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Ya habían pasado las ocho de la noche cuando Nicole Bachini —1,85, pisada contundente, rulos imbatibles— apareció enfundada en un inolvidable vestido bordó en la pasarela de Lúmina, esta vez montada en el tercer piso del estacionamiento nuevo del Punta Carretas Shopping. Tal vez hablar de un vestido es poco justo. La pieza era mucho más que eso. Era un trabajo minucioso que mezclaba organza de seda, un paño de lana acabado en vinílico, un bordado a mano en pedrería. Era, después de todo, una de esas creaciones que emocionan y hacen soñar. Todo lo que se le puede pedir al mundo de la moda estaba allí reunido.
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Cuando Vivian Sulimovich y Florencia Gómez decidieron presentarse a Lúmina, el concurso que organiza desde hace una década Punta Carretas Shopping, pensaron lo siguiente: “Nos encanta lo minimalista, pero basta. Queríamos probar otras cosas, crear una colección que sorprenda, que salga de lo obvio”. Así nacieron los primeros pespuntes de Fungi, el trabajo colectivo de dos alumnas de la Licenciatura en Diseño de Moda de la ORT. Sulimovich (ya conocida por haber sido elegida para la pasarela Proyectarse en la edición de MoWeek de otoño-invierno 2016) y Gómez solo coincidieron en el último año de la carrera y con eso alcanzó para que entendieran que funcionaban a la perfección como dupla creativa. Los roles son, más o menos, así: una vuela (Gómez) y la otra aterriza (Sulimovich). “Flor tiene una capacidad manual que teníamos que explotar; es muy minuciosa en el bordado, por ejemplo. Además, ella hizo Bellas Artes y yo Marketing. Era una muy buena conjunción”, cuenta Sulimovich con su voz entusiasta.
Es viernes de mañana. La noche anterior las diseñadoras festejaron. Su colección Fungi, la que abrió la pasarela de Lúmina 11, fue elegida por el jurado como la ganadora del primer premio. Y, además, de yapa resultaron las diseñadoras elegidas por el público. El presidente del jurado Gustavo Lento —argentino, diseñador de indumentaria, docente de la Universidad de Palermo— fue irrebatible en su justificación: “Es un tipo de proyecto que puede ser tanto local como global. Incorpora al sujeto desde un paradigma distinto de belleza. Tiene una excelente mano de obra, una combinación muy interesante entre artesanato y tecnología. Además estoy totalmente seguro de que va a representar a Uruguay en pasarelas internacionales”.
El universo imaginario Fungi (en latín ‘hongos’) se enmarca en un bosque, durante la noche, cuando hay poca luz, mucha humedad y empieza a aparecer el rocío que genera reflejos y destellos de luz. Así lo soñaron sus creadoras y así se vio en la pasarela. Los materiales etéreos se mezclaron con telas más duras. Lo mismo sucedió con los volúmenes que aparecían en las mangas, con todos sus guiños a la década de los 80, y se ceñían al cuerpo en la cintura y en el torso. Muchos de los estilismos se completaron con los sombreros de Isabel Navarro que, al igual que el resto de la colección, fueron bordados a mano. El dramatismo de las piezas y el exceso de los looks remitían a los grandes nombres de las casas francesas. Había algo de Jean Paul Gaultier, otro tanto de Chanel. “Amamos a nombres como Dries Van Noten, Prada, Gucci, Gaultier”, dice Sulimovich.
El segundo premio se lo llevó “Gaia”, la colección de Agustín Petronio y Denise Rozza, de la Escuela Universitaria Centro de Diseño. “Necesitamos más diseñadores así”, dijo Lento antes de anunciar a los ganadores, y el público ya sabía quiénes serían los nombres que vendrían después. Petronio y Rozza presentaron una línea con un fuerte énfasis en la sustentabilidad, donde el algodón y la lana se mezclaban con los textiles creados a partir de plásticos en desuso. En tiempos en los que la basura es un problema grave y a solucionar con urgencia, este tipo de emprendimientos se celebran. Y si además el trabajo de las prendas es atractivo, fue realizado con técnicas artesanales y se presenta con un estilismo potente, más aún. Los miembros del jurado —que completaban las diseñadoras Margo Baridon y Camila Ferrés, el segundo premio de Lúmina 10 Anita Darracq y el presidente de la Cámara de Diseño Agustín Menini— repitieron varias veces que la decisión había sido compleja y que se había generado un debate muy sólido sobre quién se merecía ganar.
De alguna manera, y más allá de las diferencias entre ambos proyectos, Gaia y Fungi iluminan el camino del futuro de la moda uruguaya donde sustentabilidad, trabajo artesanal y tecnología aparecen, cada vez, con más fuerza. Y Lúmina, el concurso de moda más relevante que tiene el país, siempre es un espacio ideal para que ese tipo de caminos se forjen. Además es el lugar donde se ve el desenfreno, la pasión y el talento de las nuevas camadas de diseñadores. Así lo demostraron también Mercedes Mattiauda con su colección Oculta, inspirada en Delmira Agustini; Camila Laprovitera y Camila Gómez con Ramasser; y Camila Gateño y Rocío Benítez con Alquimia.