El encuentro, que reunió a integrantes de 27 instituciones que trabajan en la gestión sostenible del agua, fue convocado por Cap-Net, que pertenece al Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés), la Red de Intercambio de Aprendizaje de Aguas Internacionales llamada IW Learn y la Unesco. También participaron representantes del gobierno uruguayo en la reunión, que se realizó en noviembre en el Centro de Formación de la Cooperación Española.
—¿Cuáles son los mayores desafíos del agua dulce?
—La mayoría de la gente no se da cuenta de lo escasa que es el agua dulce en la naturaleza. Para las comunidades y para la salud humana es un problema. Claro que el tema del agua dulce es un problema local, depende de dónde estés, por eso hay que trabajar el tema localmente. En WWF estamos animando a la gente a trabajar con el sector privado, porque hay poca experiencia con las empresas.
No es fácil empezar a trabajar con el sector privado.
—¿Por qué falta conexión con el sector privado?
—Tal vez ha sido por la historia de estos problemas, el sector privado no ha ayudado mucho…
—Y se lo ve como el malo de la película…
—Sí. De hecho, cuando era muy joven trabajaba para una organización no gubernamental (ONG) que estaba en contra de Coca-Cola. Mi historia era no asociarme con el sector privado. Ahora, tras 12 años en WWF, he aprendido otra táctica, hay que trabajar con el sector privado, aunque no es la respuesta a todo. Mucha gente en la comunidad de la conservación lo primero que piensa cuando les dicen “sector privado” es que a las empresas solo les importa la reputación, lo cual es cierto, pero también les importa las causas de los problemas y la regulación. En WWF hemos aprendido a través de encuestas que el 60% de las empresas entienden que el agua afecta su negocio y rentabilidad.
—¿Entonces se trata de lograr encontrar los puntos sensibles del sector privado?
—Ellos existen porque hacen dinero, es lo que hacen y toman decisiones en función de si es una buena inversión. No nos van a ayudar solo porque sería “lo correcto” hacerlo. Tenemos que entender sus riesgos y comprender que tienen una misión diferente a la de WWF o la de un gobierno u otras ONG que quieren proteger el agua dulce. Si fueras gerente general de una empresa, necesitarías saber cómo puede ser afectado tu negocio, tu fábrica, tu cadena de suministros. ¿Vienen de sitios en los que hay escasez de agua? ¿Qué cosas hacen a la empresa vulnerable?
—¿Que el sector privado se embarque en proyectos de cuidado del agua se logra cuando las empresas ven el riesgo en su negocio?
—Absolutamente. El lenguaje que usamos es armar la “argumentación del negocio”, venderles la historia, hacerles entender por qué para ellos esto es un riesgo y explicárselos. Después puedes entusiasmarlos: mira tu cuenca, dime si hay escasez, qué problema de calidad de agua tienes, qué problemas ocasiona para el ambiente y la salud, mira a tu compañía y tu cadena de suministro, observa tus riesgos físicos, de imagen y regulatorios. Si no tomas la iniciativa, ¿el gobierno podría obligarte a hacer cosas? ¿Cuál es tu riesgo financiero? Como positivo podría surgir que si ayudas a una compañía en estos temas, ellos podrían ahorrar dinero y tener mejor productividad, competitividad y ventajas de mercado.
Piensa en los hoteles. Cada vez más gente va a lugares hermosos en el mundo y quiere quedarse en hoteles que son responsables. Si estuvieras en el amazonas, ¿querrías que tu hotel contribuyera al problema de la contaminación del agua? Algunos sectores tienen mucha competencia, como la industria de las bebidas, las gaseosas y las cervezas. Algunas compañías como Miller y Heineken están siendo competitivas en términos de sustentabilidad, sus bebidas contienen 95% de agua.
—¿Las empresas están más dispuestas que antes a pensar en proyectos de sustentabilidad ambiental? ¿Cuánto inciden las negociaciones internacionales en temas ambientales?
—Las empresas entienden de manera más profunda los tratados internacionales que hablan de manera más contundente sobre que el agua es un problema grande. Hubo todo un recorrido para llegar a este punto, a lograr que se involucren más y que lleguen a ver que siendo más eficientes pueden hacer que su cadena de suministros sea más sustentable.
