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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáHace un tiempo, en un congreso del Pit-Cnt, dijo a los trabajadores que tenían que ir al teatro, porque uno sale mejor persona de lo que entra. ¿Por qué?
Voy unas 50 veces al año. Porque en una hora y media te cuentan una historia polémica, rica, transformadora. Después, te hace debatir con tu mujer y con el entorno sobre la profundidad de las personas y el mensaje. Ingresas a un mundo cultural que te lleva a ver la vida de manera diferente. También voy al cine, pero si yo fuera el que decide, siempre iría al teatro.
¿Qué cine le gusta?
(Pedro) Almodóvar, y también cine argentino, me gusta mucho Ricardo Darín. Cine argentino y cine nacional te diría que vi casi todo. El cine nacional deja muchas cosas de nuestra forma de ser. Lástima que a nivel comercial no le damos la difusión suficiente.
¿Actuó alguna vez?
No, es como con el fútbol y el Carnaval: me gusta verlo desde la tribuna. No hice Carnaval ni jugué muy bien al fútbol, pero jugué fútbol de salón en el Club Victoria en Jacinto Vera, donde nací. Todos decían que jugaba bien, pero tan bien no jugaba porque no seguí. Era lateral.
Pertenece a un gremio como la FUM, donde las mujeres son mayoría. ¿Cómo es trabajar con tantas mujeres?
Siempre me resultó muy positivo. Mi militancia comenzó con siete mujeres y dos varones en la directiva. Es un gremio castigado porque está conformado en 80% por auxiliares de servicio que tienen condiciones precarias de trabajo y salarios bajos. Después de 30 años me enorgullezco de pertenecer a ese sindicato.
En el Pit-Cnt, por el contrario, son mayoría los hombres. ¿Dónde se siente más cómodo?
Si no hay mujeres son organismos más vulgares. Se pierde la profundidad y empiezan debates más vulgares. No lo digo por ser políticamente correcto. En el secretariado de mi sindicato son 13 mujeres y dos varones. Y en el Pit-Cnt tengo la ecuación exactamente al revés. Me parece que una ecuación más equilibrada en cualquiera de los dos casos es mejor.
Tiene formación católica y se considera cristiano. ¿Habla con Dios?
Muchas veces, no sé si él me escucha todo lo que yo quisiera, pero no me quejo, si en algo me va mal no le echo la culpa a Dios. Creo que en el pensamiento humanista cristiano hay valores que se deben rescatar. Me identifico con el discurso del papa Francisco. Siento que me hizo mejor tener una formación cristiana que no tenerla.
Durante años usó la misma campera de jean. ¿Por qué la abandonó?
Porque me la robaron, si no, seguiría con ella. No siempre fue la misma, era el mismo modelo. Pero cuando me la robaron alguien me regaló otra y ahí cambié. Tenía mucha identidad.
¿Es cierto que se levanta temprano para leer?
Todas las mañanas. Leo mucha política, ensayos. Leo los diarios porque tengo que estar informado y después leo libros una hora y media. Hay determinados comportamientos sociales de los que no podés estar ausente. Si 300.000 uruguayos miran a (Marcelo) Tinelli no podés no saber qué es. Estudiar los fenómenos que son populares debería ser una tarea del dirigente sindical.
¿Y después cómo sigue su día?
Tengo diez u once horas de militancia. A eso de ocho y media, nueve de la mañana, llego al Pit-Cnt. Y estoy hasta la noche acá o en la FUM. A veces paso por Primaria. También me gustan el fútbol y el básquetbol, soy fanático de Goes.
¿Qué hace los fines de semana?
A veces tengo FUM, porque se reúne los sábados. Si no, voy a la feria, es algo que no dejo de hacer. Ahí se habla con la gente, vas viendo lo que siente. Y además tengo devoción por coleccionar cosas antiguas, por eso voy a las de Larravide, Tristán Narvaja, La Teja.
¿Qué colecciona?
Medidas de bebidas es lo que más me gusta. Eso también me ha llevado a comprar sopletes, algún primus, botellas viejas, planchas, una máquina de tejer. Mi mujer dice que tengo síndrome de Diógenes, pero no tengo. Me robaron algunas y sentí que se llevaron parte de mi alma. Algunas las reparé porque fui mucho tiempo soldador, pulidor y bañador en oro y plata. No las pulo porque les conservo la vejez que tienen, ni les quito las abolladuras.
¿Cómo se lleva con las tareas del hogar?
Cocino todas las noches, salvo que llegue muy tarde. Tengo como 170 libros de cocina. Me gusta la cocina croata, por el lado de mi madre soy Koscet, que es de origen croata. Pero hago lo que venga. En una casa el aroma a comida unifica, y yo trato de tenerlo. Por eso consigo condimentos que acá no hay. Si alguien del Pit viaja le pido alguno.
En verano va a Los arrayanes, frente a Mercedes. ¿Qué le gusta de ese lugar?
Ahí nació mi mujer, con la que hace 12 años estamos en pareja. Es un lugar muy tranquilo, hay pajaritos y tenés el río para cruzar a Mercedes. También amo el Fortín de Santa Rosa. Mi padre compró el terreno en 1975, un año después lo destituyeron del Poder Judicial. Construir esa casita fue un sacrificio terrible, es un lugar que mi madre conserva y los fines de semana de setiembre a enero trato de ir. Voy siempre a cortar el césped.
Dicen que es uno de los dirigentes sindicales que mejor se visten. ¿Quién le elige la ropa?
Compro la ropa en la feria. Es todo usado, hay gente rica que tira la ropa muy nueva. A veces cuando llego a mi casa mi mujer me dice que son cosas de marca. A mis amigos siempre les digo que ropa no me compren, porque tengo mucha y ninguna la compro en una tienda. Salvo excepciones, como mi madre, porque a ella no le gusta que me compre ropa en la feria y me regala. Yo también regalo a mis amigos ropa de la feria. No sabés los zapatos que consigo.