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“Quizás demoramos en encontrarnos, pero el amor que nos tenemos y el deseo de compartir la vida juntos nos hizo pisar el acelerador a fondo”, cuenta Paula Tocce, quien dio el “sí, quiero”, junto con Diego Bertinat, en la iglesia de Jacksonville.
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Ambos son contadores de profesión y se conocieron siendo compañeros de clase durante una maestría en Finanzas. Lo que empezó como una amistad entre apuntes y trabajos en grupo se transformó una noche de fin de año cuando salieron a bailar en Punta del Este. Desde ese entonces no se separaron más.
Tiempo después, Paula llegó a su casa y se encontró con una escena que marcaría su vida para siempre: Diego la esperaba arrodillado con un anillo de compromiso en la mano. Por un instante pensó que era una broma —ese día era 28 de diciembre, el Día de los Inocentes—, pero enseguida entendió que el momento era real.
Así, en una ceremonia especial, seres queridos de ambas familias se reunieron para celebrar esta historia. La hora prevista para la entrada de la novia era a las nueve de la noche. Unos minutos antes, la iglesia estaba repleta. Los murmullos cesaron cuando la música comenzó a sonar y se abrieron las puertas. Maquillada por Julio César Camacho y peinada por Marcelo Harin, Paula caminó hacia el altar junto a su padre, Roque, mientras el vestido diseñado por Pablo Suárez y el tocado de Inés Carriquiry deslumbraban a cada paso. Un detalle significativo fue que la novia decidió utilizar el perfume de su madre, Daniela Dure, quien la esperaba en el altar al igual que los padrinos del novio, Daniel Bertinat y Lisset Avondet, y, por supuesto, el novio, Diego Bertinat, emocionado e impecable en su traje. La ceremonia, dirigida por el cura Fabián Antúnez, estuvo marcada por las emotivas lecturas de amigos y familiares cercanos. Un instante a destacar fue la entrega de los anillos por parte de la sobrina de Paula, Julia Di Martino Tocce. Cuando la nombraron para pasar, la gente inmediatamente miró hacia atrás pensando que por allí entraba, mientras que la pequeña se encontraba casi que en primera fila esperando. Luego de entregarlos, bajó la escalera con un salto que causó gracia y ternura.
El momento culminante llegó cuando Antúnez los declaró oficialmente unidos en matrimonio, seguido de su primer beso como esposos frente a una iglesia expectante que aplaudía.
Esta nueva etapa continuó con una celebración a pocos pasos de la propia iglesia, en el salón Los Olivos del Hotel Regency. Allí se realizó la fiesta, con una cuidada decoración de Pablo Bufano —experto en su área y considerado un tío de corazón por la familia— y el servicio de catering de Alicia Magariños, amiga cercana y reconocida por su sello de calidad propio e indiscutible.
La fiesta se extendió hasta casi las seis de la mañana, reflejo del espíritu alegre de la pareja, que disfruta celebrar la vida. Y como no podía ser de otra manera, pocos días después, el 7 de abril, partieron de luna de miel rumbo a Playa del Carmen, un destino paradisíaco que Paula soñaba compartir con Diego, quien aún no lo conocía.
