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    Empresario uruguayo que fugó de la cárcel en Brasil es la “frustración” del juez del “Lava Jato” y genera suspicacias políticas en Maldonado

    Nº1936 - 21 AL 26 DE SEPTIEMBRE DE 2017

    El juez brasileño Sergio Moro es uno de los protagonistas del megacaso de corrupción conocido como “Lava Jato”, que puso en problemas a gran parte del sistema político de su país. Envió a la cárcel a varios políticos y a algunos de los empresarios más poderosos de Brasil, arrinconó a la expresidenta Dilma Rousseff y condenó a más de nueve años de prisión al exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva. Frente a los juzgados se venden remeras con su rostro, cuenta un perfil suyo publicado en estos días por el diario estadounidense The New York Times.

    Sin embargo, aunque puede acreditarse varios triunfos en la persecución de la corrupción, Moro recuerda con amargura algunos fracasos. Y uno de los que le provocó más “frustración” involucra a dos uruguayos: Isidoro y Rolando Rozenblum, padre e hijo, conocidos empresarios en Maldonado.

    Según un artículo publicado por la prestigiosa revista brasileña Veja el lunes 11, una de las “mayores frustraciones” del juez es la causa fallida contra los Rozenblum, dueños en Brasil de las motos y bicicletas Sundown que años atrás lanzaron para competir con la casi hegemónica marca Honda. En 2006 Moro condenó a los empresarios por corrupción, debido a que supuestamente habían pagado “propinas” a dos auditores fiscales para que legalizaran la entrada de mercancías en el país. Ambos fueron encarcelados en el Complejo Médico Penal en Curitiba, pero en 2007 consiguieron escapar y huir hacia Uruguay.

    Una vez en territorio nacional, Brasil pidió su extradición, pero el abogado de los Rozenblum, Gonzalo Fernández, argumentó por el principio de “reciprocidad” que no debía concederse. Es que ese país no “entrega” a ciudadanos que cometieron delitos en el extranjero pero retornaron a Brasil, por lo cual, según el abogado, Uruguay tampoco debía hacerlo. La defensa surtió efecto y padre e hijo evitaron ser entregados a los brasileños. Mientras reanudaban su vida en Uruguay, comenzaron una batalla legal para derribar el caso de Moro.

    Hasta el año pasado padre e hijo no podían salir del país, porque recaía sobre ellos un pedido de captura de Interpol. Pero tras años de litigio los Rozenblum lograron hacer caer los tres juicios penales que la Justicia brasileña tenía en su contra. En unos operó la prescripción de los delitos, y en otro el Tribunal Superior de Justicia de Brasil consideró que las escuchas telefónicas que había ordenado Moro habían excedido el tiempo legal, por lo que declaró nula la evidencia.

    Educación y seguridad.

    Nieto de Jaime Rozenblum, un inmigrante polaco que décadas atrás fundó Sundown en Brasil y la empresa que hoy es Motociclo en Uruguay, Rolando Rozenblum es un empresario reconocido en el ambiente esteño, referente de la comunidad judía (fue presidente de la Comunidad Israelita de Punta del Este y Maldonado) y tiene un bueno vínculo con el intendente del departamento, el blanco Enrique Antía.

    Es además, ejecutivo principal de un millonario emprendimiento educativo en Punta del Este, el International College, un colegio bilingüe que se inauguró a principios de este año y que busca captar a los hijos de la elite uruguaya y de la región. Su construcción demandó una inversión de US$ 25 millones y ocupa unos 50.000 m2. En agosto el colegio adquirió uno de los aviones de la exaerolínea estatal Pluna.

    Antía dijo en el acto de apertura del International College que la Intendencia dio “todo el respaldo” al proyecto y destacó que se trata de un emprendimiento “muy positivo” para el departamento. En una entrevista con la agencia AJN publicada en enero, Rozenblum subrayó la “incondicionalidad y confianza” con la que los apoyó el gobierno local. “No es fácil realizar este proyecto en menos de un año de construcción” y se precisa que el gobierno pueda “responder con la velocidad que uno necesita”, afirmó.

    A su vez, el empresario, como presidente de la comunidad israelita local, fue junto a la embajadora de Israel en Uruguay uno de los promotores de las cámaras de seguridad que la Intendencia adquirió a la empresa israelí Elbit System Ltda. La adquisición de ese equipamiento, que costó unos US$ 15,5 millones y que se compró en forma directa, fue cuestionada por los frenteamplistas de Maldonado.

    El lunes 18 el edil del Movimiento de Participación Popular Joaquín Garlo presentó en la Justicia una demanda para acceder al contrato entre la Intendencia y la empresa. Dicho acuerdo fue declarado “secreto” por la comuna.

    “Tenemos sospechas por varios motivos”, dijo Garlo a Búsqueda. “Es una compra secreta y directa, que supera los US$ 18 millones, a una empresa israelí, que además tiene seis observaciones del Tribunal de Cuentas”, afirmó. “Acá hay una absoluta falta de transparencia y da a sospechar que esa compra está vinculada al amiguismo”, opinó.