Imagina que estás saliendo con alguien, no te vas a casar de inmediato, primero conoces a la persona. Esto es similar, primero empiezas a conocer el problema, los riesgos, y después te involucras con mayor compromiso. Así comienza la relación entre los gobiernos, las ONG y el sector privado, con citas, se deben empezar a conocer unos a otros antes de lograr acuerdos de trabajo conjunto. Recién después de tener a una empresa comprometida vienen los pasos finales que son la acción colectiva e influenciar en gobernanza. Mira tu cuenca, ¿quiénes están contaminando? ¿quiénes viven en la zona?¿Qué empresas producen en su entorno? ¿Conocen su huella o deben calcularla? ¿Tienen objetivos internos que cumplen? Y luego viene la siguiente etapa, para lograr atacar los problemas existentes, ¿necesitas mejoras en la ley de deforestación? ¿Necesitas nuevas medidas de gobierno para bajar la contaminación? Cuanto más compromiso pretendas que tengan las empresas más tiempo te va a llevar lograrlo, eso está claro, pero hay que hacerlo.
En WWF trabajamos armando equipos en conjunto entre la empresa y nosotros. Establecemos objetivos de trabajo consensuados. Lo difícil con las grandes compañías es acordar objetivos con la casa central y después hacer que se implemente en el mundo, ahí está el desafío, en lo local, en lo operativo, con la gente que está ahí, con el trabajador de planta.
—¿Y este camino es algo que cada vez más empresas están dispuestas a recorrer?
—Sí. Está ocurriendo cada vez más entre las Fortune 500 (las empresas que integran la lista de las compañías más grandes del mundo, que este año lidera Wallmart). Cuantas más operaciones tienen alrededor del mundo más riesgos tienen y más se dan cuenta de ellos. Eso los hace más vulnerables. Trabajo con Coca-Cola. Cuando era joven trabajaba en contra de ellos. Excepto en Corea del Norte y Cuba, está instalada en todo el mundo.
—¿Qué papel juegan las legislaciones de los países?
—En un país civilizado las regulaciones son la arquitectura fundamental, pero acá de lo que estamos hablando es de innovación. Te doy un ejemplo, Coca-Cola tiene unos requerimientos en planta sobre el tratamiento de sus aguas residuales que se rige ya sea por la legislación del país en que se encuentra o por los estándares mundiales de la compañía, cualquiera sea el más estricto. En Estados Unidos tienen que responder ante los estándares de los estados, pero si vas a un país africano tal vez sea la única empresa en la ciudad que por política de la compañía tenga tratamiento de aguas residuales. Eso para mí es elevar el nivel. Estoy pensando globalmente y alcanzando y teniendo impacto en lo local.
—¿Cómo trabaja WWF para promover este tipo de trabajo responsable en el sector privado?
—Tenemos equipos de gente en todo el mundo trabajando con el sector privado. Yo trabajo con compañías que tienen su casa central en Estados Unidos, pero que están en todo el mundo. Tengo un colega trabajando con Mc Donald’s. Si logra que algún día hagan una producción de carne más sustentable, con todo lo que venden, sería de gran impacto.
Wallmart se ha comprometido a comprar ciertos alimentos del mar que sean capturados sustentablemente. Si eres un grande, no quieres vender algo que se discontinúa por escasez, te interesa mantener una línea. Son grandes que hacen la diferencia y que a su vez tienen impacto local.
WWF viene trabajando con esta estrategia desde 2007. La marca (identificada con el logo de un panda) en Norteamérica es muy respetada. Coca-Cola estudió nuestra marca y nosotros la de ellos y analizamos los riesgos de juntarnos. Esto debe ocurrir. Para una ONG si va a asociarse con el sector privado siempre hay un riesgo, pero la empresa también tiene uno. Cada vez más las compañías quieren asociarse por respeto con organizaciones que tienen una buena imagen, por eso en WWF somos cuidadosos.
—Hay que cuidar al Panda para que no se ensucie…
—Exactamente. Yo trabajo en agua dulce, pero WWF ha venido trabajando en alimentos del mar, en forestal, en clima. Si ves que no está funcionando, si no están lo suficientemente embarcados en el compromiso tienes que negociar y si no obtienes la respuesta deseada tienes que quebrar el acuerdo, pero no se da muy a menudo. Más bien ocurre que las compañías se relacionan en unos primeros escalones de compromisos y nosotros desearíamos que fueran más lejos. Pero aun así, si recorres solo tres pasos y fue útil, eso ayuda. No salvas el mundo, pero ayuda.