De Mesopotamia a Fe, ¿qué pasó?
De todo, la vida pasó (risas). Fueron 12, 13 años, o sea, muchísimo tiempo para una vida de treinta y pico. El primer disco lo lancé con 22, una niña, estaba en la facultad. Hice Comunicación. Creo que se nota en un artista cuando tiene ese perfil. El primer Graffiti fue una manera de validar un proceso que ya tenía un montón de años. Creo que la evolución mía fue medio lógica. En mi segundo disco ya estaba más plantada y más presente en el medio, aunque no sepa en qué categoría ponerlo. Eso lo veo como un etiquetado, es para venderse acá o allá, como en el súper, que tenés una góndola de lácteos, otra de no sé qué, y cada uno ya sabe dónde buscar lo que quiere. Yo siento que hago canciones, y después irán para un lado, para el otro.
Pero es innegable que tenés esa cosa de folklore, de que querés cantar las raíces…
Sí, pero en mi disco de Rocha, por ejemplo, no estoy cantando solo para la gente de Rocha. Lo que pasa es que todo lo que se canta tiene una esencia contemporánea, eso de que nació y vivió ahí. Porque todas las quiero cantar fue un proyecto de investigación de mi propia raíz, la traje hasta mí pero le di otra vuelta. Reinterpretar tiene una parte de creación muy importante, porque no son lo mismo esas canciones cantadas en los 70 por voces masculinas que traídas al 2020 con una voz femenina. Cuando uno hace canciones le pone su historia, su vida. La gente siente cerca las canciones cuando las vincula con sus propias memorias emotivas.
¿Y qué sensación te produce cuando te adjudican alguna de esas canciones que reinterpretaste?
Me siento superhalagada, porque son canciones relindas, y quiere decir que mi interpretación hizo conectar a las personas a ese nivel. Me ha pasado de gente que me escribe para contarme que un nieto en una guitarreada tocó una canción de las de ese disco y dijo: es de Florencia Núñez. Yo me imagino a ese abuelo diciendo “no, nene, esas canciones son de mi época”, pero me encanta, es darles a nuevos públicos la posibilidad de acercarse a obras que en general pertenecen a otro rango etario. Tiene que ser superpositivo para la música.
¿Sentís que cambiaste mucho o sos la misma que con 15 años empezó a estudiar música, solo que ahora con más oportunidades?
Soy la misma pero evolucionada (se ríe). Yo era tan chica que por ahí no me importaba nada, era muy desfachatada, iba para adelante, buscaba las oportunidades, insistía mucho con lo mío, pero también estuvieron los que me abrieron la puerta. No fue solo golpear y no escuchar nada. Mi forma de ser me trajo hasta acá. Fe tiende a ser como una especie de síntesis de mi identidad. Es imposible haber hecho este disco sin haber hecho todos los demás, es el resumen de un camino y a la vez una apuesta al futuro. Y te digo la verdad, yo creo que toda la vida tuve la suerte de que otros artistas me abracen fuerte. Antes no se decía “colaboraciones”, se hablaba de invitados, ahora son colaboraciones porque se piensa también como una estrategia de venta, pero en mi caso y en este disco con Laura (Canoura), Jorge (Drexler), lo pensé más desde el arte, desde lo que necesitaba cada canción. En mi discografía quizá no fueron tan abundantes las colaboraciones, pero sí en la vida...
Florencia Nunez cred Brian Ojeda Estudio.jpg
¿Recordás la primera vez que pensaste “esto es lo mío”?
Debía ser muy chica, porque siempre sentí que tenía un vínculo especial con la música, que no era el mismo que mis amigas. Por ahí todas cantaban o tocaban algún instrumento, pero yo sentía que las canciones me hablaban a mí. Las aprendía rápido, tenía mucha facilidad, oído, pero recién de más grande empecé a estudiar. Igual en algún momento iba a pasar, por suerte fue más temprano que tarde, porque tenía 15 años cuando aprendí los primeros acordes. Lo primero que aprendí a tocar me acuerdo que fue Candombe del mucho palo, de Jorge Do Prado, que tenía tres o cuatro acordes. También alguna canción de La Vela Puerca. Fue todo un desafío encontrar la comodidad para componer, hice cientos de canciones que ninguna vio la luz.
¿Cuánta fe le pusiste a Fe?
Fijate que hacía cuatro años que no sacaba un disco. Y ahora estoy en ese momento en el que uno lanza y todo por un buen tiempo va a tener que ver con ese lanzamiento. Fue una apuesta muy grande, queríamos que sonara de esa manera que suena, que las canciones fueran naturalmente así, pero mi deseo más grande a la hora de producirlo era elevarlas lo máximo que pudiera de acuerdo a mis posibilidades. Es la primera vez que trabajamos con un publishing y sello de afuera. Se mueven varias cosas alrededor de Fe que son primeras veces y pruebas de a ver cómo performa y cómo le va. Yo sigo siendo la misma que tiene que trabajar y tocar, y la proyección es siempre mirar para afuera, porque, como decimos, el de Uruguay es un mercado muy chico. Es hermoso. Me encanta vivir acá y no me gustaría tener que mudarme, pero sí creo que hay que hacer un trabajo grande afuera.
¿Dónde?
