La técnica en sí misma no es un hallazgo reciente. De hecho, varias expertas la utilizan en dermatología desde hace años, pero ha sido en los últimos meses que el término se popularizó. El Plasma Rico en Plaquetas (PRP) se utiliza en diferentes áreas de la medicina, el deporte, la odontología y la oftalmología, siempre con el propósito de revitalizar, regenerar y reparar tejidos. Su uso cosmético lo han difundido celebridades como Kim Kardashian, que con su famosa selfie del “vampire facial” (“facial del vampiro”), revelaba una de las claves de su piel perfecta.
“Soy cirujana plástica pero me dedico a hacer todo lo que es medicina regenerativa, y hace diez años que realizo este tratamiento”, explicó Gimena de los Ríos. “Yo creo que la tendencia actual es de usar productos autólogos, sustancias de uno mismo, para evitar las complicaciones de todos los productos sintéticos de relleno que se están viendo ahora”. Con el PRP no hay riesgo de rechazo ni de alergia, se obtiene del cuerpo a través de una muestra de sangre y, luego de un proceso, vuelve en forma de factores de crecimiento para quitar años y cerrar heridas.
¿En qué consiste el Plasma Rico en Plaquetas?
Previa realización de una evaluación de la piel del paciente, el procedimiento comienza con una pequeña extracción de sangre que se somete luego a un proceso de centrifugación que permite separar los glóbulos blancos y los glóbulos rojos de las plaquetas y el plasma. Se descarta lo primero y se utiliza lo segundo, pues en las plaquetas están los factores de crecimiento, las proteínas implicadas en todos los procesos de cicatrización de heridas y regeneración de tejidos. “Son verdaderos mediadores biológicos naturales que se encuentran en todas las células del organismo en mayor o menor grado y determinan la regeneración o reparación celular específica del tejido donde se encuentran, donde actúan”, dijo Gladys Calabrese, dermatóloga y directora del primer centro de dermatología cosmética del país, que hace el tratamiento de PRP desde hace nueve años. “Se elige obtenerlos de las plaquetas porque son células de fácil obtención, que se consiguen a través de una pequeña muestra de sangre y, a su vez, tienen un recambio muy rápido”, agregó.
Al tratarse de un procedimiento en el que interviene la manipulación de sangre, deben darse determinadas condiciones para realizarlo. En el caso de la dermatóloga dedicada a la estética Sylvia Ibarra, la extracción se realiza en el laboratorio Fertilab. La experta solicita también al paciente test de VIH, la determinación del grupo sanguíneo y la investigación de anticuerpos para enfermedades infectocontagiosas y hepatitis. “El plasma lo recibo yo o el médico que va a hacer el procedimiento, se activa con una sustancia que se llama cloruro de calcio y se aplica mediante la técnica de mesoterapia a nivel intradérmico”, detalló la experta.
En el consultorio de De los Ríos es un hemoterapeuta quien hace la extracción y procesa la sangre. Calabrese también realiza el procedimiento completo en su centro médico, con personal médico especializado, en un gabinete específico para este fin que constituye “un ambiente adecuado, con todas las medidas de higiene y de bioseguridad necesarias”. En ese mismo espacio se procesa la sangre y se aplica el producto resultante; “todo delante del paciente”, aclaró.
¿Cómo funciona en el rostro?
El PRP puede utilizarse tanto en forma preventiva como terapéutica. “A una persona joven le puede resultar un tratamiento ideal para mantener esas características tan propias de una piel joven: la lozanía, la tersura, la suavidad, el brillo, y realmente se transforma en una técnica de biorrevitalización muy importante. Cuando hablamos de terapéutico es porque también sirve para reparar, regenerar y corregir múltiples lesiones o alteraciones que va sufriendo la piel, o el propio proceso de envejecimiento por la edad y por un montón de factores tanto exógenos como internos”, explicó Calabrese.
Ibarra lo recomienda para todas las personas que quieran rejuvenecer su piel porque es “una bioestimulación autóloga”. “Estimula las células encargadas de sintetizar colágeno y por otro lado también reordena el funcionamiento de otras células de la piel”, resumió por su parte De los Ríos. “El efecto biológico es donde tú lo coloques. Si lo colocás en un tendón lesionado o en una lesión de un ligamento que hay que reparar, como sucede en las lesiones deportivas, estimula la cicatrización de la reparación. Es una técnica para estimular la regeneración celular”.
