Se crio con
los libros de la tragedia (o el milagro) de los Andes y con las historias de
Fernando Parrado y Roberto Canessa. Además, su padre estuvo presente en la
conferencia de prensa que los sobrevivientes realizaron en el gimnasio del club
Old Christian’s a su regreso a Uruguay, una instancia que sin duda lo marcó.
En casa de los Aznárez estaba prohibido pasar frío o expresar que una comida no
gustaba. Cuando Federico quedó seleccionado para interpretar a Enrique Platero
en La sociedad de la nieve, solo tuvo que repasar los libros que ya
había leído.
Como actor
tenía poca experiencia: algún papel menor en alguna serie. Este era entonces el
proyecto de su vida, según dijo a Galería, y “la mejor manera de
empezar” su carrera como actor.
Para el
primer casting, en el que tenía que interpretar una escena en el
interior de un fuselaje, de noche, recordó las imágenes y anécdotas que ya
conocía y trató de recrear las condiciones climáticas en su cuarto y en su
cuerpo: prendió su aire acondicionado a 16 grados y se dio una ducha de agua
caliente. Esa primera instancia de prueba resultó exitosa y siguió avanzando en
el proceso de selección de actores.
Después de
haber estado viviendo en Barcelona y al poco tiempo de empezar a estudiar Artes
Escénicas en Uruguay, en plena pandemia de Covid-19, recibió el llamado de
María Laura Berch, directora de Casting de La sociedad de la nieve. Ella
le preguntó cuándo terminaría sus estudios y él le contestó que en diciembre.
“¡Qué lástima! Se te va a complicar”, le dijo Berch. “¿Cómo?”, contestó él, sin
entender lo que estaba sucediendo. Entonces llegó el gran anuncio: “Bienvenido
a la película, Enrique Platero”.
Aznárez pensó
que lo más difícil de este nuevo trabajo como actor sería conocer a Platero,
saber quién era, porque él ya no estaba vivo y su familia siempre prefirió no
hablar del tema. Pero decidió confiar en que por algo había sido elegido, se
apoyó en las anécdotas de los sobrevivientes y en la información que tuvo
disponible y dio vida a su personaje. Entonces se enfrentó con una dificultad
mayor, pero que también pudo sortear. Era su primera película, en un set “al
estilo Hollywood” con 200 personas trabajando a la vez, pantallas, cámaras,
grúas. Y en cada actuación tenía que mantenerse dentro de un encuadre, sin
descuidar el maquillaje, la voz y todo lo que implicaba la escena.
La sociedad
de la nieve se estrenó en
cines y en Netflix y Federico Aznárez, o Enrique Platero, llegó a las
pantallas. Según comentó, recibe “mucho amor por redes sociales”. Su carrera
continúa ahora en Buenos Aires, donde se instaló al finalizar su trabajo en la
película de Bayona. Consiguió un representante y ahora trabaja en un proyecto
teatral.
Foto: Adrián Echeverriaga
Agustín Della Corte interpreta a Antonio Vizintín
No era actor
pero sí rugbista, que era uno de los dos perfiles que buscaban en el llamado a
jóvenes para interpretar a los distintos protagonistas de La sociedad de la
nieve. Por practicar ese deporte, Agustín Della Corte también conocía las
historias de los Andes de primera mano. Pero cuando le confirmaron que había
sido seleccionado para interpretar al sobreviviente Antonio Vizintín en la
película comenzó a repasar los hechos e informarse a fondo, y se dio cuenta de
que solo “conocía la punta del iceberg” y que “la historia dejaba muchísimo que
aprender”, dijo a Galería.
Encaró el proceso de castings con tranquilidad, se los tomó de
forma natural, y quizás por eso Berch y Bayona lo eligieron. Así se lo informó
la primera, mientras iba a entrenar al club con un amigo. Estaba en el auto y
recibió un mensaje en su celular, en el que le pedían que se conectara a una
breve reunión. Algo nervioso, consiguió unos auriculares y atendió a la
solicitud. “¿Querés ventana o pasillo para viajar a España?”, le preguntó
Berch. Y allí comenzó la aventura.
Para Della Corte, lo más difícil fue conocer a fondo a su personaje y
obtener todas las herramientas necesarias para componerlo, según sus propios
recuerdos e historias. Pero el rodaje tuvo momentos memorables, como cuando le
tocó filmar escenas de escalada en la nieve. Para ello realizó un entrenamiento
con los actores Matías Recalt (quien interpretó a Roberto Canessa) y Agustín
Pardella (Fernando Parrado). En el inicio se habló de dobles, se discutió qué
harían… Pero los jóvenes actores se empecinaron en hacer todo ellos mismos, así
que se ataron a unos arneses y escalaron las montañas.
