este museo, que abrirá sus puertas el año que viene en Ciudad Vieja), entre animatrónicos con erecciones y bajo candelabros pertenecientes a la familia de Duvimioso Terra, el subconsciente se apodera del cerebro y este pasa a ser como el de un niño de tres años.

Hay escaleras para subir al piso de abajo o bajar al piso de arriba; un cupido de labios pintados y las cejas de Frida Kahlo entre paredes y techos que simulan un cielo con nubes; un acuario con especies inventadas y muchas otras cosas que, además, funcionan como la antesala del nuevo espacio de su clínica, el Centro de Investigación y Control de Adicciones de Marcelo Acquistapace (Cicama), con el que se gana la vida y hoy se encuentra en Carrasco.

Estudió la carrera de Psicología por tres años pero no la terminó, empezó Ciencias de la Comunicación aunque todavía debe la tesis, y terminó haciendo dibujo publicitario. Además de mentalista, es artista plástico, y también escribe. Según cuenta, fue un investigador toda la vida, pero su perdición son los procesos de la mente. Acquistapace nació con un don especial, no solo entendía el potencial del subconsciente, sino que podía explotarlo.

Descubrió su propio método para trabajar con adicciones y emociones, basado en diferentes “programaciones” mentales que, básicamente, aceleran el aprendizaje de nuevas creencias por sobre las existentes durante un estado de “desconexión”. Y aunque tiene algunas bases en la hipnosis, dice que lo que él hace no es eso. Son sesiones de alrededor de 45 minutos, en las que el contacto directo con el subconsciente, esa “desconexión”, dura apenas 15.

Asegura que tiene una tasa de éxito de alrededor del 90%, dependiendo de la adicción. Pero como no quiere estar “enchalecado”, su metodología y la parte más ética de su trabajo la explica y desarrolla en entrevista con Galería.

Marcelo Acquistapace.jpg

Psíquico o mentalista ¿son lo mismo?

Sí, pero yo prefiero psíquico, que es la capacidad de obtener esa información que desde lo científico no se puede. Lo que yo hago todos tenemos el potencial de hacerlo, pero como no usamos esta capacidad del subconsciente de procesar o saber lo que pasó, lo que va a pasar, el cerebro inteligente lo va anulando. Es el cerebro primitivo, que tiene cientos de millones de años de evolución, en contraposición con la parte racional. Es el que utilizan los animales para anticipar algunos acontecimientos, como eventos del clima, y también nuestros ancestros. Nosotros le llamamos instinto. Aquellos que tienen mascotas saben que cuando uno llega, el perro está ahí, esperándolo. Y no es porque con su superoído escuche el sonido de la persona, o sienta el olor con su superolfato, sino que simplemente esa persona, cuando llega a ese lugar, genera una emisión de información que va hacia adelante y hacia atrás en el tiempo. No es que tu mascota sabe que llegás a tal hora, porque para ellos no existen las horas.

¿Es más como una cuestión energética entonces?

Ni que hablar de que es un tema de energías, si en nuestro sistema la Tierra funciona eléctricamente. La electricidad está interactuando con la cosa extraterrestre y los seres vivos estamos interactuando con esa electricidad. Lo que pasa es que los humanos fuimos perdiendo esa conexión cuando desarrollamos el cerebro inteligente, que nos permitió modificar el medio ambiente y entonces, si había una inundación, teníamos un bote. Si venía un animal, había una lanza. O sea que lo convirtió en un ser inteligente, pero cohibió el verdadero potencial de su cerebro, que es el subconsciente. Si nosotros lo usáramos adecuadamente, podríamos lograr desarrollarnos en todos los aspectos de la vida; el músico creando melodías increíbles, el deportista batiendo tiempos récord mucho más cortos… En Cicama formulamos una metodología que nos permite transferir información lineal temporal, que es la que utiliza el cerebro inteligente, a través de códigos binarios atemporales, universales, que es como lo procesa el subconsciente. Básicamente, es como una reprogramación donde, si algo se concibe como positivo, lo ponemos en negativo y viceversa, basada en un aprendizaje ultrarrápido que se puede aplicar a cualquier persona en el mundo y funciona gracias a una lectura en clave positivo/negativo. Entonces, si viene un chino que quiere dejar de fumar y no habla una palabra en español, yo igual lo puedo hacer dejar de fumar.

