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Lucille Ball: 110 años de una pionera y creadora de las sitcoms

Un recorrido por la vida de esta mujer que revolucionó la comedia televisiva, y por su mediático y controvertido matrimonio con Desi Arnaz
Editora de Galería

Un recorrido por la vida de esta mujer que revolucionó la comedia televisiva, y por su mediático y controvertido matrimonio con Desi Arnaz

Cuando entre los relatos de anécdotas familiares se cuelan escenas de un programa de televisión es porque por algún motivo, en algún momento, ese programa se hizo parte de la rutina y de la vida. En casa de mi abuela materna el día y la hora en que daban el Show de Lucy (con esa traducción se emitía en Uruguay), era cita obligada. Perdí la cuenta de cuántas veces escuché hablar del episodio en que Lucy y su vecina y cómplice Ethel salen a buscar trabajo para independizarse de sus maridos y consiguen un puesto en una fábrica de chocolates. Me imaginé la secuencia en que las dos corren contra el tiempo y contra una cinta transportadora de bombones demasiado rápida para poder envolverlos mucho antes de verla. Eran tiempos pre-YouTube y dependíamos de que la tele decidiera reponer la serie. El capítulo de la salsa de la tía Martha también estaba entre los favoritos de mi madre y mi abuela, y recién pude verlo cuando compré hace poco un DVD con los 16 episodios más recordados de la serie, una edición especial coloreada. La idea era mirarlo con mi hijo de siete años, para que finalmente viera (porque yo también le hablaba a él de Lucy) cómo las amigas se atiborran de chocolates y los hacen desaparecer en el sombrero, los bolsillos y hasta el escote para hacerle creer a la supervisora que son dos trabajadoras ultraeficientes y no las despida el primer día. Estaba pendiente de la reacción de mi hijo. ¿Seguiría vigente el humor de Lucy para la generación touch? Escuché expectante. Creo que hasta lo miré de reojo. En el momento preciso en que el ritmo se acelera y las mejillas de Lucy y Ethel explotan de bombones, justo antes de que la supervisora grite: "¡Aumenten la velocidad!", vino la primera carcajada. Entonces supe que Lucille Ball es atemporal.

Este viernes 6 se cumplen 110 años de su nacimiento: esta mujer que supo revolucionar la televisión con un programa de media hora que se metió en la casa y en el corazón de millones de familias del mundo. El 15 de octubre de 1951, el día que empezó a emitirse I Love Lucy, se volvió con el tiempo el Día Nacional de Lucy en Estados Unidos, donde la comedia de situación fue la más vista todos los años que estuvo al aire (hasta 1957): solo en Estados Unidos 11 millones de hogares lo sintonizaban en una época en que había 15 millones de televisores en el país.

El argumento era bastante simple: problemas cotidianos de un matrimonio interpretado por Lucille y su marido (en la ficción y en la vida), Desi Arnaz, como Ricky Ricardo. Pero la dupla era mucho más que la protagonista del programa. Sus ideas lo hicieron un show pionero en varios aspectos: fue el primero filmado en un estudio con público, y fue el primero en grabarse con varias cámaras y en 35 milímetros. Esa calidad de imagen hizo posible algo en lo que también innovaron: las repeticiones de episodios, una práctica inédita antes de Lucy y Desi. Hasta hoy el programa, ganador de cinco Emmy en sus seis temporadas, es considerado uno de los más influyentes de la historia estadounidense, sentando las bases de lo que sería la comedia y la televisión en general en los años venideros.

Pero los entretelones no eran tan divertidos ni ejemplares. Las infidelidades reiteradas y el alcoholismo de Arnaz disparaban constantemente roces y discusiones que los llevaron a varias crisis antes de la que terminó, en 1960, en uno de los divorcios más sonados del ambiente.

El legado de Lucille Ball es inmenso. La identificación que generó en las amas de casa de la época con su personaje, y la fascinación que despertaba a su vez en los niños, con su humor tan físico y sus miles de gesticulaciones le valieron la incondicionalidad de una masa de público que la respaldó incluso cuando en 1953, pleno macartismo, salió a la luz su adhesión, unos años atrás, al Partido Comunista.

El episodio Job Switching, en que Lucy y Ethel buscan trabajo en una fábrica de chocolates, se emitió por primera vez en setiembre de 1952 y es uno de los más recordados.

Una mujer pionera. "Lucille Ball es una mujer extremadamente afortunada. Al parecer su carrera no se verá afectada seriamente por el descubrimiento de que en 1936 se registró para votar como comunista. Su sponsor la está respaldando: el Columbia Broadcasting System (CBS) ha anunciado que su show de televisión continuará, y muchos de sus fans han escrito para transmitir su apoyo", escribía The New York Times en setiembre de 1953. Según el diario, ella explicó entonces que su registro no había sido más que un guiño a su abuelo, socialista, y aseguró que nunca había sido comunista.