El joven rugbista y todo el elenco de actores siempre contaron con el
apoyo y trato cercano de Bayona. Todos los entrevistados coincidieron en que el
director mantuvo siempre un trato cercano hacia ellos. En el set, “demostró el
gran líder que es, porque estaba llevando adelante un trabajo muy muy exigente,
desde todo punto de vista, y liderando un equipo no solo de 30 actores, sino de
250 personas que hacían arte, fotografía, luces”, dijo Della Corte.
Tras el estreno del filme, el actor que interpretó a Vizintín decidió
seguir trabajando en el rubro. Tuvo la oportunidad de participar en dos
películas: una rodada en Argentina y que se estrenará este año, y otra
coproducida entre España, Panamá y Uruguay.
Foto: Quim Vives
Juan
Diego Eirea interpreta a Juan Carlos Menéndez
Encajaba en
(casi) todos los requisitos del llamado: era actor (había estudiado en el
Instituto de Actuación de Montevideo y tenía experiencia en teatro y algún
papel secundario para cine) y además jugaba al rugby. Pero Juan Diego Eirea
tenía 28 años y el límite de edad para presentarse al casting era de 25.
Omitió este último requisito e igual presentó su video y sus datos. Enseguida
obtuvo la respuesta de la agencia que colaboraba en la selección, diciéndole
que “estaba pasado de edad”. “Me afeito la barba y te mando otro casting
y ahí me decís. No me cortes ahora, doy mucho con el perfil”, contestó Eirea,
perseverante. El representante de la agencia accedió, algo resignado, y
entonces el joven pasó esa primera etapa.
Pasó la
primera etapa y siguió pasando, otra y otra, hasta llegar a recibir la noticia
de que había quedado seleccionado para interpretar a Juan Carlos Menéndez en La
sociedad de la nieve. La forma en la que recibió la noticia fue similar a
la de Aznárez. Un día normal de clases en la Escuela de Actuación recibió un
mensaje de Berch en el que le pedía unos minutos para hablar. Le contestó que
en media hora saldría de clase y, al llegar a su casa, se conectó a una reunión
por Zoom con la directora de Casting. Una de las primeras preguntas que ella le
hizo fue cuándo terminaría las clases y él contestó que en diciembre. “No, no,
terminás en octubre”, le dijo Berch. Eirea tuvo un “pico emocional” en el que
su cuerpo no entendía qué estaba sucediendo. En un instante vio pasar por su
mente momentos de todos los castings que había realizado. “Fue
increíble, alucinante, lloré y todo”, recordó.
De la
experiencia de rodaje el joven actor destacó “la parte humana” de todo el
equipo de actores, que los recibió a Aznárez y a él de brazos abiertos a pesar
de que se sumaron cuando ya llevaban dos meses de ensayos. “Nos dieron un
abrazo y nos dijeron: ‘Muchachos, vengan, ustedes son parte de esta hermandad,
vengan a disfrutar, a unirse a esta magia”, contó Eirea a Galería.
Ponerse en la
piel de Juan Carlos Menéndez no le resultó fácil en un primer momento. Tenía
poca información y la producción le solicitó que no se pusiera en contacto con
la familia del fallecido porque no querían hablar del tema. Entonces, por un
lado, tenía algo de “rienda suelta” para construir a su personaje, destacó.
Pero, por otro, eso implicaba una “inmensa responsabilidad”. Fue difícil,
además, tener que filmar la escena del alud en la cordillera de los Andes y
aceptar que allí se terminaría su proceso de rodaje. “Tanto me llevó buscarlo
(a Menéndez), encontrarlo... Hacer ese trabajito de soltar fue muy fuerte,
porque la inmersión de cada uno de nosotros en los personajes fue total”, dijo
Eirea.
Pero no todos
los sabores fueron amargos al final del rodaje. Su carrera como actor continuó
de forma rápida: recibió un llamado de un profesor del Instituto de Actuación
en el que le ofreció protagonizar un largometraje, una oferta que aceptó sin
dudar. Luego lo contactó un compañero de ese mismo centro de estudios, que ya
estaba recibido y dirigiendo obras de teatro, y le ofreció ser parte del elenco
de un nuevo proyecto. Eirea seguirá trabajando en actuación y tiene pensado
concretar algunas ideas pendientes, entre ellas, escribir algún guion.
