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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEl fútbol uruguayo es predecible: casi siempre el campeón es Nacional o Peñarol. Es un fútbol pobre, con equipos que deben sueldos a sus jugadores, y otros con instalaciones paupérrimas para un deportista profesional. Cada año suben de la B clubes que —salvo contadas excepciones— pasan sin pena ni gloria por la Primera División y solo son noticia cuando le ganan a alguno de los grandes.
Esa parecería ser, a priori, la situación de Torque, una institución que debutará el próximo fin de semana en el torneo Apertura después de convertirse en el campeón de la B. Sin embargo, este club tiene algunas características que lo hacen distinto. Para empezar, su corta vida: fue fundado en 2007 por uruguayos que decidieron volver al país. Y así, sin historia, trofeos ni socios, el año pasado fue comprado por el City Football Group (CFG), el millonario grupo inversor extranjero dueño del poderoso Manchester City que dirige Pep Guardiola.
Además del Manchester City, el CFG es propietario de equipos de otros países: New York City de Estados Unidos, Melbourne City de Australia, Yokohama F. Marinos de Japón y Girona de España. A esa lista selecta se suma ahora el joven Torque. “La inversión en Torque permite a CFG aprovechar la conectividad existente en el país y ayuda a expandir las opciones para desarrollar el talento local uruguayo y sudamericano”, consignó el grupo en su página web.
De todas maneras y a pesar de ese imponente respaldo empresarial, Torque tiene algunas particularidades que lo hacen propio de un fútbol tan especial como el uruguayo. No tiene web, su teléfono no figura en la guía de Antel, y si se lo busca a través de la página de la Asociación Uruguaya de Fútbol, aparece un número en el que siempre atiende un contestador.
Para comunicarse con Torque hay que apelar a una costumbre uruguaya: preguntarle a un conocido el nombre y el contacto de algún dirigente. Con esos antecedentes, el panorama de lo que se podía encontrar en el complejo del club en la zona oeste de Montevideo no prometía demasiado.
Sin embargo, la situación es otra. Se trata de un complejo de más de siete hectáreas, ubicado cerca de la Ruta 1 y camino Tomkinson, que comenzó a construirse en 2008, cuando Torque estaba en manos de uruguayos. Tiene cuatro canchas de césped y una sintética en construcción. Al lado de ella se encuentra un gimnasio precario instalado en una carpa, que cuenta con equipos básicos. El objetivo es edificar uno más profesional en el corto plazo.
En el predio se levanta una única construcción de ladrillo con el logo del club. Adentro funciona el comedor, que consiste en un espacio con sillas y mesas de plástico cubiertas de bandejas con bananas y manzanas. Al costado se encuentran los prolijos vestuarios de los jugadores y del cuerpo técnico. Todo es simple y despojado, pero no falta nada de lo necesario para entrenar. Durante las prácticas conviven en el lugar jugadores, cuerpo técnico, equipo de sanidad y encargados del club.
MOMENTO DE FUERZA. La historia de Torque comenzó en 2007, cuando Raúl Aquino y Sonia Reynoso, una pareja de uruguayos radicados en México desde hacía mucho tiempo, decidieron volver al país con ganas de invertir en algo. “La idea surgió durante el transcurso de la Copa América de Venezuela. La mentalidad fue siempre hacer algo diferente, de tener un club sin vicios”, contó Pablo Nikitov, uno de los fundadores del club, al diario argentino La Nación.
En la noche del 26 de diciembre de 2007, en un baño del Mercado del Puerto, se bautizó el proyecto como Torque. “El nombre lo elegí yo. Soy técnico electromecánico y Torque significa un momento de fuerza”, dijo Mauricio Yaurreche, quien fuera el primer entrenador del club, al diario argentino.
El primer paso fue anotarse en ligas amateurs y desde ellas fueron subiendo varios escalones. En 2012 salieron campeones de la Segunda División amateur y en 2013 Torque llegó a la Segunda División profesional (la B). Ese año casi logra el ascenso a Primera, luego de dos partidos contra Miramar Misiones, donde empataron el primero y perdieron el segundo luego de una final polémica con penal no cobrado incluido.
El 25 de noviembre de 2017, Torque salió campeón de la B después de ganarle 2 a 1 a Canadian en el Parque Alfredo Víctor Viera, cancha que pertenece al Montevideo Wanderers y que el equipo utilizaba cuando era local. Unos días antes el equipo ya se había asegurado el ascenso a Primera después de empatar 2 a 2 con Oriental de Canelones.