Dicen que el Comité de Actividades Antiestadounidenses (House Un-American Activities Committee) la perdonó, pero que J. Edgar Hoover, entonces director del FBI, nunca lo hizo y continuó reuniendo evidencia contra ella aun sin el aval de una investigación oficial.

Mientras tanto, Lucy seguía liderando la audiencia. Y siendo precursora. En su segundo embarazo, en lugar de esconder la panza con ropa holgada para las grabaciones, la volvió el centro del argumento de la serie: con Desi Arnaz decidieron que Lucy Ricardo también esperaría un bebé. Los espectadores siguieron el proceso y la emisión del episodio Lucy Goes to the Hospital (Lucy va al hospital), en el que nace Little Ricky, el hijo ficticio, coincidió con la noche en que la actriz dio a luz a su hijo Desiderio Alberto Arnaz IV, el 19 de enero de 1953. Fueron 44 millones los televidentes que siguieron el nacimiento, un récord para la época, que superó la audiencia de la asunción del presidente Dwight Eisenhower.

Lucille Ball llevó su embarazo a la ficción y el mismo día que se emitió el capítulo en que nace Little Ricky en I Love Lucy, ella dio a luz a su segundo hijo con Desi Arnaz.

Lucille Ball llevó su embarazo a la ficción y el mismo día que se emitió el capítulo en que nace Little Ricky en I Love Lucy, ella dio a luz a su segundo hijo con Desi Arnaz.

El show se consolidó como fenómeno y se empezó a comercializar todo tipo de merchandising de la serie, desde muñecas hasta libros de historietas con la cara de Lucy. El negocio no paraba de crecer y Desilu Studios, la compañía fundada por el matrimonio, se convirtió en la productora independiente más grande de Estados Unidos. Llegó a producir, además de I Love Lucy, series que pasaron a la historia como Mission: Impossible y Star Trek.

Pero esos niveles de éxito y exposición tienen también sus sombras, y Lucille las atravesó con altura, pero no sin dolor. Las infidelidades de Arnaz empezaron a ser tan evidentes que Confidential, un tabloide del momento, publicó en 1955 un artículo que relataba cómo una reunión de negocios en el Beverly Hills Hotel terminó con un llamado para contratar el servicio de prostitutas para esa misma noche. El nombre de la mujer y la hora en que Arnaz había dejado el hotel también constaban en el artículo. El reportero se encargaba además de subrayar que no se trataba de un desliz puntual, sino que el marido más famoso de la TV había "rociado su afecto por todo Los Ángeles".

Lucille ya estaba al tanto de sus aventuras, pero ahora lo sabía todo el país. La imagen de matrimonio modelo se desmoronó, pero el show sobrevivió: el cariño del público y el talento de Lucy fueron lo suficientemente fuertes para resistir. Más precariamente, el matrimonio también se sobrepuso a la crisis, aunque no por mucho tiempo.

Once millones de hogares sintonizaban I Love Lucy en una época en que había solo 15 millones de televisores en Estados Unidos.

Socios y esposos. Lucille y Desi se conocieron en 1940, en el rodaje de la película Demasiadas muchachas (Too Many Girls), y se casaron unos meses después. La armonía nunca definió a la pareja, aunque sí la pasión y un amor que, según su entorno, duró aún más que la relación. La posibilidad de trabajar juntos infundió nuevas esperanzas a un matrimonio que aun antes de I Love Lucy venía enfrentando serias crisis.
Antes de sacudir la televisión, Lucille participó en más de 50 películas. En algunas con papeles sin lucimiento, y en otras con más notoriedad, como Entre bastidores (Stage Door, 1937), Cinco regresaron (Five Came Back, 1939), Baile y pasión (Dance, Girl, Dance, 1940), Adoración (The Big Street, 1942) y Envuelto en las sombras (The Dark Corner, 1946). Cuando la CBS la convocó para que creara una sitcom, Lucille estaba trabajando en una comedia radial llamada My Favorite Husband (Mi marido favorito), que fue el germen de la idea de I Love Lucy.

Ella aceptó la propuesta, pero la condición que estableció de que su marido fuera el coprotagonista no convencía a los jerarcas de CBS, que se preguntaban si retratar un matrimonio compuesto por una estadounidense y un cubano en televisión sería bien recibido. Los Arnaz ganaron la pulseada cuando organizaron una gira por teatros de vodevil de todo el país con una obra en conjunto que fue un éxito de público.