Alfonsina
Carrocio interpreta a Susana Parrado
Su carrera como actriz comenzó temprano: cuando tenía 16 años actuó en la
película Otra historia del mundo, del uruguayo Guillermo Casanova. A los
20 años protagonizó el largometraje argentino Sangre Vurdalak, de
Santiago Fernández Calvete, y en 2022 (con 23 años) interpretó a Nina, en Nina
y Emma, de la uruguaya Mercedes Cosco.
Alfonsina
Carrocio se presentó al primer casting para La sociedad de la nieve,
como todos, sin saber de qué se trataba. Avanzó en el proceso y recién sobre el
final supo que interpretaría a Susana Parrado, la hermana de Fernando,
sobreviviente del accidente. Como a Della Corte, a Carrocio también la llamó
Berch para preguntarle si prefería pasillo o ventana para viajar a filmar la
película a España, un momento que la joven actriz recordó como “emocionante”.
“Lo más difícil, pero también lo que más me guardo de este personaje, fue
la adaptación a las condiciones del espacio: frío constante, lugar reducido, un
fuselaje metálico e inclinado, además de mucha gente en set”, dijo a Galería.
Para ella, el mejor momento fue el de probar el simulador de avión.
Carrocio recibió ofertas de papeles para cine incluso antes del estreno
de La sociedad de la nieve. Por ejemplo, participó en el nuevo
largometraje del británico Peter Cattaneo, The Penguin Lessons.
Posestreno, comentó que recibió “un gran acercamiento del público desde el
cariño y respeto” hacia su trabajo. “Estoy muy agradecida”, agregó.
Agustín
Berrutti interpreta a Roberto Bobby François
No sabía
mucho de la historia de aquel 13 de octubre de 1972. No conocía mucho más que
el hecho de que un avión con jugadores de rugby uruguayos y algunos familiares
había caído en la cordillera de los Andes y que algunos de ellos habían
sobrevivido tras soportar las condiciones climáticas más adversas. De los
detalles y pormenores se enteró recién cuando le confirmaron el papel de Bobby
François en La sociedad de la nieve de Bayona.
Agustín
Berrutti no tenía ninguna experiencia como actor, ni conocía nada sobre el
mundo del cine. Se presentó al casting porque un día le llegó a su madre
un flyer que decía que buscaban jóvenes para un largometraje. “Y
nosotros no teníamos ni idea de lo que era un largometraje”, contó a Galería.
Pensó que se trataba de una publicidad. Recién al avanzar en las instancias de casting
se enteró de que se trataba de una película y se entusiasmó con la idea de
obtener un papel.
Al
confirmarle a Berrutti que había quedado seleccionado para interpretar a
François en el filme, le dijeron que tenía que viajar a España y que la
película se emitiría, además de en cines, en la plataforma de Netflix. “Iba a
cumplir un sueño, que era conocer Europa. Además, hacer el papel de Bobby, ¡una
emoción increíble!”, dijo. “También una gran responsabilidad y compromiso por
dejarlo lo mejor representado que pudiera, siendo alguien que no tenía mucha
experiencia”, agregó.
Para
Berrutti, lo más difícil fue “intentar llegar al estado que tuvo Bobby en la
montaña”. François había atravesado un estado de shock y una depresión
muy grande durante sus días en la cordillera de los Andes tras el accidente
aéreo. Para ello, el joven actor tuvo que someterse a una dieta estricta,
aspecto que sin duda considera el más difícil de su trabajo para la película de
Bayona.
Pero el
rodaje también tuvo momentos gratos y de disfrute. Una de las primeras cosas
que Berrutti le comentó al director del filme fue que él sabía payar. Entonces
Bayona le dio la oportunidad de “hacer unas décimas” para una de las escenas de
La sociedad de la nieve.
“Jota
(Bayona) me va a quedar guardado en el corazón para siempre. Tanto a él como a
María Laura (Berch), Gustavo Saffores y Emiliá Carrilla (coaches
actorales) los voy a llevar siempre en mi corazón porque, de verdad, son
personas que vinieron a cambiarme la vida”, dijo el joven, que de Tacuarembó
llegó a Hollywood y de trabajar con caballos a actuar para cine.
La intención
de Berrutti es encontrar alguna agencia que pueda ayudarlo a mantenerse en el
mundo del cine, el teatro o la publicidad, para continuar en el camino de la
actuación.