Pienso que Argentina es un mercado donde podría andar bien, España también, escucho mucha música, mucha radio española, tengo mucho vínculo y he ido un par de veces a tocar allá, pero me gustaría volver con otras credenciales. Es un trabajo que lleva mucho tiempo y organización de mi equipo, que somos todas personas físicas haciendo las cosas, no hay una megaestructura por encima ni nada, entonces todo lo que podamos conseguir es en la medida en que nosotros mismos tomemos las riendas. También está eso que hablamos de los colegas. No Te Va Gustar me invitó un montón de veces a Argentina, La Vela también, es el destino que veo seguro, más cerca, se puede probar y ver qué onda.
¿Te das cuenta de que dijiste que las primeras canciones que tocabas eran de La Vela y hoy ellos te invitan a tocar en Argentina?
Sí. He tenido la suerte de conocer y compartir con mucha gente que al principio eran como, no sé, muy grosa, cracks, pero de alguna manera ya es normal, porque si no, no podría vivir. Sería una excitación permanente. Tuve que naturalizar que este es mi oficio y eso conlleva conocer y compartir con estos colegas, que cuando al final del día bajás la cortina somos eso. Somos todos colegas, no hay diferencias cuando uno charla. El tema es lo que otro arma alrededor, eso es cotillón. Antes no era lógico pero pasó media vida para mí, las cosas cambiaron y lo que en algún momento me pareció como soñado ahora lo naturalicé. Vivir las cosas con naturalidad hace que existan.
Florencia Núñez
Este 7 de junio Florencia Núñez presenta su cuarto disco en el Teatro Solís
¿Estás explorando o exploraste otras formas de arte que acompañan la música?
Te diría que el cine, cuando hice el documental de Porque todas las quiero cantar, y fue suficiente exploración (risas). Ahora estoy con los audiovisuales de Fe, siempre estoy tratando de contaminarme de otras expresiones artísticas. Voy mucho al cine, leo lo más que puedo, intento ver teatro, aunque no soy tan habitué, me gustan los museos, pero lo que más me gusta es caminar. Voy a la rambla, a veces en bici, y veo el lugar increíble donde vivimos. Che, que es gratis salir a embellecerse, porque no todo es estar en frente de una obra. Se puede buscar la belleza y el arte en un montón de otras cosas. En la calle, ver una flor, la luna, ¿en cuántos lugares ya ni se ve la luna, las estrellas?, la fachada de una casa de esas alucinantes que permitimos que sigan tirando para hacer torres iguales a las de todos los otros países... Hablaba de esto con una amiga que me dijo “miro para arriba y no reconozco mi historia en la ciudad”, y yo pensé “pah, qué fuerte. Me pasa todo lo contrario en Rocha, sigue todo igual”.
¿Cuánto pesa en ese CV que querés presentar en otros países ser la primera mujer en recibir el premio Graffiti a Mejor compositora en Uruguay?
Es un hecho que es coyuntural, contexto. En 2017 el feminismo ya venía creciendo como movimiento social que señalaba los roles que habían estado como reservados para los hombres, lo que puso a ciertas mujeres de esos rubros también en el foco, que no necesariamente eran mejores que las que estuvieron antes haciendo lo mismo, simplemente ahora las estaban mirando. Corrieron con otra suerte, y la suerte siempre es un factor. Por más que tu trabajo sea importante, la dedicación, la responsabilidad. Porque ser profesional es lo primero, lo que viene después es estar en el lugar indicado en el momento histórico indicado. No quiero desmerecer mi trabajo, por algo me consideraron a mí, pero me pregunto si hace 10 años, si hubiera hecho exactamente lo mismo, lo hubieran considerado. Son las dos cosas.
¿Cómo gestionás la demanda emocional que implica repartir tu tiempo en esta carrera?
En esta y en todas, porque los hijos, la familia, las amigas, trabajar o crear o ensayar, un rato libre para desarrollar tu ocio. Todo. Te tenés que compartimentar todo el tiempo. Yo soy esclava del calendario de Google. Tengo todo bastante calendarizado y mi vida como en grilla desde que entiendo que mis tiempos valen, pero los de los demás también. Entonces uno busca coincidir y cuando nos tenemos que contar algo con mis amigas agarramos el calendario, empezamos a tirar fechas libres y a veces surgen juntadas tres semanas para adelante. Terminás agendando a tus amigos y al gimnasio como agendás un dentista. La vida adulta es así. Yo prefiero organizarlo y que suceda a que no suceda nunca. Pero lo de ser siempre productivo también es todo un tema… es el mal de esta época.
Sos de manifestar y decretar, ¿hay algún sueño pendiente que todavía no hayas dicho en voz alta ni siquiera sola delante del espejo?
No, ninguno, porque siempre soy de pensar y decir lo que quiero hacer y decretarlo. Creo que me gustaría probar algo musical en teatro. No una comedia musical, sino algo que involucre música, que puede ser en directo, no sé. Hice teatro hace muchos años, no me considero buena actriz ni mucho menos, pero me divertiría interpretando un personaje que cante. Creo que sos a la segunda persona que se lo comento después de una amiga que trabaja mucho en teatro. También me gustaría explorar más el vínculo entre la comunicación y la música, que me sale naturalmente, tengo esa fluidez comunicativa, no soy una música introvertida o tímida y de ahí puede surgir algo. Pero no sé. Yo quería hacer canciones cuando era chica y ya lo hago. Ahora esto puede crecer mucho más, las posibilidades son misteriosas. Puedo tener fe, convicción en que esta es mi vocación y trabajar muchísimo, pero después lo que pueda pasar realmente no depende de mí. Uno entrega y después lo que vuelve vuelve, y lo que no, no.