Los primeros días de esta semana tuvieron copiosas lluvias. Algunos se quejaron porque el agua canceló espectáculos y estropeó eventos al aire libre. Otros miraron aliviados el panorama porque su producción agropecuaria depende de ese factor climático.
Para varios actores del sector energético, las lluvias permiten mitigar la complicada situación que vive el país en materia de costos de generación y, aunque los cortes compulsivos de electricidad son descartados por el gobierno, hay quienes son escépticos de que se logre pasar este invierno sin medidas restrictivas en el sector privado.
Pero para el director Nacional de Energía, Ramón Méndez, esa concepción se debe a “falacias” y “malos recuerdos del pasado” que “marcan una idiosincrasia” en materia energética que “ya no tiene lugar”.
“Entiendo la idiosincrasia de los uruguayos; tenemos una tradición histórica muy fuerte y es que cada vez que ha habido sequías y bajan de manera significativa los niveles de las represas siempre existió la preocupación de que podía haber cortes cuando las represas no tenían agua suficiente”, dijo el jerarca a Búsqueda.
“Los uruguayos tienen que dejar de preocuparse de si llueve o no. Podemos decir que se puede abastecer la demanda incluso en las peores condiciones”, agregó.
Según Méndez, “a veces se arma un escándalo porque se prende una central térmica, cuando la noticia acá es que, incluso con los embalses en la peor situación en años, no se tiene que recurrir a los cortes”.
“A pesar de que hoy en día algunos medios y sectores siguen consultando sobre las consecuencias que puede tener la sequía sobre la represa y el abastecimiento, no se tendrá que recurrir a cortes porque hoy tenemos un sistema con mucha capacidad de respaldo, además de contar con la cooperación de los países vecinos”, agregó.
“Que tengamos la situación bajo control no quiere decir que no sea compleja. Claramente nos salimos de lo que es la norma, que es la generación hidráulica, pero los que dicen que la estamos corriendo de atrás en materia energética deberán justificar eso que dicen”, sostuvo.
“No la estamos corriendo de atrás. La realidad es que satisfacemos la demanda. Ya veremos al final del invierno si aquellos que dicen que está faltando respaldo tenían razón”, agregó, refiriéndose a algunas críticas de actores privados y políticos sobre la situación energética actual.
Costos y ética.
El 14 de mayo el Poder Ejecutivo firmó un decreto estableciendo obligaciones de ahorro energético dentro del Estado. La normativa establece la suspensión de la iluminación de fachadas y carteles luminosos y que no se deberán dejar equipos eléctricos enchufados. Quedarán fuera de funcionamiento la mitad de los ascensores y escaleras mecánicas, además de regularse calefones y aires acondicionados.
También establece que el horario del trabajo no podrá superar las 18 horas como hora límite. La población fue alentada a denunciar incumplimientos vía correo electrónico.
Consultado sobre las razones por las que se deben aplicar ahorros compulsivos en el Estado como en 2008 si el gobierno es capaz de abastecer la demanda, Méndez dijo que la situación actual “es completamente diferente a la vivida antes”.
“En ese momento (2008) sí la estábamos corriendo de atrás, no había tanta generación instalada y fue el último año donde se hicieron cortes compulsivos. Además en esa ocasión no sólo se hizo compulsivo para el Estado sino también para el sector privado”, sostuvo Méndez.
Agregó que “si la medida actual se tomase por la necesidad de reducir el consumo, entonces se tendría que aplicar al sector privado como se hizo anteriormente, porque el Estado representa un consumo muy menor con respecto al privado”
“Lo que se busca —dijo— es dar el ejemplo desde el gobierno hacia la población. Es un tema ético, no energético. Como el costo de generación en estos casos es mayor que si se usara hidráulica, el Estado tiene que dar el ejemplo necesariamente”.
Con respecto a las medidas que viene tomando UTE en estas semanas, como la promoción del ahorro entre los consumidores privados mediante incentivos económicos (con la campaña “Tu ahorro vale doble”) o el arriendo de turbinas y motores a privados para tener mas generación asegurada, el jerarca apuntó que “estas acciones van orientadas a reducir costos, no a evitar cortes”.
“Se apunta al tema de costos. Es claro que sale mucho más caro producir con energía térmica, por eso se busca una reducción del consumo”, añadió.
Tres falacias, tres etapas.
Méndez dijo que “hay tres grandes falacias” que “se repiten constantemente”.
“Una es: no llueve e instantáneamente preguntar si tendremos electricidad o no en el invierno. La realidad ya demuestra que eso ya sucede”, sostuvo.
La segunda “falacia” o “preocupación innecesaria” para el jerarca es que al prenderse centrales térmicas “hay algo que está mal”.
“En el mundo el 83% de la energía que se consume es de origen térmico. Prender centrales térmicas no es ningún pecado, ni ninguna falta de planificación. Que estemos acostumbrados a usar otra energía durante muchos meses es un caso propio, pero el resto del mundo funciona de esa manera, salvo contadas excepciones”, agregó.
El otro tema que a juicio de Méndez “se transforma en una novedad cuando no debería serlo” es el gasto de generación de UTE en los períodos de sequía. En la actualidad el ente gasta unos U$S 6 millones al día para generar electricidad. Además ya lleva gastado más de la tercera parte del presupuesto destinado a generación (U$S 900 millones aproximadamente) y recurrió al Fondo de Estabilización Energética por U$S 78 millones con el fin de no aumentar otra vez este año las tarifas.
“UTE recauda alrededor de U$S 6 millones por día. Hay días en los que no los gasta para nada y días en que se queda corta. Está dentro de lo que cuesta producir”, agregó.
A pesar de estas consideraciones, Méndez reconoció que bajar los costos de generación “es un objetivo central del gobierno” y por ello “apunta al aumento del peso de las energías renovables dentro de la matriz energética”.
Según el jerarca, “la transformación energética” tiene tres etapas: “La primera fue la de poder garantizar la demanda siempre y por ello se hicieron inversiones cercanas a los U$S 1.000 millones en los últimos seis años. La segunda etapa es tratar de reducir el impacto financiero dada la alta variabilidad de la empresa; eso creemos haberlo logrado con el Fondo de Estabilización”.
“Hoy estamos en la segunda etapa, pero nadie puede decirnos que la energía se transformó en un cuello de botella para el desarrollo del país. No conozco un ejemplo de una empresa que haya querido venir al país a instalarse y no lo hiciera debido a la situación energética”, agregó Méndez.
“La tercera etapa —prosiguió— es ingresar nuevas energías más baratas que permitan abaratar el costo de generación y servir de respaldo a la hidráulica. Con ello reduciremos el impacto de la variación climática, que hoy está situado en 70 dólares el megavatio entre un año seco y uno lluvioso, y llevarlo a 25 dólares”.
Desarrollo
2012-05-24T00:00:00
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