No hay palabras.

Exacto, no hay. Se estimulan los sentidos que rompen con esa coraza que vamos desarrollando después de los tres años y va aislando al subconsciente. Por eso los niños tienen mayor capacidad de aprendizaje que los adultos, porque en los primeros años de vida la interacción es binaria. El cerebro inteligente lo que hace es encapsular al subconsciente, y toda la información que entendía binaria y llegaba a través de los sentidos ahora se transforma en lineal. El 99% va a la papelera, solo el 1% ingresa de acuerdo a nuestros intereses. En Cicama logramos el acceso al subconsciente para acelerar el ingreso de información, que es otra vez binaria y a través de los sentidos, no del cerebro inteligente, aunque al cerebro racional le cuesta el triple procesar un sentido que una cosa o experiencia.

Básicamente, es como una reprogramación donde, si algo se concibe como positivo, lo ponemos en negativo y viceversa, basada en un aprendizaje ultrarrápido que se puede aplicar a cualquier persona en el mundo y funciona gracias a una lectura en clave positivo/negativo. Básicamente, es como una reprogramación donde, si algo se concibe como positivo, lo ponemos en negativo y viceversa, basada en un aprendizaje ultrarrápido que se puede aplicar a cualquier persona en el mundo y funciona gracias a una lectura en clave positivo/negativo.

¿Y usted dice que cualquiera tiene el potencial de hacerlo?

Es como los deportistas de élite, tienen que desarrollar la musculatura. Bueno, un psíquico desarrolla una musculatura que es mental y, sobre todo, la credibilidad de que funciona. Hace más de 34 años que colaboro en forma honoraria en casos de personas desaparecidas, quizás es por lo que más me conoce la gente, y el hecho de poder trabajar en casos reales de alguna manera me ha quitado ese miedo, la duda de si funciona. Yo aplico una metodología y obtengo un resultado, si repito el proceso y obtengo el mismo resultado, tiene cierto aval.

¿Científico?

También. Mi capacidad de desarrollo la logré gracias al Instituto de Parapsicología de Argentina, con el que desarrollamos una serie de ejercicios, controlados, que nos permitían demostrar que la información que yo obtenía era real. Además, la investigación de psíquicos se aceleró mucho con la tecnología.

Entiendo lo del instinto, y que por escucharlo puede ver hechos más o menos predecibles. Ahora, ¿cómo se pasa de eso a adivinar el nombre de alguien o su fecha de cumpleaños? ¿Cuánto hay de mito y cuánto de verdad en lo que hace o no hace un psíquico?

Es que se puede aplicar a un montón de cosas; me llama gente a la que se le perdió el perro, el gato, la billetera. Yo, como no cobro, selecciono los casos en los que colaboro, si no me enloquezco. Mis amigos me llaman a veces. Es una respuesta inmediata, como que te viene asociada, no es que tenés que sentarte a pensar y te consume tiempo. Por supuesto que en casos más complejos, homicidios, secuestros, desaparecidos, hay otro protocolo de trabajo. Pido el nombre, la fecha de nacimiento de la persona, una foto y una prenda. Con eso sintonizo la señal que solo esa persona puede estar emitiendo.

Si vos agarrás una prenda y sintonizás una energía que te lleva a determinada ubicación, porque pensás que la persona está o estuvo ahí, no necesariamente significa que esa persona esté con vida. A veces lo que presentís te lleva al lugar de los hechos, a encontrar un testigo, a encontrarte con un cuerpo. Si vos agarrás una prenda y sintonizás una energía que te lleva a determinada ubicación, porque pensás que la persona está o estuvo ahí, no necesariamente significa que esa persona esté con vida. A veces lo que presentís te lleva al lugar de los hechos, a encontrar un testigo, a encontrarte con un cuerpo.

¿Qué diferencia hace a esa recepción si la persona sigue viva o efectivamente ya está muerta?

