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Lamine Yamal, la joya de 17 años del Barcelona y del fútbol que vive y crece a la vista de todos

Tiene raíces afro y árabes, en un país donde campea el racismo; su "entorno" está en la mira de muchos, mientras él, casi un niño, cumple en la cancha

Si los dioses del fútbol así lo quieren, el 29 de abril de 2023 podrá volverse histórico. Ese día debutaba en la primera división del F.C. Barcelona un niño de 15 años, 9 meses y 16 días llamado Lamine Yamal. Nunca había jugado alguien tan joven en los 125 años de este histórico club por la liga española.

En todas las partes del mundo donde el fútbol tiene un peso específico, sea España o Uruguay, hay especial debilidad por los que en aquel país llaman “canteranos”. Estos son los futbolistas surgidos de las propias divisiones formativas de un club. En Uruguay, eso fue un plus para la idolatría de Antonio Pacheco y Luis Suárez en Peñarol y Nacional, respectivamente. Lamine, nacido en el municipio barcelonés de Esplugas de Llobregat el 13 de julio de 2007, hijo de un marroquí y una ecuatoguineana, puso pie por primera vez en La Masía, la sede del fútbol base culé, el mismo lugar de donde salieron Lio Messi, Andrés Iniesta, Gerard Piqué o Xavi Hernández, a los siete años.

Por eso la afición catalana lo aplaudió tanto cuando saltó a la cancha del Camp Nou ese día, con el dorsal 41, a los 83 minutos del partido ante el Real Betis, sustituyendo a Gavi, otro canterano. En ese poco tiempo mostró algunas de las virtudes de las que ya hablaban los conocedores en las categorías inferiores: olfato de gol, gambeta, dominio en los duelos uno a uno, velocidad y control en carrera, potencia física, desparpajo y don de liderazgo. Tampoco hizo falta: el equipo local ganaba 4 a 0, resultado ideal para comenzar a foguear las promesas. Se le auguraba un futuro inmenso, el mismo que está mostrando ahora, casi dos años después. Se decía que desde Messi no se había visto nada igual por La Masía.

Casi dos años después también está conociendo el lado más oscuro de eso de ser rico y famoso, aprendiendo cómo sobrellevar semejante peso sobre sus hombros aún siendo menor de edad.

Entornos "complicados"

El Barcelona ganó esa temporada de liga. Lamine ya puede decir que es campeón casi que desde la cuna, aunque el aporte suyo a ese título hayan sido esos pocos minutos ante el Betis en un partido que ya estaba definido. Muy poco después, el 8 de setiembre de 2023, con 16 años y 57 días, se convirtió en el jugador más joven en debutar en la selección española, además marcando un gol: fue el cuarto de la goleada 7-1 de visitante ante Georgia, por las eliminatorias para la Eurocopa 2024. Fue campeón en ese torneo disputado en Alemania, jugando los siete partidos y anotando otro gol, además de integrar el once ideal de la competición.

Si de goles se habla, también es el más joven de la historia en dejar su sello en la red en un clásico Real Madrid-Barcelona: con 17 años y 105 días, anotó el tercero de la goleada 4 a 0 con la que los culés sometieron a sus rivales de visitante el 26 de octubre de 2024. Ya tenía otra marca ante los merengues: un año antes se había convertido en el jugador más joven en disputar este tipo de partidos, de los que mueven más público, plata y ríos de tinta en el mundo.

Claro que no todo es fútbol. Ojalá fuera todo tan fácil.

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Lamine Yamal en el Barcelona

Lamine Yamal en el Barcelona

Criado en Rocafonda, un barrio obrero de Mataró, a 30 kilómetros de Barcelona, su entorno de origen era “complicado”. Eso era lo que más temían en el Barcelona, con la misma intensidad con la que alababan y confiaban en sus destrezas. Apenas un mes antes del debut en primera, el joven había sido desafectado de la selección sub-17 de España por “actos de indisciplina”. Fue a principios de marzo de 2023, cuando desobedeció una orden del cuerpo técnico en la concentración del equipo en El Algarve, Portugal. Eso derivó en otra sanción en su club, un cambio de representante para el jugador (una saludable medida tomada por Barcelona) y algunas dudas. Las preocupaciones por el “entorno” de las perlas de la cantera, muchas veces provenientes de contextos socioeconómicos medio bajos o bajos, donde el deporte es tanto eso como una tabla de salvación, existen en todas partes donde el fútbol tiene peso específico.

Tanta bronca le dejó este episodio al chico, que por unos días “amenazó” con escoger defender a la selección de Marruecos en lugar de la española.

Ese “entorno”, muchas veces discriminado, es a su vez víctima de racismo y odio. Este no es un fenómeno nuevo en España (ni en el mundo), pero se vio agravado desde el 11-M (el ataque islamista de 2004, la versión en territorio europeo del 11-S de 2001 en Nueva York) y el surgimiento de expresiones políticas xenófobas y de extrema derecha como Vox.

Mounir Nasraoui y Sheila Ebana, ambos inmigrantes, se conocieron en Barcelona y fueron padres de Lamine a sus 21 y 16 años, respectivamente. Hoy separados, ambos han sido muy importantes en su desarrollo como futbolista. Un festejo típico de él es hacer con sus dedos el número 304, por el código postal de Mataró. Ahí el tío Abdul tenía su negocio de panadería, con una clientela árabe y magrebí. Con su primo Moha, muy cercano a él, se los vio abrazados luego de ganar la Eurocopa.