Es decir que el PRP puede utilizarse también en forma tópica para estimular la cicatrización en tratamientos de úlceras o quemaduras y afecciones de piel tipo eczemas; “ahí da muy buen resultado también”, dijo Calabrese. La experta explicó que puede aplicarse en dos niveles: con mesoterapia, que es la forma intradérmica superficial, y otra a nivel más de dermis profunda. En el primer caso sirve como vía de revitalización general de la piel, para mejorar el color y dar brillo, lozanía y turgencia; al aplicarlo más profundo se pueden trabajar arrugas, estrías, marcas y cicatrices posacné, posvaricela y hasta poslifting. “Nosotros lo aplicamos a nivel intradérmico para ayudar a todo lo que es arrugas y líneas de expresión y mejorar la calidad de la piel, y para el color, la turgencia, la elasticidad y la luminosidad, y en la misma sesión hacemos unos vectores de aplicación profundos: nos vamos a la dermis profunda y con eso ayudamos lo que tiene que ver con el tono y la flacidez, así que no hacemos solo mejoramiento de calidad de piel, sino que hacemos remodelación también, sobre todo cuando hablamos de rostro y cuello”. La dermatóloga aclara que el PRP no debe confundirse con un tratamiento de relleno. Lo que es en realidad es un tratamiento de bioestimulación, revitalización y reparación de la piel.
¿Cuántas sesiones?
En este punto (como en la mayoría) depende del profesional. “Hay distintos protocolos —explica Ibarra—, pero básicamente estamos todos de acuerdo en que hay que hacer un tratamiento de ataque más seguido, con una sesión al mes durante tres o cuatro meses, y luego se puede hacer una cada seis meses como mantenimiento”. Según la dermatóloga, “una sesión sola puede mejorar la piel, pero no aporta un cambio tan importante”.
De los Ríos suele proponer el PRP combinado con otras técnicas. “Hacemos primero una evaluación mediante un test genético de piel que da distinta información: cómo estás degradando el colágeno, qué daño solar tenés, cómo están esos mecanismos de reparación y si tenés el estrés oxidativo aumentado, y a base de todo eso y a qué principio activo te está faltando te hacemos un plan”. Además de la combinación de tratamientos, en el consultorio de De los Ríos recetan un nutracéutico (un comprimido) con la sustancia que le esté faltando al paciente, y una crema o serum también a base de sus necesidades puntuales. “Es un tratamiento absolutamente personalizado”, dijo.
Según Calabrese, no hay un número exacto de sesiones. “En nuestra clínica va a depender mucho de la edad del paciente, del sexo, del tipo de piel; por eso, la evaluación por un médico especializado es tan importante. Si lo hacemos en forma preventiva en una persona joven, capaz que se hace una sola aplicación al año, y si lo hacemos como tratamiento, tratando de reparar algo o recuperar la calidad de la piel, pueden ser dos sesiones al año, máximo tres. Generalmente, es una aplicación cada seis meses, solo cuando es mucho el daño a corregir se puede llegar a hacer una cada cuatro meses. Por lo general son pocas sesiones y con intervalos muy respetables”, explicó la dermatóloga.
Ventajas y resultados. Todas las especialistas coinciden en que la técnica practicada de la forma adecuada y en manos especializadas es inocua, no puede provocar alergia ni rechazo en el paciente por su cualidad autógena (los factores de crecimiento son propios y únicos en cada persona) y no tiene contraindicaciones. No requiere reposo ni llega a ser dolorosa. La única salvedad que hizo Calabrese es la importancia de un análisis de la semiología de la piel en personas que hayan tenido tumores cutáneos, pues en esa zona específica conviene no aplicar el PRP.
En cuanto a los resultados, el efecto empieza a verse a los 30 días de realizado el tratamiento. “Hay dos resultados: uno que se ve en forma inmediata, pero que más que nada es producto de la inflamación que se provoca por los pinchacitos al aplicar el producto. Esa aplicación mejora el aspecto de la piel; la paciente siente la piel tensa y eso también ayuda a que se sienta mejor. Pero el verdadero resultado de la estimulación empieza al mes y dura hasta cuatro meses”, aseguró Ibarra.
En su experiencia, Calabrese dice que el PRP se usa sobre todo en cara, cuello, escote y dorso de manos, y que al aplicarlo para la revitalización general de la piel, 95% de sus pacientes se manifiestan “supersatisfechos con la mejora en el aspecto, en la tersura, textura, en el brillo y en la luminosidad”. Al aplicarlo en forma más profunda se puede trabajar también a nivel subcutáneo, por lo que es una opción efectiva para el tratamiento de celulitis y flacidez corporal.
Según datos de De los Ríos e Ibarra, cada sesión de PRP ronda los 400 dólares.