Si vos agarrás una prenda y sintonizás una energía que te lleva a determinada ubicación, porque pensás que la persona está o estuvo ahí, no necesariamente significa que esa persona esté con vida. A veces lo que presentís te lleva al lugar de los hechos, a encontrar un testigo, a encontrarte con un cuerpo. Pero llega un punto en que, cuando esa persona está fallecida, por más que yo emita señales ella no va a estar interactuando eléctricamente, es como que te rebota. Tocás la prenda y te genera un desprendimiento, y depende del desprendimiento el tipo de muerte. Si vos sentís algo leve pero constante, si ves una imagen estática en tono de ocres, es una muerte natural. Ya con la muerte por violencia, en casos de asesinato, tocás la prenda y te da como una descarga, es un desprendimiento intenso con colores intensos, intermitente, en movimiento, y carga mucha información tanto de la víctima como del victimario. Características físicas, el tipo de vehículo, el suceso, cómo fue asesinada la persona… De todas las energías, la más cruenta, para mí, es el suicidio, cuando alguien se quita la vida el desprendimiento es intenso y constante. Nunca es fácil revivir ese último instante de la persona; si se ahorcó, si se disparó, no importa, lo que queda flotando siempre es una estática de arrepentimiento. En el 99% de los casos de suicidio la persona se arrepiente pero es tarde. Una milésima de segundo y un arrepentimiento muy fuerte. Es difícil después transmitir todas estas cosas a la familia que te lo pidió. No das la información toda de una ni aunque tengas la certeza.

¿Y cómo gestiona su carga emocional?

Yo no hago terapia. He desarrollado una forma de ingresar y salir de los temas, como para que no me afecte. Claro que hay casos en los que no lo logro, ya sea por la magnitud o por la persona que me lo pide, si son niños… Esto lo hago de forma honoraria, cuando tengo un rato y porque entendí que no podía cobrarlo, pero no busco sobrepasarme. Tengo cerca de 500 cajas de los últimos 30 años de personas que me han estado pidiendo ayuda, es como un archivo; son prendas de las personas, fichas con información de cada caso… Impresiona. Es una montaña de cosas. Hay pedidos familiares, de la Policía, de Fiscalía, yo los jerarquizo por el tiempo de desaparición de la persona. Si pasaron más de dos años, no los tomo porque por más que lo visualice todo capaz que ese lugar o esas personas ya no están. Cuanto más reciente es el caso, mayor efectividad.

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¿A cuántos prejuicios o burlas tuvo que enfrentarse?

Me acuerdo de que desde chico tenía esta habilidad, pero lo vivía de forma muy natural, entonces no lo ocultaba. Sabía cuándo iba a sonar la campana del colegio, entonces me levantaba unos segundos antes. Tenía mala conducta por eso, por inquieto. Me mandaban a la dirección. Después empecé a esperar a que los demás se levantaran y ahí me levantaba yo, así es como la capacidad se va anulando. En casa era el primero en atender un teléfono, la puerta; yo escuchaba, cuando para los demás todavía no había sonado.

¿Puede anticipar algo del 2025?

Es posible obtener información de sucesos que aún no han acontecido. Yo visualizaba acontecimientos, pero eso me trajo problemas. Antes me posicionaba en un kiosco de revistas, siempre el mismo, en junio y en diciembre, a visualizar noticias diferentes por su impacto y haciendo un análisis sobre ellas. El problema fue que en 2013, previo a las elecciones y al Mundial en Brasil, dije que Tabaré Vázquez se destacaba, hablé de Sendic antes que nadie, y de que un socialista pelado ingresaba como intendente de Montevideo. También que Argentina festejaba parecido al 78, sin darle un primer lugar. Todo eso ocurrió, pero no porque yo lo dije, sino porque iba a suceder. Pero había varios que no lo entendían y no estaban contentos ni con el fútbol ni con la política. Y quedé expuesto, lo culpaban a uno, entonces entendí que la gente no está preparada para esto y decidí no hacerlo más, aunque me coma por dentro no hablar. Porque no dejé de sentir, dejé de contar. Yo avisé de inundaciones, pero fue infructuoso, aunque me terminaran diciendo que era increíble, que pasó lo que yo decía, porque antes no se movieron.

Cuando trabaja con sus pacientes, ¿no están inconscientes? ¿Es otro estado de conciencia?

