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La Bajada de los Pescadores es uno de los espacios más emblemáticos de José Ignacio. Allí se fusiona la tradición de un pueblo con la modernidad del balneario en auge. El sábado 10, al atardecer, Lucía Saul caminó del brazo de su padre Álex Saul por un muelle ubicado entre los botes, las rocas y las casas que miran al mar, hasta un altar sobre la orilla, donde la esperaba Joshua Anderson, su prometido.
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Lucía y Joshua se conocieron cinco años atrás en Nuremberg, Alemania, en Adidas, la empresa que los contrató a ambos para trabajar. Mientras que él (estadounidense) es diseñador, ella se dedica al negocio de la moda. Hace dos años que viven juntos en Uruguay. El 27 de enero él la sorprendió con la propuesta de casamiento en medio de una caminata por las playas de José Ignacio, y le regaló un anillo de la joyería Catbird de Nueva York, una de las preferidas de ella. Una semana antes del festejo esteño se casaron por civil en la chacra de la familia Saul.
Varios invitados llegaron desde Alemania, Inglaterra, España y Australia, incluyendo a los padres de Joshua, David y Marie Anderson, y su hermana Abby, que llegaron de Estados Unidos para acompañarlo. Paula Wik, una amiga sueca de la pareja, condujo en inglés la celebración en José Ignacio, que estuvo repleta de dedicatorias de amor de sus familiares y amigos, y de los novios entre sí.
Lucía llevó un vestido de su madre Eliane Litwin, que la diseñadora Graciela Borges remodeló sumándole satén de seda en el top y bordes de organza. Lo acompañó con unas caravanas de su bisabuela, guantes de encaje antiguo, un tocado de flores de las mismas telas del vestido y un poncho de tul de seda que velaba el vestido. El maquillaje de Madelón Gil y el peinado de Nicolás Pintos completaron el estilo fresco, elegante y natural.
Como cierre, los novios en el altar pisaron una copa para simbolizar el amor eterno. Luego caminaron junto a los invitados hacia La Huella con el jazz de Klezmeron Orkestra acompañándolos.
El parador los recibió con su propio catering junto a la planificadora de bodas Paula Acourt, y una decoración hecha con botellas cortadas e iluminadas con velas.
Antes de sentarse a comer brindaron con champagne y bombones árabes elaborados por la abuela de la novia. La banda del Zorrito Von Quintiero y Julieta Rada, llamada Roqueo y Julieta, sorprendió a todos con su música en vivo mientras los invitados bailaron entre luces de bengala y neón.
Como la gran mayoría llegó desde el exterior para acompañarlos en su casamiento y estarán en el país unos días más, Lucía y Joshua decidieron disfrutar junto a ellos y postergar la luna de miel, que posiblemente tenga como destino las islas de Fernando de Noronha.