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Leonardo Sarro: “Mujica potenciaba mucho mi trabajo en las redes”

Edad: 56 Ocupación: Periodista Señas particulares: es atropellado y verborrágico; una nota con Jorge Batlle lo rescató de un despido; sale a caminar de noche con su perro hasta alcanzar los 10.000 pasos diarios

Editora de Galería

Se considera distraído. ¿Este rasgo le ha dejado bloopers en su trabajo? Soy un personaje. ¿Cómo me dedico al periodismo siendo distraído? Eso me pasa porque estoy mirando y pensando en otras cosas, aunque también eso me puede ayudar a dar otro enfoque a las cosas, un toque de originalidad. A veces todo el mundo mira para un lado y yo estoy mirando para otro. Me pasó una con Juan Acosta, el actor. Él tenía un personaje muy conocido con Gasalla que se llamaba Naboleti; estaba al aire, vi al personaje y fui a hacerle una nota, sin tiempo de preparar nada. Me atropellé tanto que cuando me acerqué me di cuenta de que ni siquiera me acordaba del nombre. Entonces dije: vamos a hacer una cosa, ¡ustedes adivinen la voz! Y zafé muy bien.

Tiene dos hijas, de 16 y 14. ¿Las deja usar redes? Sí, desde chiquitas. Se pasan enganchadas muchas veces, pero uno ve que las están usando sanamente, en contacto con las amigas. Nunca estuve aterrorizado con la idea de que usen pantallas. Desde chiquitas les mostraba los celulares, el iPad. Hoy por hoy tenés que estar adaptado a cómo funcionan las cosas; si no, sos un discapacitado tecnológico.

¿Le ofrecen ayuda con su trabajo en redes sociales? Nunca les llamó la atención lo que hago. Es como si fueras de otra era para ellas. Pero es al revés, ellas me recriminan a mí que estoy todo tomado por las redes. Siempre me gustó la avidez de la tecnología.

¿Recuerda la primera vez que una nota suya se viralizó? Exploté con una nota a Mujica. Le pregunté qué opinaba de Maduro con las tanquetas atropellando gente, y dijo: que no se pongan adelante de las tanquetas. Tuvo mucha repercusión. Mujica potenciaba mucho mi trabajo en las redes.

Los primerísimos primeros planos son su sello distintivo. ¿Cómo surgieron? En principio no lo hice por gusto. Era porque estaba grabando audio también para la radio, y algunos hablan bajo. Fue la gente la que me empezó a hablar del “plano Leo Sarro”. Hasta en carreras de Comunicación hablan de ese plano como algo llamativo.

Tenía la bicicleta toda podrida y un Movicom. Para la gente era medio raro, porque en aquel momento el Movicom era un objeto ostentoso, como tener un Rolex.

¿Monetiza su trabajo en redes sociales? Algunas instituciones me contrataron algún posteo­, pero todavía no me he movido para explotarlo mejor. He sido muy vago en ese sentido. Veo que otros lo monetizan mejor, pero nunca fui bueno con el tema de vender.

Dicen que en uno de sus trabajos le dieron una camioneta para que no fuera más a las notas en bicicleta. Tenía la bicicleta toda podrida y un Movicom. Para la gente era medio raro, porque en aquel momento el Movicom era un objeto ostentoso, como tener un Rolex. Iba para Manantiales, para San Rafael, dejaba la bicicleta por ahí tirada y nadie la robaba. Trabajando con los Rupenian, me dijeron: “dejate de joder, Sarro”. Punta del Este se iba agrandando en distancia y ya no llegaba en bicicleta.

¿Lo han presionado para que no publique algo? Me he metido en temas medio incómodos. Cuando empezó todo el conflicto en Medio Oriente, compartí ciertas noticias. En la radio donde estuve 16 años trabajando, me dijeron: pah, eso está delicado. Me lo advirtieron por segunda vez, aflojé por seis semanas, después volví a compartir algo, y en ese lugar no trabajé más. Pero bueno, a veces uno se tiene que hacer echar de los trabajos.

¿Es cierto que Jorge Batlle lo salvó de que lo echaran de un trabajo? El dueño de ese programa era un militar y yo había invitado a unos del Frente Amplio, año 89, año electoral. Se recalentó, dijo que fue la gota que colmó el vaso, como si me fuera a echar. Esa noche estaba Jorge Batlle cerca en un acto y le dije a un amigo que tratara de conseguirme una nota con él, porque equilibraba un poco la balanza e iba a dejar contento al dueño. Mi amigo lo fue a buscar y Jorge Batlle vino caminando a la radio. Y presentó discos de los Beatles, de Creedence, mató. Se llenó de gente la radio.

¿Aquel episodio tuvo algo que ver con que tiempo después conociera a su esposa, que es sobrina de Mercedes Menafra? No. A mi esposa la conocí en una fiesta, en la inauguración de la temporada de un boliche que se llamaba Montevideo News. Después me encontré con Jorge Batlle y le comenté de aquella nota, pero ni se acordaba.

¿Siempre le gustó llamar la atención? Siendo el hermano del medio… De niño en la escuela era deficiente estudiante, hasta que tuve hepatitis a los 10 años y estuve tres meses quieto, aprendí a quedarme más tranquilo y mejoré notablemente las notas. Siempre me movió un poco lo mojigata que era la sociedad en aquel momento. Llamaba la atención que me saliera de la norma, que preguntara algo distinto. Me acuerdo de unos días en que todos le hacían las mismas preguntas a Mujica. Justo había asumido el papa Francisco, y le pregunté qué opinaba. Lo saqué de contexto totalmente. “No tengo ni idea”, dijo, y lo terminaron llamando de la Iglesia católica. Los colegas en ese momento me dijeron: Sarro, ¿cómo se te ocurre preguntarle por el papa nuevo? Y bueno, yo pregunto lo que quiero.

Es verborrágico, ¿le cuesta estar en silencio cuando está con otras personas? A veces quizás por timidez lleno espacios en blanco. Eso también ha cambiado, ahora si hay silencio no me inquieta tanto. Los años te van dando sabiduría.

¿Tiene mascotas? Tengo un perro, parecido a un border collie. Lo adopté de un hogar y es el rey de la casa. Me indigna ver a los perros en vidrieras de veterinarias, aborrezco todo eso del comercio de perros.

¿Cuándo fue la última vez que lloró? El otro día me emocioné con la película Qué bello es vivir, de Frank Capra. Me gusta el buen cine. Te eleva el nivel. No considero que sea un tipo de nivel intelectual, pero ver cine de calidad te levanta la autoestima, así como cuando leés un buen libro o escuchás una buena entrevista.