Vivian Vance y William Frawley interpretaban a Fred y Ethel, los vecinos y amigos de Lucy y Ricky en la
serie, que fue de 1951 a 1957.

Cuando la serie salió al aire, en 1951, llevaban casados 11 años y hacía seis que Lucille había pedido el divorcio por primera vez, siempre por los mismos motivos. Según Darin Strauss, autor de The Queen of Tuesday, una novela que parte de la Lucille Ball real para construirle una historia diferente (en la que es ella la que tiene un affaire, una especie de ajuste de cuentas literario con Arnaz), la comediante lo hizo solo para "darle una lección a Desi". La amenaza no pasó a mayores.

La ruptura definitiva fue en 1960. Según Lucie Arnaz, primera hija del matrimonio, que tenía nueve años al momento de la separación, las peleas eran continuas. "Su divorcio fue horrible. Y después estaba el alcoholismo. (...) Nunca sufrimos abuso, pero sí atravesamos momentos duros y por eso mis padres no permanecieron juntos", contó a Closer Weekly.

El vínculo de Lucille Ball y Desi Arnaz trascendía lo íntimo: eran una pareja pública, en la que el éxito de uno sucedía, de alguna manera, en función del otro. Por eso la separación tuvo una complejidad extra: el temor a desilusionar a la audiencia, y así lo hizo saber Lucy en declaraciones posteriores.

Así y todo, un año después del divorcio se casó con el comediante de stand up Gary Morton, y permanecieron juntos hasta que ella murió, el 26 de abril de 1989, a los 77 años. Según contó Lucie Arnaz, Morton vino a curar viejas heridas del matrimonio anterior: "La hacía reír y no la avergonzaba de ninguna manera. No tomaba mucho. No le sonreía a otras damas. No sé si fue un matrimonio apasionado. Espero que sí".

Arnaz también volvió a casarse. Fue en 1963, con Edith Hirsch, una mujer también furiosamente pelirroja pero de bajo perfil que se volvió muy querida por los hijos de Arnaz, y también apreciada por Lucille. "Hasta jugaban a las cartas juntas", contó Lucie.

Unos años después del divorcio, Lucille compró las acciones de Desilu pertenecientes a Arnaz con un préstamo bancario de tres millones de dólares que, sumadas a las suyas, equivalentes a 10 millones, constituían la totalidad de la productora. Cinco años más tarde vendió la compañía por 17 millones. Pero Lucille no se quedaba quieta. Al año siguiente, en 1968, fundó junto con Morton una nueva compañía: Lucille Ball Productions.

Según cita Peter B. Flint en el obituario de la actriz que publicó The New York Times, Lucille encontraba que su habilidad como ejecutiva venía de un sentimiento de "justicia" y del "conocimiento de las personas". "Dirigí mi estudio como dirijo mi casa, con comprensión hacia la gente. En casa nos tocamos. Les digo a mis hijos: ‘Hay tan poco tiempo'".

 

KIDMAN Y BARDEM, LOS NUEVOS RICARDO

La vida tras bambalinas de Lucille Ball y Desi Arnaz tenía todos los ingredientes para convertirse en biopic. La historia de este célebre matrimonio finalmente será película y llevará el título Being the Ricardos (Ser los Ricardo), el apellido que llevaban en la serie. El filme se centrará en las carreras televisivas de ambos y en las crisis (laborales y personales) que afrontaron en los años en que se emitió I Love Lucy.

Lo más difícil era, probablemente, encontrar a una actriz para encarnar a Lucille Ball. Aunque todos los dedos señalaban a Debra Messing -por su fisonomía acorde y su color de pelo, su declarada admiración por la comediante y el tributo que le rindió a I Love Lucy dentro de su propia sitcom, Will & Grace-, la elegida fue Nicole Kidman, una decisión vehementemente cuestionada por los fans.

Pero el proyecto de todas formas siguió adelante, producido por Amazon Studios, liderado por Aaron Sorkin (El juicio de los 7 de Chicago) como director y con Javier Bardem como Desi Arnaz.

Los hijos verdaderos del matrimonio, Lucie y Desi Arnaz Jr., le dieron su beneplácito a Kidman y a la película en general, y hasta se sumaron como productores ejecutivos. "Es la historia de ellos dos y de cómo se conocieron, y qué fue bien al empezar el show y qué fue mal, su relación, su romance", contó Lucie.

Los otros dos personajes clave de la sitcom, Fred y Ethel, la pareja de vecinos, serán interpretados por J. K. Simmons y Nina Ariana.

La filmación comenzó en marzo en Los Ángeles y seguramente la película ya esté en etapa de posproducción, pero todavía no hay fecha de estreno. Lo que es seguro es que será en la plataforma de streaming Amazon Prime Video.