A pocos días de estrenar Amores materialistas, la comedia romántica más esperada de los últimos tiempos, Dakota Johnson se desvía de una pregunta de entrevista con la actriz Amy Poehler para contar que unos meses atrás se ganó un premio Razzie a Peor actriz del año por su papel protagónico en la película Madame web. Todo para decir, orgullosa, que debido a esta “distinción”, una actriz “tan icónica” como Sandra Bullock le mandó un mensaje de felicitaciones y bienvenida al club. (Bullock, agrega Johnson, ganó este premio el mismo año en que se llevó un Oscar a Mejor actriz). “No tenemos control sobre cómo algo resultará. Nadie lo tiene. Tal vez Tom Cruise lo tenga. (...) ¿Qué voy a hacer, llorar por Madame web? Me voy a reír”.
Mientras se rumoreaba —y luego se confirmaba— su separación del vocalista y compositor de Coldplay, Chris Martin, con quien estuvo en pareja durante ocho años, la actriz empezaba a transitar uno de los mejores momentos de su carrera al formar parte de un triángulo amoroso en la ficción con el chileno Pedro Pascal, una de las figuras del año, y Chris Evans.
Hay películas que se convierten en fenómeno incluso antes de su estreno. Por eso, no sorprendió que Amores materialistas fuera un éxito de taquilla y recaudara 12 millones de dólares en su primer fin de semana en cines de Estados Unidos, donde se estrenó el 13 de junio.
En la película —que se estrena en cines uruguayos el 31 de julio—, Dakota es Lucy, una codiciada casamentera neoyorkina a la que sus clientes le pagan altas sumas de dinero para conseguirles pareja en función de criterios tan superficiales como la altura, el título universitario o el sueldo. Su negocio se complica cuando se encuentra ante una encrucijada: de un lado está Harry (Pascal), quien representa el estereotipo de hombre exitoso, mientras que del otro, simbolizando el fracaso económico, está John (Evans), un viejo amor. La trama se centra en esa tensión entre un amor auténtico y otro que se basa en una lista de requisitos que poco y nada tienen que ver con la química o la conexión entre dos almas.
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A primera vista, el argumento puede sonar básico y carente de sustancia. Sin embargo, la crítica destaca que la película es más compleja que una romcom (comedia romántica) tradicional, ya que logra refrescar el género con una visión moderna, realista y seria. The New York Times, por ejemplo, se refiere a su capa de “crítica social y un enfoque más sombrío sobre las relaciones y el amor” en los tiempos que corren, con temas incómodos, como el machismo y la mercantilización de los vínculos. Entre otras críticas, aunque no necesariamente positivas, Variety señala que la película se comercializa como una comedia romántica, pero en realidad es un drama reflexivo. Nada de esto es casual: detrás del proyecto está Celine Song, dramaturga y guionista coreano-canadiense que dirigió Vidas pasadas, película nominada en 2024 al Oscar a Mejor película y Mejor guion original.
Triángulo químico
En la ficción, John (Chris Evans) irrumpe en la escena cuando todo parecía estar encaminado. Fuera de las pantallas, el actor ha manifestado sentirse el tercero en discordia durante los primeros días de rodaje, en referencia a la química afianzada entre Dakota Johnson y Pedro Pascal, que eran grandes amigos antes de ser convocados por Song para esta película. En una entrevista en The Tonight Show, Jimmy Fallon le mostró a Johnson una foto en la que se la ve junto a Pascal en un concierto de Stevi Nicks. “Fue en Londres. El suéter que está usando en la foto es mío. Me usa la ropa, lo hace seguido”, contó entre risas.
La química entre ambos se hizo tan evidente en las giras para promocionar la película y entrevistas conjuntas que no tardaron en surgir rumores de relación amorosa. Todo cerraba: Johnson acababa de terminar su relación con Chris Martin y Pedro Pascal es soltero. Los actores se han limitado a decir que son grandes amigos, y no mucho más.
Pero Evans no tardó en sintonizar con el dúo Johnson-Pascal de forma espontánea, o casi, ya que Song animó al tridente a pasar tiempo juntos fuera del set para conversar sobre la vida y conocerse en profundidad.
Con luz propia
Si hace poco más de 10 años alguien se percataba de la incipiente carrera actoral de Johnson, era sobre todo por sus apellidos: es hija de Melanie Griffith y Don Johnson, dos de las grandes estrellas de Hollywood de los años 80, y nieta de la actriz Tippi Hedren y el actor Peter Griffith. Además, Antonio Banderas fue su padrasto durante su infancia, a quien llama Paponio.
