En cuanto a la distribución de edades y los resultados, Bervejillo destacó un “proceso de envejecimiento” de los ganaderos, ya que el grupo de más de 65 años abarcó el 26% del total, lo que representó un aumento de 4%, al comparar con los datos del censo del sector. En tanto, otros renglones que completan el universo de productores encuestados, como los de menos de 35 años bajó 1% y el de 35 a 65 años se redujo en 3%.
Por lo que consideró: “Estamos frente a una población de productores más viejos que en el censo” y “no hay renovación generacional”.
Porteras adentro y afuera.
Otros resultados muestran que el 25% de la fuerza laboral ganadera son los propios productores, 10% es mano de obra familiar y 65% comprende a asalariados rurales. Un poco más del 50% de los encuestados dijo tener un trabajo afuera del establecimiento y que esa labor está relacionada al agro.
Casi el 80% de las explotaciones tienen al frente a una persona física, 14% está integrado por sociedades sin contrato, sucesiones y otras formas jurídicas y 8% son sociedades con contrato y/o sociedades anónimas.
El técnico de Opypa resaltó además que el avance de la raza Aberdeen Angus es “notorio”, al igual que la “reducción relativa” de la raza Hereford en el rodeo de vacunos.
Respecto a cuestiones vinculadas al uso del suelo, Bervejillo comentó que la ganadería en la región norte se realiza casi totalmente sobre campo natural, como pueden ser los departamentos de Artigas, Rivera, Salto y Tacuarembó, y los mejoramientos de pasturas se concentran en litoral oeste y en el sur del territorio.
El 46% de los productores, que comprenden el 21% del rodeo, mantienen el toro con el rodeo de cría todo el año y el 38% de las explotaciones hacía revisión de toros, algo menos que en la encuesta anterior, dijo el técnico de esa repartición ministerial, al comparar con un trabajo publicado en 2003.
Sobre el asesoramiento de los productores para adoptar ese tipo de tecnologías, los resultados de la reciente encuesta indican que 71% recurrió a veterinarios, el resto a otros técnicos o lo hizo el propio productor.
La cantidad de productores que hacen inseminación artificial es 15%, que a su vez cuentan con el 29% de las hembras del rodeo vacuno; los que recurren a un diagnóstico de actividad ovárica de las vacas es solo 8% y a uno de preñez es 36%, que representan 76% del rodeo, parecido a lo registrado en 2003, explicó Bervejillo.
Detalló también que 46% de los productores reservaron potreros para vientres servidos, 7% realizó destete precoz, que a las vacas y vaquillonas un 53% de los ganaderos las manejan juntas y que un 19% las separan, que la tasa de destete fue de 64,5% y los meses más importantes para hacerlo son marzo, abril y mayo. Un 9% de los terneros pasan por algún sistema de destete precoz, 30% por un control temporario y 61% de los terneros no están sujetos a ningún tipo de control de amamantamiento.
Ovejas.
En la producción ovina, uno de los resultados más llamativos es que hay una menor proporción de ejemplares de la raza Corriedale y crece la participación de las nuevas razas que tienen un “aumento significativo”, entre las que figuran Merino, Texel, Ideal, Romney Marsch, Merilin, entre otras. En los años recientes el negocio de ovinos registró algunos cambios en cuanto al potencial de colocación de productos en los mercados, tanto para la lana como para la carne.
Las tendencias que marcan la demanda hacia la necesidad de lanas más finas en algunos casos pueden incidir en las decisiones de los productores. A su vez, una eventual corriente exportadora de carne en algún mercado puntual podría determinar la apuesta a tal o cual raza.
Pero un dato que generó “sorpresa” entre algunos de los participantes en la jornada del Inia fue que de todos los productores con ovinos, el 60% los tienen para producción comercial y el 40% es para autoconsumo, según los resultados preliminares de la encuesta del MGAP. Bervejillo acotó que en esos casos “no hay una tecnología demasiado arreglada” para producir ovinos.
Tras varios años de una caída en el rodeo ovejero uruguayo, que pasó de unas 25 millones de cabezas a poco más de 6 millones, este año se registró una leve recuperación de 1,7% quedando en 6,6 millones, indican estadísticas de esa cartera de Estado.
En cuanto a algunas medidas adoptadas por los productores para preparar y mejorar su producción, que están vinculadas a la reproducción de sus animales y la calidad de la lana obtenida, la encuesta permitió detectar que 31% de los ganaderos revisó los carneros que emplea para reproducir su majada, que 13% recurrió a un veterinario para cumplir esa tarea, que 35% revisó las hembras previo a la encarnerada, que 3% hizo diagnóstico de preñez y 2% hizo inseminación artificial.
Hay “un gran porcentaje” de productores que no hacen acondicionamientos de la lana, lo que ayudaría a preservar la calidad de ese producto y garantizar la cosecha y su presentación al comercializarla.
De los más de 14.000 predios encuestados, en un 11% de los casos dijeron tener perros adiestrados para el manejo de ovinos. Casi el 90% tiene perros pero no para ese propósito, conforme a los resultados.
Respecto a los predadores que perjudican a la cría de ovinos, un 42% de los productores afirmó tener problemas con zorros, perros y otros, principalmente caranchos y en menor medida con los jabalíes.
El técnico del MGAP destacó que 24% de los ganaderos fue víctima de abigeato en su establecimiento, lo que es un “número importante”, ya que “uno de cada cuatro productores” sufrió el robo en su rodeo.
Algunos resultados del trabajo sobre la contratación de servicios de maquinaria para la preparación de las tierras en los predios indican que casi el 100% es contratada, por lo que “no hay prácticamente productores que hagan ese trabajo”.
Al comparar la demanda de profesionales por parte de los ruralistas, Bervejillo comentó: “Los agrónomos estamos en el horno, (porque) los servicios de agrónomos contratados en comparación con los veterinarios es bastante pobre”.
“¡No llegamos ni al nivel de los contadores!”, advirtió.
Un capítulo priorizado por las políticas del gobierno para el agro es la adaptación al clima. En ese sentido, la encuesta reveló que 55% de los productores consideró que está preparado para enfrentar la sequía. Ese técnico apuntó que, “sin embargo, el 53% dijo que fue afectado por la falta de lluvias en el otoño de 2015”.
En cuanto a las debilidades mencionadas para enfrentar episodios de escasez de precipitaciones en el campo, los ganaderos manifestaron la falta de pasto y de agua y de dinero para hacer inversiones. Y las medidas adoptadas fueron la suplementación en el alimento del ganado, 26% de los productores optaron por vender animales y 14% decidieron sacar animales al costado de los caminos y rutas para que pudieran alimentarse.
Bervejillo aprovechó la ocasión para comentar, “como técnico de Opypa”, que esas instancias hay que “tratar de promover más”, “hacerlas con más público y con algo más de frecuencia”.
“Tenemos un equipo que con mucho entusiasmo participaría y aportaría su visión sobre asuntos del agro”, dijo.