La conciencia es la misma, solo que cambia de lugar hacia el subconsciente. Cuando nacemos, es lo único que tenemos, tu piloto automático, pero en solo 10 años ya se ve duplicado en tamaño por el cerebro racional, que como es el que vive las experiencias, también es el adicto o el fóbico o el deprimido. Todo lo que hagamos va a depender mucho del compromiso de la persona. Usamos de base la hipnosis para acceder a este subconsciente que, no olvidemos, tiene una edad intelectual de tres años y por eso hace cosas como buscar el recuerdo de la casa de hace más de 20 años de la abuela, que de repente va a estar habitada por un compañero de tu trabajo anterior, que es un depredador, y te arma un merengue bárbaro. Pero lo hacemos generando un relato a través de los sentidos. Tras 140 estímulos la conciencia se deprime, es como caer en un sueño profundo, la persona está consciente pero siente el cuerpo desconectado. Ahí es cuando damos información directa al subconsciente sin que el cerebro racional la modifique, y es delicado, porque como no tiene capacidad de análisis yo le digo que algo es chocolate y se lo cree. Entonces, en el caso de las adicciones, lo que hacemos es mostrarles imágenes o situaciones del detonante de la adicción, acompañado de sensaciones feas para que el subconsciente deje de ubicarlo dentro del área adictiva. Entonces, cuando la persona vuelve a tomar el control con su cerebro racional, sigue adicto, pero cuando piensa en la adicción, encuentra otra información, otra cosa, y le repugna, por ende, ni siquiera se autosomete al síndrome de abstinencia, entonces es muy fácil no volver a consumir.

En 2013, previo a las elecciones y al Mundial en Brasil, dije que Tabaré Vázquez se destacaba, hablé de Sendic antes que nadie, y de que un socialista pelado ingresaba como intendente de Montevideo. También que Argentina festejaba parecido al 78, sin darle un primer lugar. Todo eso ocurrió, pero no porque yo lo dije, sino porque iba a suceder. Pero había varios que no lo entendían y no estaban contentos. En 2013, previo a las elecciones y al Mundial en Brasil, dije que Tabaré Vázquez se destacaba, hablé de Sendic antes que nadie, y de que un socialista pelado ingresaba como intendente de Montevideo. También que Argentina festejaba parecido al 78, sin darle un primer lugar. Todo eso ocurrió, pero no porque yo lo dije, sino porque iba a suceder. Pero había varios que no lo entendían y no estaban contentos.

¿Hasta dónde es sano que uno se vaya de la sesión sin poder volver a comer nunca más, por ejemplo, sandwichitos de miga?

Es que no vas a desear más los sandwichitos, las harinas. Parte de nuestra genética primitiva se inclina por la acumulación de grasa, pero porque nuestros ancestros eran oportunistas y carne que veían carne que se devoraban, y su estómago se expandía más para producir más grasas. De esto el cerebro racional aprendió que todo lo que engorda es rico, en detrimento de los verdaderos alimentos naturales. Es una de las facultades que tiene el cerebro inteligente en ese encapsulamiento que le hace al subconsciente: modificar la percepción de los sentidos. Acá se les enseña que los refrescos de cola tienen gusto a algo metálico y dulce mientras que el frito tiene olor a podrido, sabe a grasa, es muy salado y se pega en el paladar. Pero tu cerebro racional sigue siendo un gordo comilón, solo que ahora solamente ve atractivas las manzanas. ¿Se entiende? Las adicciones no se curan, se controlan.

¿Y cómo tendrían que prepararse mentalmente las personas para dar este, o cualquier paso de cambio?

Lo primero es estar dispuesto a hacerlo. Pero hay mucho interés económico en que quien tenga el poder sea el cerebro racional, que termina siendo como la inteligencia artificial, capaz de destruir a su propio operador con tal de cumplir su objetivo. Entonces, deberíamos priorizar al subconsciente para que tome un rol más importante que el que tiene actualmente.

¿Hay formas buenas y malas de usar el poder mental?

Siempre está esa retórica, pero yo por hacer esto no te meto otra información. Ninguna persona va a hacer nada que moralmente no quiera hacer.