Dakota Johnson se crio entre cámaras y rodajes, un mundo que desde niña creyó mágico y fascinante, un “espacio sagrado”. Nunca se planteó para sí misma otro posible estilo de vida. En el podcast Good Hang de Amy Poehler admitió, sin embargo, sufrir de pánico escénico: “Las entregas de premios son mi pesadilla; tengo que hacer ejercicios de respiración antes de presentar algo o dar un discurso, me hace transpirar, las piernas y mi voz se tornan temblorosas”. No logra explicar por qué, pero lo opuesto le pasa en los rodajes: “Me siento libre y segura. Es muy extraño”.
Quizás esa es la razón por la que Johnson no se deja amedrentar por los fracasos, que han sido varios y en distintas etapas de su carrera. Mucho antes de que Madame web le costara el premio a peor actriz, Dakota Johnson figuró en el capítulo final de The Office, en 2013, una aparición tan breve como olvidable. Fanática de la serie, la joven que era rubia y aún no usaba cerquillo aceptó con entusiasmo participar durante dos semanas en los rodajes, solo para que terminaran descartando prácticamente todas sus escenas. “Sinceramente, fue el peor momento de mi vida”, confesó medio en broma, medio en serio, varios años después en el programa Late Night with Seth Meyers. A pesar de ser subestimada durante años por ser “hija de”, Johnson siempre supo capitalizar sus fracasos a través del humor.
El pico definitivo de fama llegó cuando fue elegida para interpretar a Amanda Steele en Cincuenta sombras de Grey, protagonizada junto con Jamie Dorman. Los desnudos y escenas sexuales de la película erótica nunca intimidaron a la actriz, que se sintió cómoda, aunque aún no existiera la figura de coordinador de intimidad en Hollywood. Lo atribuye a la crianza de su madre, libre de tabúes, quien siempre le inculcó la aceptación corporal. Al mismo tiempo, Johnson manifestó en varias ocasiones sentirse atraída por el mundo de la sexualidad; es inversora de Maude, una empresa de bienestar sexual que ofrece juguetes, masajeadores y lubricantes, entre otros productos.
Tras la trilogía erótica, Johnson se enfocó en encontrar su propio lugar en la industria del cine, que tendió a encasillarla en el papel de Anastasia Steele. Creó TeaTime Pictures, su compañía de producción, con el objetivo de dar voz y lugar a sus historias. “Quiero que mi oficio, mi arte y mis ideas sean respetadas y difundidas; (...) durante mucho tiempo, hacía una película y no tenía voz”, señaló en entrevista con Marie Claire. También optó por roles complejos, como el de Nina en La hija oscura (2021), una madre de una hija pequeña que es objeto de obsesión de Leda, la protagonista encarnada por Olivia Colman en la película dirigida por Maggie Gyllenhaal.
Ahora, el estreno de Amores materialistas la encuentra consolidada, nuevamente soltera y en el que —al menos, desde afuera— se percibe como su mejor momento. No se avergüenza de admitir que le encanta dormir y que puede hacerlo tranquilamente —si la rutina se lo permite— durante 13 horas seguidas. Duerme mucho, sueña y ventila en entrevistas algunos sueños tan carentes de sentido como los que puede tener cualquier ser humano: recientemente soñó que el cantante Matty Healey era perseguido por policías luego de haber asesinado a unas cuantas personas, y que el artista, sin escapatoria, no encontró más remedio que convertirse en espárrago y acompañar a Angelina Jolie, que no sabe por qué ni cómo, pero también era un espárrago.
Johnson combina una faceta muy reservada con un costado vulnerable. Eso fue lo que vio en ella la directora de Amores materialistas, y por eso la eligió. “Lo graciosa que es, es fundamental para el personaje. Siento que Dakota tiene una coraza que la protege y se enfrenta al mundo de una manera profesional y hermosa. Si traspasas esa coraza, en su interior hay un alma muy profunda. Me encanta que sea tan delicada como un huevo. Me enamoré de su corazón, en general”, dijo Song a Variety.
Detrás de su caparazón también está su ansiedad, aunque aparente todo lo contrario. En la entrevista de su podcast, Poehler le preguntó si toma homeopatías o suplementos. Dueña de una ironía extrema y humor ácido, Johnson contestó con total seriedad: “Sí, tomo suplementos, suplementos como xanax (un ansiolítico). Solo cosas naturales”.
Su ansiedad, paradójicamente, es lo que la lleva a estar más conectada con el presente y a caracterizarse por tener un buen manejo del silencio durante entrevistas. Prefiere darse tiempo para pensar antes que dar una respuesta rápida o automática. Sabe que cuando decida hablar, ahora todos la van a escuchar.