En sus once años de vida, y antes de que llegara el grupo extranjero, Torque vendió dos jugadores al exterior. Uno es Jonathan Álvez, el futbolista más destacado en la breve historia del club. Pasó de Torque a Danubio, luego al fútbol portugués y después al ecuatoriano, con una elogiada actuación en el Barcelona de Guayaquil, incluyendo su desempeño en la última Copa Libertadores. El otro es Nicolás Milessi, que también pasó a Danubio, desde la Curva de Maroñas fue al Plaza Colonia campeón del Clausura del 2016 y ahora está en el Al-Hilal de Arabia Saudita.
OBJETIVO REGIONAL. En marzo del año pasado, Torque recibió un imponente espaldarazo económico —y también de imagen— cuando pasó a manos del poderoso CFG. Si la llegada de un grupo inversor de esas características al fútbol uruguayo resultaba sorpresiva, el hecho de que optara por invertir en un club con apenas diez años de vida y de la Segunda División era casi disparatado.
Pero hay varios factores que explican ese negocio. Uno de ellos tiene que ver con Luis Bruno, actual director gerente del club. Bruno —un productor agropecuario con una extensa trayectoria como directivo de Nacional en los años en que Ricardo Alarcón fue presidente— había tenido un primer contacto con el grupo inversor cuando intentó llevar adelante “un modelo de negocios diferente” en las formativas tricolores, recordó a galería.
Los contactos quedaron en la nada y en 2015 —con Bruno ya alejado de Nacional— el grupo volvió a poner la mira en Uruguay. Se contactaron con Bruno y también empezaron a conversar con distintos estudios jurídicos para ver qué club uruguayo podía ser adquirido. “Se hizo una búsqueda entre los equipos de Primera y Segunda y se decidieron por Torque porque era un club que al ser manejado por pocas personas tenía una rápida definición y en el que estaba todo por hacer”, dijo Bruno.
Un negocio de esas características no podría haberse concretado con uno de los clubes grandes. Por ejemplo, para comprar Nacional, hubiera sido necesario cambiar los estatutos del club. En este caso, el CFG adquirió la totalidad del activo profesional de la sociedad civil Torque. También tenía que ser un club que aceptara que una vez que el grupo inversor pusiera el dinero pasara a ser este el que tomara las decisiones, tanto económicas como deportivas.
El CFG se interesó en Uruguay por varias razones. Para empezar, su historia futbolística y ser lugar de nacimiento de algunos de los jugadores más destacados del momento, especialmente Luis Suárez y Edinson Cavani.
También incide su ubicación geográfica. “Ellos entienden que el fútbol está globalizado y que América Latina es uno de los lugares en el que se generan mayor cantidad de futbolistas. Y dentro de América se destacaban Brasil, Argentina y Uruguay”, dijo Bruno. “Uruguay tiene tres mil partidos por fin de semana de chicos menores de 13 años. Tiene el porcentaje per cápita de mayor cantidad de jugadores en el exterior. Está todo por hacer”, agregó.
Hay otro elemento que ayudó al grupo a inclinarse por el país: “Uruguay tiene el soporte jurídico que ellos buscaban”, dijo Bruno. Para contemplar todos los aspectos legales, el CFG trabajó con tres estudios jurídicos: González Mullin, Kasprzky & Asociados en la parte deportiva; Guyer & Regules en el asesoramiento jurídico, y Tesouro en la parte económica, financiera y tributaria.
Un negocio de estas características genera cierta suspicacias y es inevitable que sobrevuele la idea de que detrás de él pueden existir intereses vinculados a actividades turbias, como la utilización del club para hacer pases puente de futbolistas de dudosa legalidad, o incluso lavado de dinero.
Al ser consultado sobre ese punto, Bruno lo rechazó de plano. “El fútbol está bajo la lupa. Acá hay un realidad: uno vive en Uruguay, se crio en Uruguay, tiene una trayectoria comercial de muchos años en un rubro como la agropecuaria. Esta sociedad anónima deportiva está asesorada por los mejores estudios jurídicos del país y está auditada por una empresa internacional”, dijo. “No nos olvidemos de que la cabeza de todo esto es el City Group. Es la de mayor valor en el mundo, está conformada por un jeque de Abu Dabi, y tiene operaciones tangibles en todo el mundo”, agregó.
ELLOS DECIDEN. El CFG financia el cien por ciento del presupuesto de Torque. Y por presupuesto se entiende todo: desde el sueldo de los futbolistas hasta las frutas que comen al término del entrenamiento, pasando por obras y cuerpo médico.
