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Las primeras operaciones de cambio de sexo en adultos en Uruguay se hicieron en el Hospital de Clínicas hace más de 10 años, cuando la endocrinóloga María Cristina Belzarena se desempeñaba como profesora titular y directora de la clínica de Endocrinología y Metabolismo. Asistía a esos pacientes un equipo integrado por docentes de la clínica, por psiquiatras y por urólogos.
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'Se les hacían múltiples entrevistas durante dos años antes de resolver la cirugía y se crearon las primeras pautas de tratamiento. Esto es una prueba irrefutable de que nunca hubo rechazo ni discriminación social de las personas trans de mi parte ni de mis colegas sino que fuimos los primeros en abrirles nuestras consultas con intención de buscar solución a sus problemas', escribió Belzarena en una carta dirigida a colegas y amigos tras la conferencia que dictó el profesor estadounidense Paul Hruz a fines de marzo en el Sindicato Médico del Uruguay (SMU) titulada Enfoque terapéutico en niños con disforia de género.
Durante la conferencia se habló de los problemas psicológicos de estos niños (que se identifican con el sexo opuesto) y de los riesgos y beneficios de los tratamientos hormonales.
'La escasa bibliografía al respecto y los aspectos éticos de administrar estos medicamentos en niños nos motivó la muy seria preocupación por que nuestros niños pudieran recibir estos tratamientos. Tenemos experiencia en utilizarlos en distintas patologías pero no están avalados en estudios randomizados y controlados en niños sin patología orgánica', planteó Belzarena en la carta a la que accedió Búsqueda.
Pero lo que además le preocupó a Belzarena fueron las 'manifestaciones de violencia' que ocurrieron en la puerta del SMU durante la charla, donde colectivos trans reclamaron 'por creer erróneamente que se iba a tratar la disforia de género como una patología'. Lamentó también la falta de apoyo del SMU al desligarse de una postura que en realidad no existía.
No es una enfermedad, pero hay un tratamiento. 'El problema es la terminología, que es irritativa. Nos referimos a disforia de género para nombrarlo de alguna manera, pero no decimos que es una enfermedad', comentó a Búsqueda Belzarena.
'Jamás se dijo que la disforia de género fuera una enfermedad, pero existe un protocolo de tratamiento, llamado Guías de Hormonización para Personas Trans del Ministerio de Salud Pública (MSP) de 2016. Nuestro objetivo era realizar un enfoque racional y científico sobre este tratamiento que no dispone de investigaciones contundentes que lo avalen y que carece de trabajos científicos a largo plazo sobre su eficacia y seguridad', planteó a Búsqueda la endocrinóloga y exdocente Patricia Bozzo.
'Cuando los sentimientos de pertenencia a un género que no corresponde al socialmente esperado son intensos y se mantienen en el tiempo, se recomienda el tratamiento para suprimir el desarrollo puberal' en niños a partir de la aparición de las primeras señales de pubertad (que corresponden a la escala Tanner 2 en adelante: aproximadamente a partir de los nueve años en niñas y los 10 en los varones), según la 'guía clínica para la hormonización en personas trans' que lanzó en 2016 el MSP.
'Como endocrinólogos sabemos las consecuencias irreversibles de estos tratamientos, consecuencias más graves cuanto más temprano se comience con ellos', agregó Bozzo. 'Son personas que sufren, que están viviendo ellos y sus familias una situación inesperada para la cual no están preparados, necesitan de toda la contención, el respeto, el cariño y acompañamiento necesarios. Apelo a nuestra vocación médica, a seguir buscando y defendiendo la verdad científica para poder proteger el bien de nuestros niños', opinó.