¿Qué extraña de su vida en San Isidro?
Nombre: Guillermo Montenegro Edad: 53 Ocupación: Embajador argentino en Uruguay Señas particulares: Anda en bicicleta por la rambla, se hizo hincha de Old Boys y Peñarol, le gustan los cuentos de Horacio Quiroga
¿Qué extraña de su vida en San Isidro?
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEstar más cerca de mis hijos. Ellos se quedaron estudiando, una en facultad y dos en el colegio. También extraño la vida con mis amigos. Ceno con mis compañeros de colegio los martes a la noche desde hace 20 años. A veces prendo el teléfono para opinar de alguna cosa que están hablando. Pero la vida es muy parecida, no siento que me haya ido de mi casa. Me siento muy contenido por la ciudad, los uruguayos, por mi trabajo. Además, San Isidro es muy parecido a Carrasco (donde está la residencia del embajador).
¿Cómo era su relación con Montevideo antes?
Tenía amigos por el rugby, por lo cual vine muchas veces de chico. La 18 de Julio para mí era conocida, igual que Carrasco, porque estaban los clubes de rugby. Veníamos y nos alojábamos en lo que hoy es Sofitel. Además tengo amigos argentinos que se vinieron a vivir a Punta del Este.
¿Qué plan no tradicional recomienda para hacer en Argentina?
Trato de generar que no vayan solo a Buenos Aires. Me gustan mucho Tucumán, Jujuy, Mendoza, Catamarca. Cuando vas a esos lugares encontrás holandeses, belgas, alemanes. Ellos hacen 15.000 kilómetros para venir y yo estoy a dos horas y no vine. También en Buenos Aires hay lugares que me encantan: soy muy fanático de Boca, así que ir a comer con mis hijos a La Boca y después ir a La Bombonera es algo que recomiendo.
¿Cómo fue la experiencia de recorrer parte del norte argentino con sus hijos?
Me encantó. Tengo muchos amigos tucumanos. Por uno de ellos conocí Tafí del Valle. Ahí lo lindo es observar la naturaleza, y además ver lo chiquito que sos. Hay lugares que me gustaron mucho, por ejemplo Purmamarca (Jujuy), donde se pudo hacer el cierre de campaña de Mauricio (Macri).
¿Qué conoce de Uruguay?
Fui a Rocha, y también a Treinta y Tres a ver una obra de teatro en la que actuaba Juanita Viale. Y después obviamente que Colonia y Carmelo. Me estoy debiendo un recorrido con los chicos.
¿Acá también anda en bicicleta, como hacía en Argentina?
Sí, mucho. Me traje mi bicicleta de ruta. De mañana voy de Carrasco al Puerto y vuelvo. Son cerca de 40 kilómetros, después me baño y vengo (a la Embajada).Hay días en los que de mañana juega al golf… Sí. Tengo la deformación de levantarme muy temprano, entonces tengo que generarme actividad. Empecé a jugar porque necesitaba caminar y así hacía ejercicio aeróbico. No soy un buen jugador de golf, soy un buen caminador de cancha.
Antes de ser embajador fue fiscal y juez federal y luego ministro de Seguridad de la ciudad de Buenos Aires. ¿En cuál de todas esas ocupaciones se sintió más a gusto?
A cada una se le saca algo muy bueno. No puedo decir cuál fue la mejor. Lo mejor es siempre lo que está por venir. Hoy estoy disfrutando el trabajo como embajador, y también disfruté el trabajo de ministro, el de juez, de fiscal. Extraño cosas de cada lado.
Llegó tarde a la política de la mano de la hoy vicepresidenta Gabriela Michetti. ¿Se considera sapo de otro pozo?
Ya no soy nuevo en la política. Además, al ser ministro de Seguridad de un gobierno de la ciudad opositor a un gobierno nacional, hice un curso acelerado. Ahí cada hora vale diez.
Nació en Mar del Plata. ¿Veranea allí?
En verano la ciudad es compleja por la cantidad de gente. Siempre voy, en algún momento del año me escapo. Ya no tengo familia allí, tengo a mis compañeros de la Primaria, así que me sigo juntando con ellos. Es un lugar maravilloso fuera de temporada.
Jugó al rugby hasta los 40 años. ¿Qué extraña de esa vida?
Todo. Envidio a los jugadores. A mis hijos les digo “disfruten de cada minuto de esto”. El deporte en conjunto me parece maravilloso, podés compartir alegrías, tristezas, fracasos, te marca para la vida. Extraño el entrenamiento, el olor en el vestuario, los terceros tiempos con ocasionales rivales.
Acá, además de ir a ver a Los Teros, se hizo hincha de Old Boys. ¿Cómo fue?
Hay dos razones: primero, por uno de los entrenadores, Gonzalo Amaya. Es argentino y yo tenía relación con su hermano. A mí la vida de club me gusta, necesitaba uno acá. Y además uno de los chicos que trabaja conmigo (Alejo Corral) jugó en Los Teros y en Old Boys. Me queda cerca de casa, hay amigos, gente en común. No lo pensé más. Eso te genera una actividad social divertida.
Fue al partido de despedida de Alvaro Recoba. ¿Va a ver fútbol aquí?
Fui a ver Peñarol-Huracán por la Copa Libertadores. Me hice de Peñarol. Si bien dicen que históricamente los clubes eran al revés: Boca con Nacional y River con Peñarol, me siento más identificado con Peñarol.
¿Conoce algo de literatura uruguaya?
Arranqué leyendo a Horacio Quiroga, con “Cuentos de la selva” y “Cuentos de amor, de locura y de muerte” en el liceo. Me impactaron. “El almohadón de plumas” lo leí de chico y cada vez que veía la almohada me impactaba. Después leí todo lo de él, las descripciones me parecían apasionantes. También leí cosas de (Eduardo) Galeano. Tuve la oportunidad de conocerlo cuando era juez federal. Una de las investigaciones que tuve era del Plan Cóndor y otra del robo de bebés, y él estaba como querellante. La historia uruguaya la estoy empezando a estudiar con detalle, si bien tengo la generalidad. Eso me gusta mucho.elena risso