Bruno dice que el 8 de cada mes los futbolistas cobran en tiempo y forma, algo bastante atípico para el empobrecido fútbol uruguayo, donde las deudas de los clubes con los jugadores por salarios crecen mes a mes. Hace algunos días el suplemento Referí de El Observador publicó que Torque adeudaba casi 17.000 dólares por atrasos salariales a futbolistas. Según Bruno, no son deudas con futbolistas actuales, sino que se trata de reclamos que hicieron exjugadores del club.
Cuando el CFG tomó las riendas del club, el funcionamiento interno de la institución cambió. Aquino dejó la presidencia para pasar a ser socio fundador y hoy a Torque lo comanda un Directorio de cinco personas compuesto por Bruno (que viaja dos veces al año a Manchester) y cuatro extranjeros, que se ocupan de la organización y administración de la institución. Otras dos personas tienen a cargo la dirección deportiva, siguiendo los lineamientos económicos generales que llegan desde el exterior.
El presupuesto lo fija el Directorio y lo decide el CFG, al igual que ocurre con los otros clubes del grupo inversor. Bruno no quiere hablar de cifras. Dice que es comparable con el de “un club medio de primera”.
LOS QUE JUEGAN. El año pasado, Torque ascendió de la mano del entrenador Paulo Pezzollano —actual técnico de Liverpool— y ahora será dirigido por Pablo Marini, un argentino con experiencia en su país y en México, quien también estuvo en Manchester reunido con el grupo dueño del club.
Marini es de pocas palabras y no parece estar muy interesado en hablar con los medios. El día que galería visitó el complejo y pidió para hacerle fotos, Marini no quiso posar con el plantel argumentando que tenía una reunión de trabajo con sus colaboradores.
Además, durante la práctica tampoco permite sacar fotos al plantel. No quiere que se muestren las figuras tácticas que planifica en la cancha porque cree que eso puede dar ventaja a sus rivales. Esa precaución parece un poco excesiva, teniendo en cuenta que a metros de la cancha es difícil identificar a la mayoría de los futbolistas del equipo, porque, salvo excepciones, son jugadores muy jóvenes y prácticamente desconocidos.
Bruno repite una muletilla que es bastante escuchada en el fútbol: la estrella del equipo es el propio equipo. Con eso quiere decir que no hay nombres rimbombantes en el plantel de Torque, compuesto en su mayoría por jóvenes de 19 a 27 años.
Hay tres “experientes” de 30 años: Álvaro Brum, Martín Bonjour y Leandro Ezquerra; y dos futbolistas con participación en los procesos de selecciones juveniles, que son Leonardo Pais y Mathias Cubero. También figuran algunos extranjeros, como el juvenil argentino Matías Roskopf que llegó a préstamo de Boca Juniors, su compatriota Valentín Castellanos, y el venezolano Nahuel Ferraresi. Estos dos últimos estuvieron practicando en Manchester durante el receso deportivo.
La juventud no solo se ve en el plantel sino en el resto del club. Son jóvenes los utileros —que están obligados a estudiar—, el encargado de logística y el cuerpo médico que encabeza la doctora Daniela Fernández (32 años), grado 3 en Medicina Deportiva, que antes estuvo en Canadian y Villa Española y hoy también se ocupa de la sanidad de las formativas de Defensor.
En Torque hay unos 180 futbolistas. Entre Primera y Tercera son unos 60. El resto está compuesto por formativas de preséptima a cuarta. “Cuando vinimos había dos categorías y un día no se podía formar un plantel porque había cuatro chicos que estaban detenidos porque habían estado robando la noche anterior”, recordó Bruno.
Las formativas de Torque se entrenan en un complejo construido especialmente para ellos ubicado en la ruta Interbalnearia. Quisieron llevarlos a ese lugar porque el complejo de Torque, en la zona de Paso de la Arena, está ubicado en una zona de difícil acceso en materia de transporte.
Según Bruno, el club presta especial atención a la formación y cuidado de los futbolistas. También destacó lo que considera otra de sus prioridades: la responsabilidad social. Para eso tienen convenios con la Fundación Impulso y chicos de esa institución pueden sumarse al club.
SOCIOS GRATIS. A ese tipo de acciones hacia adentro se suma otro objetivo de Torque hacia afuera: generar socios que se identifiquen con la propuesta. En un país donde se nace de Nacional o de Peñarol, hacerse hincha de un club de diez años no parece ser una alternativa demasiado atractiva para los futboleros. “Si querés ser diferente, tenés que hacer cosas diferentes. A eso apostamos con la campaña de socios. Nuestro plan estratégico es tener una buena comunicación y un equipo que juegue bien”, agregó. Bruno no quiso decir la cantidad de socios que tiene el club, pero comentó que no se les cobra por estar afiliados.
