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Si algo distingue a nuestros futbolistas en el mundo además de lo que hacen dentro de la cancha, es la imagen de su llegada a los estadios. Allí, entre auriculares y caras de concentración absoluta, aparecen el termo y el mate como señal distintiva de que hay un uruguayo. O un francés hijo de padre francés de origen alemán y madre portuguesa que juega desde los 13 años en España, pero habla con un perfecto acento oriental.
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El amor de Antoine Griezmann por Uruguay podría parecer una excentricidad, pero no lo es. Está vinculado a su pasado y a su presente futbolístico y humano. Para ponerle una fecha, se remonta a San Sebastián, País Vasco, en el verano de 2009. El entrenador uruguayo Martín Lasarte buscaba un delantero para la Real Sociedad, hasta que se dio cuenta de que lo tenía en las inferiores. Era un francés rubio y de físico menudo, al que hizo debutar en primera con 18 años.
En la Real Sociedad de sus primeros años, Griezmann compartía delantera con otro uruguayo, Carlos Bueno. De Bueno y Lasarte aprendió del fútbol uruguayo, a cabecear, a moverse en el área, a usar el cuerpo… y a preparar el mate. Tanto le gustó, que Lasarte le regaló un set de termo, mate y bombilla para que pudiera preparárselo él mismo. Bueno también lo hizo hincha de Peñarol y lo pasaba a buscar todos los días para ir al entrenamiento, solidaridad que Griezmann ha destacado como algo que no se ve en el fútbol europeo. Con el tiempo, se sumaron otros dos contribuyentes al proceso de “uruguayización”: Diego Ifrán y Gonzalo Chory Castro. Lasarte ha reconocido que el vínculo de Griezmann con los uruguayos se fue acentuando por lo cerrados que eran los círculos afectivos de los jugadores vascos del plantel.
El fútbol lo llevó a cambiar Donosti por el sur de Madrid. Pero en el Atlético también había uruguayos. Primero fue Cristian Cebolla Rodríguez, quien lo “adoptó”, y luego fueron Diego Godín, Óscar Ezequiel Ortega del Río —el Profe Ortega, como todos conocen al preparador físico del equipo rojiblanco— y Josema Giménez sus compañeros de batallas deportivas, bromas, charlas y mate. El vínculo de Griezmann con el capitán de la selección uruguaya es de una gran amistad y complicidad, y comenzó cuando el francés estaba por fichar por el Atlético y llamó a Godín para pedirle referencias del club. Basta con seguir sus tuits o mirar sus fotos en Instagram para confirmarlo. “Diego es un gran amigo, estoy todos los días con él en el vestuario y fuera del campo, por eso es el padrino de mi hija pequeña”. No sorprendió que, recientemente, cuando se rumoreaba la marcha del delantero al Barcelona, Godín lo defendiera públicamente de las críticas de la hinchada y fuera a su casa para convencerlo de que se quedara en el Atlético.
Costumbres uruguayas
Toma mate todos los días antes de cada entrenamiento, merienda con dulce de leche, escucha cumbia uruguaya, mira los partidos de Peñarol —cuadro del que es socio desde mediados de 2016— por Internet y canta las canciones de su hinchada. Griezmann no hizo los trámites formales de nacionalización, pero se le pegó todo: el acento, el “vo”, el “ta” y hasta los insultos a la hora de festejar un gol.
Cuando Diego Godín y José María Giménez llegaron a Madrid tras conseguir la clasificación a Rusia 2018, en octubre de 2017, en Barajas los estaba esperando un feliz Antoine, vestido con una camiseta de la selección uruguaya, un termo y un mate.
Hace tan solo unos días, en un video publicado por la selección de Francia en su camino a Moscú, se lo puede ver junto a su compañero Ousmane Dembelé cantando y bailando la canción Hasta la luna, de la banda uruguaya Toco para Vos.
En Twitter también se nota la influencia de sus compañeros celestes. “Los buenos hábitos no se cambian: un matecito antes del juego de esta noche”, tuiteó en junio del año pasado, antes de un amistoso entre Francia y Bélgica, acompañando el texto con una selfie de él con su mate. “Como dice el capitán @diegogodin: Uruguay Nomaaaaaaaa!!!!!!”, escribió después de que Uruguay empatara 2-2 contra Brasil de visitante. Como buen uruguayo, sabe que nadie alentaría a la Celeste usando la letra “s” final de la palabra “nomás”.
La previa Uruguay-Francia
Como nunca, Uruguay va a enfrentar a un rival europeo que cuenta con un jugador que lo conoce a la perfección. “Se van a tomar su tiempo, van a presionar al árbitro, es su juego, es lo que hacemos en Atlético de Madrid. Vamos a tener que acostumbrarnos a eso, el partido va a ser agobiante, tenemos que mantener la calma y presionar a su defensa”, dijo el francés. El mundo va a estar pendiente del duelo de hombres del Atlético de Madrid, Godín y Giménez contra Griezmann, en el que nadie va a regalar nada: “Giménez y Godín saben todo de mí, y yo sé todo de ellos. Debemos estar atentos a cada detalle”.
Mientras se define como el “mejor cebador de mate de Europa”, su atracción por Uruguay se retroalimenta constantemente por el seguimiento que, desde aquí, medios y fanáticos hacen de cada demostración del “francés más uruguayo”. Este viernes todos estarán pendientes de los movimientos de un jugador que nos conquistó con sus guiños. “Tengo algo de uruguayo. Es una nacionalidad que adoro, un país que adoro, va a ser muy fuerte emocionalmente”, comentó.
El martes, en conferencia de prensa, a Luis Suárez le preguntaron por la recuperación de Edinson Cavani, los incidentes de Brasil 2014, el desafío de jugar contra Francia y, por supuesto, sobre Griezmann. Y el 9 uruguayo respondió: “Antoine, por más que diga que es medio uruguayo, es francés. Y él no sabe la entrega que hacemos los uruguayos desde chicos para poder triunfar en el fútbol. Él tendrá costumbres uruguayas, pero los sentimientos nosotros los sentimos de otra manera”. Unos días antes, Nahitan Nández, también frente a los periodistas de todo el mundo, apuntó a convertir el amor del rival por Uruguay como una fortaleza: “Griezmann se tiene que acordar que es medio uruguayo y portarse bien”.