¿Recordás quién te regaló tu primera pelota?
Edad: 30 • Ocupación: Futbolista de Nacional y la selección uruguaya, periodista • Señas particulares: La apodan Flaca y Oxa, renunció a ser laboratorista dental y sueña con entrevistar a Nadal
¿Recordás quién te regaló tu primera pelota?
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáNo, pero sí quién me regaló mis primeros championes, unos Kichute. Fue un amigo más grande con quien siempre jugaba al fútbol. Me llamó a su casa y me los dio. Estaba supercontenta y no me los quería sacar para nada. Tenía unos seis años.
¿Cómo y cuándo empezaste a jugar al fútbol?
Frente a mi casa en Salto estaba el Club Deportivo Artigas, y cuando llegaba de la escuela cruzaba la calle y jugaba con las diferentes categorías. Les preguntaron a mis padres si me dejaban jugar con el equipo que me correspondía, pero mi madre no quería por miedo a que me lastimaran. Mi padre comentó la situación en el trabajo y lo convencieron de que me lleve a Ferro Carril Fútbol Club.
¿Eras la única mujer del equipo? ¿Cómo era el trato de los compañeros?
Cuando comencé justo permitieron que las chicas jueguen con varones y en Ferro Carril era la única mujer. Siempre me trataron como uno más, pero a la vez me cuidaban. Hice todo el baby fútbol ahí, de los 7 a los 13 años. Tengo el mejor recuerdo de esa época. A los 11 años, estuve en la selección de Salto, siendo la única mujer. Fuimos a competir a Bella Unión y Rivera, donde nos alojábamos en cuarteles militares y dormíamos todos juntos en cuchetas. Era normal para nosotros.
¿Extrañás Salto?
No tanto. Hoy voy y me aburro un poco, por la tranquilidad que hay. En Montevideo tengo más cosas para hacer y ya armé mi vida acá. Allá veo a mis amigas, pero muchas ya tienen hijos, por lo que tenemos realidades diferentes.
Llegaste a Montevideo en 2015 para estudiar Laboratorista en Odontología. ¿Es así?
Sí. Siempre me gustó el periodismo y de chica miraba cualquier partido o los programas argentinos de deportes. Pero, en ese momento, tenía pensado volver a Salto porque no estaba habituada a Montevideo y sabía de las dificultades que tiene ejercer el periodismo en el interior. En el primer año de facultad no me fue bien y, al año siguiente, me animé a hacer la Licenciatura en Comunicación en la Facultad de Información y Comunicación (FIC) de la Udelar (Universidad de la República).
¿Se puede decir que llegaste al fútbol profesional de casualidad?
Tal cual. Cuando vine a Montevideo la idea era enfocarme 100% en el estudio porque mis padres estaban haciendo un esfuerzo tremendo para que yo pudiera bancarme acá. Para no descuidar el estudio, no me anoté en ningún equipo. Pero justo en la FIC había un equipo de fútbol femenino que jugaba un torneo interfacultades que organizaba Bienestar Universitario y me inscribí como forma de entretenimiento. En 2019, salimos campeonas y fui la goleadora. Cuando ya estaba más tranquila con los estudios, quise probarme a mayor nivel y me presenté a un llamado a aspirantes en Racing, que quedaba cerca de mi casa. Me hicieron una prueba, quedé y ahí empezó todo.
En el 2023, dejaste tu trabajo y tu apartamento para jugar al fútbol en Argentina. ¿Qué te dejó la experiencia?
Fue una locura. Me había ido de Defensor a Wanderers, que tenía un buen proyecto deportivo y un gran equipo. Empezamos a tener problemas con la coordinadora y decidí irme del club. Un mes después me llamó el entrenador de Talleres de Córdoba, que me quería, y aproveché la oportunidad. Tuve dos semanas para dejar mi trabajo y mi apartamento. Fue una muy linda experiencia.
¿Extrañaste Montevideo?
Sí, y por eso me vine al año. Acá trabajaba, tenía mis amigas, hacía un montón de planes y allá solo vivía para el fútbol. Mis compañeras no se juntaban fuera de los entrenamientos y pasaba horas dentro de casa sola. La empecé a pasar mal. Estaba en un gran momento futbolístico, en el que era la goleadora y una de las capitanas del equipo. Pero llegaba a casa y era otra persona. Volví porque el fútbol nunca fue mi prioridad ni soñé con jugar afuera. Prioricé mi salud mental. Por suerte, justo me llamó Nacional, lo que significaba una gran oportunidad.
El fútbol te permitió conocer diferentes ciudades. ¿Qué anécdota viajera no olvidás?
En Quito, con mis compañeras de Defensor vivimos una experiencia muy linda, aunque sufrimos la altura. Además, la ciudad tenía muchas curvas y el chofer del ómnibus manejaba muy rápido, por lo que vivíamos con el corazón en la boca. ¡Nos imaginábamos cayendo de la montaña!
Se te nota tranquila, ¿en la cancha te transformás?
No, soy tranquila y creo que ser así me favorece a la hora de jugar. Eso sí, tengo temperamento y pongo la pierna firme cuando hay que ponerla.
¿Es más difícil abrirse paso en el fútbol o en el periodismo deportivo?
¡Qué complicada la pregunta! He tenido experiencias en el periodismo, pero aún no me metí de lleno, aunque tengo claro que el fútbol es un ambiente machista y el periodismo deportivo aún más. Al hombre le cuesta validar lo que dice una mujer y enseguida acusa que ella no jugó o que no sabe. A mí me miran diferente porque juego, pero no debería ser así. Una colega que nunca jugó al fútbol debería poder dar su punto de vista o decir lo que piensa.
Una vez retirada, ¿te ves trabajando de periodista a tiempo completo?
Quiero dejar de jugar y dedicarme al periodismo. Espero seguir vinculada al fútbol femenino, de alguna u otra forma, a lo mejor comentando partidos. Es un lugar en el que siento que puedo aportar mi granito de arena para que el deporte siga creciendo.
¿A quién te gustaría entrevistar?
Mi ídolo siempre fue el futbolista italiano Francesco Totti, me encantaba verlo jugar y amaría poder hacerle una entrevista. También me gustaría poder tener una charla con Rafael Nadal porque siempre admiré la mentalidad que tenía para jugar y querría preguntarle un montón de cosas.