Esa mezcla de sangres no siempre es bienvenida. En 2023, la gente de Vox calificó al barrio Rocafonda de “estercolero multicultural”. Como respuesta, en mayo de ese año Mounir atacó a huevazos un gazebo que los militantes de este partido instaló en el lugar y atacó a uno de ellos, a quien le rompió los lentes. Fue un tema menor, que se zanjó en la Justicia y con multas por 650 euros, que hubiera permanecido en el total anonimato si no fuera por ser el padre de quien es.

No fue la última vez que Mounir fue noticia. El 14 de agosto de 2024 fue apuñalado en el abdomen y el tórax en un estacionamiento de su barrio, tras lo cual requirió hospitalización. Estuvo grave pero se recuperó. Se habló de un ajuste de cuentas, de un conflicto entre árabes de distinta procedencia, de un ataque gitano. Luego se dejó de hablar. Se barajó (y no se descartó) la posibilidad de un ataque xenófobo. También se barajó (y tampoco se descartó) que haya sido fruto de las broncas de los inmigrantes del Magreb, disgustados porque Lamine decidió jugar por la selección de España y no por la de Marruecos. Muchos también señalan que no fue casual que Mounir haya sido el objetivo, ya que se lo suele ver en el mismo bar de siempre jactándose de las hazañas de su hijo. Hay quien piensa que como padre es un pilar, también hay quien asegura que quiere vivir a sus costas (una cosa no impide la otra, desde ya).

Su madre Sheila, con su nueva pareja, le dio un hermano a Lamine, Keyne, nacido el 6 de setiembre de 2022, muy poco antes de que él debutara en primera. El chiquito ya es una estrella de las redes, viralizado festejando la Eurocopa con su hermano o saltando con los goles del crack en televisión.

Racismo y vida

De indudables rasgos afro y —al decir de España— moros, es innecesario decir que Lamine es blanco de insultos racistas donde quiere que juegue de visitantes. En el clásico ya mencionado, jugado en el estadio Santiago Bernabeu de Madrid, tres hinchas locales fueron detenidos por gritarle de todo a Yamal (sobre todo luego de los goles) y al brasileño Raphinha. “Puto moro”, “negro de mierda”, “mono” fueron algunos de los insultos. Los agresores fueron filmados y viralizados por las redes, lo que facilitó su detención. Este tipo de actitudes se han vuelto moneda corriente en las canchas españolas.

La diferencia de Lamine con otros jugadores que suelen ser blanco de estos ataques (como el brasileño Vinicius, del Real Madrid) es que su reacción fue la de minimizarlos. "Al final el que está en el campo soy yo y el que está celebrando el gol también soy yo... Que te digan aficionados de fuera cuatro tonterías no te tiene que importar. Es al revés. Cuando te dicen eso es que lo estás haciendo muy bien", le dijo a radio Marca. Hay quien aplaudió esta actitud y quien la cuestionó, pidiéndole más compromiso social.

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Lamine Yamal en el Barcelona

Lamine Yamal en el Barcelona

Lo social, en su faceta más farandulera, tampoco le ha sido ajeno. A los 17 años nadie puede tener un prontuario amoroso notorio, aunque la fama y la fortuna puedan ayudar. En boca de todos estuvo el noviazgo de Lamine con la influencer Alex Padilla, una bella joven un poco mayor que él con más de un millón de seguidores en Tik Tok, cuyo vínculo se conoció al festejar juntos la Eurocopa. Ella también salió en las fotos junto a él, como también estuvieron el primo, los padres, el hermano chico…

Así como se conoció su noviazgo, se supo de su impasse. Un vivo de Instagram que mostró a la joven sentada sobre la falda de otro chico fue la causa. Fue doloroso, sobre todo por lo mediático, pero nada que un corazón de 17 años no cicatrice pronto. En las vacaciones del verano boreal pasado, a Lamine se lo vio pasándola bárbaro en Marbella. A fines de año, su relación con Alex se reavivó. A mediados de febrero se enfrió de nuevo. Nada ajeno a la adolescencia, lástima que sea a los ojos de todo el mundo.

A Lamine Yamal (le gusta que lo llamen así, completo) lo comparan con Messi, la anterior joya de La Masía que llevó al Barcelona a lo máximo. Pero hay quien también percibe algunos vínculos con Diego Maradona, argentino, exblaugrana y en su momento mejor jugador del planeta, igual que Messi. Este también debutó muy joven en primera, a los 15 años, 11 meses y 20 días, el 20 de octubre de 1976, en Argentinos Juniors. Este también, como Lamine, tenía origen humilde. Sus padres no eran inmigrantes pero sí “cabecitas negras”, provincianos en Buenos Aires. Y también, al mismo tiempo que escuchaba ovaciones casi con edad de oír cuentos, encaraba responsabilidades familiares que quizá no estaba preparado para asumir. "Mi hermano... desde los 15 años ya no tuvo vida, ya era otro. Siempre se hizo cargo de todo él. Fue una carga ser tan famoso", dijo de él su hermana María, en el documental Diego Maradona, de Asif Kapadia.

El tiempo dirá qué tanto se repite la historia.