Torque tiene previsto apostar a Twitter e Instagram para generar simpatías entre el público futbolero. En la primera de las redes tienen más de 4.300 seguidores; en la segunda, más de 3.700. El equipo chico, que llega de abajo, siempre genera simpatías si las cosas salen bien. Pasó hace unos años con Plaza Colonia, que gracias a un digno desempeño —que incluyó campeonato Clausura con vuelta incluida en el Campeón del Siglo ante Peñarol— y una creativa cuenta de Twitter despertó interés entre el público futbolero.
En lo deportivo, Bruno tiene claro cuál es el objetivo de Torque: “Que no sea un club que sube y baja”. Nadie sueña con salir campeón, sino que el objetivo es mantener la categoría y no caer rápidamente de nuevo a la B.
A diferencia de lo que ocurre con otros equipos ascendidos, Torque no depende de la venta de entradas contra Nacional o Peñarol para subsistir. Tampoco, dice Bruno, de lo que reciba por derechos de televisación para pagar los sueldos. Ese dinero se suma a lo que ya está fijado desde el CGF.
En la camiseta de Torque solo aparecerá un sponsor principal, que aún no está definido si será local o una firma internacional que acompañe al resto de los equipos del CFG. Con respecto a Antel —sponsor de todo el fútbol uruguayo— se podrá ver su logo en una de las mangas y no en el pecho de la camiseta, como hacen otros cuadros.
Hasta el año pasado, Torque jugaba con una camiseta celeste con una cruz azul atravesada en la parte delantera. Este año será toda celeste, pero en su caso no tiene ninguna relación con el color de la camiseta uruguaya, sino que es el mismo que utilizan sus “hermanos mayores” de Manchester, Nueva York y Melbourne.
El jeque que ama el fútbol y los caballos
El hombre fuerte detrás del City Football Group (CFG) es Mansour bin Zayed Al Nahyan, un jeque petrolero de 47 años medio hermano de Jalifa bin Zayed bin Sultan Al Nahyan, mandatario de Emiratos Árabes. Apasionado por el fútbol, en 2013 creó el CFG como forma de convertirse en una marca internacional en el mundo del deporte. En 2008 ya había comprado el Manchester City, uno de los cuadros más importantes del mundo, que hoy dirige el exentrenador del Barcelona Pep Guardiola. En su país es dueño del Al-Jazira Sporting Club.
Además del fútbol, su otra gran pasión son los caballos y es considerado uno de los mejores jinetes de Emiratos Árabes, contó La Vanguardia de Barcelona. “Su aparente discreción (...) es imposible que la mantenga cuando navega junto a sus dos mujeres y cuatro niños con el Topaz, un yate de 147 metros de eslora, 33 menos que el de su hermano Jalifa, el Azzam, el más grande del mundo (180 metros)”, describía un articulo del diario, en el que también se decía que entre sus excentricidades cuenta con un submarino y una colección de autos deportivos.
“La seguridad para Mansour es primordial, como lo demuestra el hecho de tener una suite a prueba de explosivos o disponer de un sistema de defensa antimisiles. Se dice que mantiene una amistad con Barack Obama, y su relación con España es una finca de 8.300 hectáreas que compró en 2015 en la provincia de Badajoz, presumiblemente para realizar una explotación agropecuaria dedicada a la cría y exportación de carne de cordero halal, sacrificada tal como rige la ley islámica”, agregó La Vanguardia.
El jeque tiene su propia petrolera y es el presidente del fondo Internacional Petroleum Invest-ment Company. También es dueño del 32% de Virgin Galactic, una compañía que desarrolla vuelos espaciales.
Debut contra Nacional
El próximo sábado 3, Torque debutará en Primera y será en un partido que no pasará inadvertido: será local ante Nacional. Para este campeonato el equipo jugará de local en el estadio Casto Martínez Laguarda de San José, pero esa cancha no estaría habilitada para recibir a los clubes grandes. Por lo tanto, para jugar contra Nacional utilizará el Estadio Centenario.
Torque no tiene lugar para que sus jugadores se concentren antes de los partidos, por eso se llegó a un acuerdo con un hotel de la zona de Tres Cruces para que se alojen en sus instalaciones antes de los partidos