    Además, el edil cuestionó el rol de Rozenblum como nexo con la empresa israelí. “Sabemos muy bien que fue un prófugo de la Justicia y que ha sido amparado por el intendente Antía, tanto con las cámaras como con el International Collage”, dijo. “Hemos denunciado que Antía está amparando a una persona que tiene antecedentes muy turbios en asuntos empresariales. Por ese motivo queremos seguir investigando”, añadió. “Nos genera sospechas la vinculación del empresario con la Intendencia, y más con la constante negativa de mostrar los contratos. Da para sugestionarse”, concluyó.

    Fuentes de la Intendencia de Maldonado dijeron a Búsqueda que durante la última campaña electoral, Rozenblum presentó un plan de seguridad a todos los candidatos municipales. Sin embargo, según la versión de la Intendencia, Antía ya tenía su propio proyecto, uno impulsado y presentado por la embajadora de Israel. Las fuentes insistieron en que el plan de cámaras presentado por Rozenblum no fue el que se terminó ejecutando, y destacaron que la empresa israelí a la que se compró las cámaras tenía el aval del Ministerio del Interior.

    Consultado por Búsqueda, Rozenblum dijo que, efectivamente, el Cipemu, en convenio con la Cámara Empresarial de Maldonado, presentó el proyecto de seguridad a todos los candidatos durante la campaña municipal.­ “Presentamos el proyecto como comunidad israelita de Punta del Este interesados en el bien de la ciudadanía”, afirmó. Y dijo que Antía, después de asumir, “ejecutó” esa propuesta. “Como comunidad nos deja muy contentos de que un gobierno adopte una sugerencia ciudadana”, añadió.

    La fuga.

    De acuerdo a una nota de Folha de S. Paulo de noviembre de 2006, la familia Rozenblum lideraba desde hacía 10 años en Brasil un esquema de importación irregular, subfacturación de importaciones y fraudes en el pago de impuestos federales. Según las autoridades impositivas, la deuda de los empresarios (que tenían también un shopping, una constructora y la distribución de artículos para viaje Ika) por evasión de impuestos superaba los 150 millones de reales. El dinero obtenido con la supuesta evasión era enviado a sociedades off shores uruguayas, según la acusación del juez Moro, y luego el grupo llevaba el dinero de vuelta a Brasil como inversión extranjera en la compra de inmuebles, yates, bicicletas, motos y artículos deportivos y de viajes.

    Los Rozenblum fueron detenidos y condenados a varios años de prisión. Pero algunos meses más tarde consiguieron un traslado al Hospital de Santa Cruz por problemas de salud. Durante la madrugada de un día de julio de 2007 Isidoro salió por una de las puertas laterales del hospital y Rolando escapó por la ventana de la habitación. La Justicia brasileña no pudo esclarecer cómo consiguieron fugarse: dos policías escoltaban el cuarto. Ambos oficiales fueron detenidos, y aunque notificaron a los aeropuertos y aduanas del país, los Rozenblum escaparon a Uruguay.

    Según Veja, el dúo tenía 300 millones de reales escondidos en Uruguay, con los cuales pudieron volver al mundo de los negocios.

    Rolando Rozenblum dijo a Búsqueda que en la actualidad todos los juicios en contra suya y de su padre fueron anulados o prescribieron. “Hoy no tenemos ninguna causa abierta en Brasil. Hubo prescripción de los delitos, y la última sentencia fue de absolución, porque las pruebas fueron consideradas ilegales por el Tribunal Supremo. Todo el juicio fue desestimado”, afirmó.

    “La ley decía que un juez puede determinar una interceptación telefónica de 15 días más 15 días y yo fui escuchado dos años, un mes y 14 días. Hubo un exceso de parte del juez. Además, se trató de un feeshing expedition (expedición de pesca) y por eso fue desestimado”, afirmó.

    El empresario dijo que desde el año pasado, cuando cayó la orden de captura de Interpol, puede moverse libremente y que incluso hoy tiene visa para viajar a Estados Unidos. “Hoy no hay nada pendiente en Interpol y no tenemos ningún juicio penal. Ni en Brasil ni en Uruguay”, aseguró.

    Sin embargo, según documentos judiciales a los que accedió Búsqueda, la Justicia laboral brasileña intimó a fines de agosto a Rolando Rozenblum al pago de una multa por unos 50.000 reales en una causa vinculada a la empresa Brasil & Movimentos S.A. Al no haberse efectuado el pago de ese adeudo, la semana pasada se intimó a Rozenblum, Isidoro Rozenblum y Noemi Elpern Kotliarevski de Rozenblum a entregar bienes para su embargo. Ninguno se había presentado ante la Justicia o dado un domicilio válido, a pesar de reiteradas intimaciones para ello.

    Además, en junio la Justicia laboral brasileña comenzó un proceso de ejecución fiscal contra los Rozenblum solicitando el pago de casi dos millones de reales originaria en una deuda contraída en 2013 con la Hacienda.

    Rozenblum dijo a Búsqueda que no conoce de “ningún” juicio en los tribunales laborales de Brasil. “No tenemos deudas allí, no fui informado de eso. Puede haber algún juicio contra una empresa luego de que la vendimos, porque nosotros no quedamos con deudas pendientes”, aseguró.

    Diez años después de lo que los diarios brasileños llamaron la “misteriosa fuga” de los empresarios uruguayos, Rozenblum defiende la decisión de escapar: “No nos íbamos a seguir sometiendo a una actuación ilegal. Hay que actuar contra la ilegalidad con todas las armas que uno tenga. Y la única arma que nos restaba era esa”.