Donde el lujo es la naturaleza

Desde el inicio, este complejo de seis propiedades ha buscado encontrar la esencia de José Ignacio, su alma y su encanto, para incorporarlo a su propuesta hotelera y crear un lugar irrepetible, que le ofrece a los visitantes el valor de vivir de forma auténtica el destino que eligieron para sus días de descanso. 

Playa Vik

Playa Vik

Placeres en la playa y el campo. La experiencia puede comenzar por Bahía Vik, el hotel diseñado por Daglio inmerso entre las dunas de la playa Mansa, en La Juanita, que refleja la vida contemporánea pero con los pies en la arena. Sus bungalows de líneas rectas y materiales nobles como la madera y la piedra —llaman la atención las piezas rocosas que hacen las veces de bacha y de bañera— se integran al entorno. El edificio central está rodeado de cuatro piscinas pensadas para contemplar desde allí las vistas infinitas del atardecer. En esa profunda atmósfera de bienestar, sentarse a tener una buena charla en la terraza de la habitación —que a través de enormes ventanales se une al interior— es uno de esos placeres que no tienen precio. 

El siguiente momento de la experiencia Vik puede suceder en The Shack Yoga & Wellness, el centro de bienestar ubicado en el corazón de Bahía Vik. Allí, ataviado con ropas que ya introducen al huésped en un universo de tradiciones ancestrales, Guido, con un aura de calma y serenidad, da la bienvenida para iniciar un shamanic energy healing, un tratamiento que trabaja con el campo de la energía sutil. El practicante siente en qué parte del cuerpo alguien se está aferrando al dolor o la resistencia y trabaja con técnicas manuales suaves para liberarlo. También se utilizan otros elementos como las plantas, el humo, los sonidos, los olores y la respiración. Después de que Guido hace su magia, la sensación de bienestar permanece y hace que el día sea aún más placentero. Este espacio está abierto todo el año e incluye un estudio de yoga con vista al Atlántico, un centro de fitness ultramoderno con entrenamientos personalizados de alto rendimiento y un completo spa.

Un rato antes de la puesta de sol, la cita es en el restaurante CieloMar de Playa Vik para disfrutar de cócteles y tapas —de un menú 100% gluten free— y ver el atardecer junto a la piscina de 22 metros de largo de estilo acantilado, que cae sobre la playa Mansa, pues se extiende hacia el horizonte en una especie de terraza volada que la termina confundiendo con el mar. Al ingreso al salón, la espacialidad del interior se continúa con el exterior. En medio del camino una impactante escultura-asiento blanca irrumpe en el espacio. Lleva la firma de Zaha Hadid, la reconocida arquitecta anglo-iraquí fallecida en 2016, cuyas obras hablan un lenguaje de líneas onduladas, de estilo futurista, en las que predomina siempre el color blanco. 

Con la arquitectura ultracontemporánea de Carlos Ott, Playa Vik se compone de un imponente edificio central a modo de “escultura” rodeado de seis casas; en total cuenta con 19 suites.

Pavillion Vik

Bahía Vik

The Shak Yoga

La noche ya cerrada muestra un impactante cielo estrellado que se refleja en el agua de la piscina de granito negro iluminada desde su interior con las constelaciones del hemisferio sur. Después de una cena de 12 pasos, la caminata por la playa para volver a la habitación de Bahía Vik sin dudas es el mejor plan.

Al día siguiente, después de un nutritivo desayuno rodeado de arte en el restaurante Zodíaco, el día se presta para una cabalgata en Estancia Vik, a cinco minutos de distancia. Ubicada sobre una extensión de más de 1.600 hectáreas de campo, esta propiedad cuenta con 12 suites, cada una diseñada e intervenida por artistas uruguayos. El estilo simple y rural se une a la sofisticación. 

En las caballerizas, Carlos, el anfitrión especialista en actividades ecuestres y polo, tiene los caballos listos para emprender un paseo por los soleados campos hasta un monte indígena donde espera su compañero, Bautista, con un delicioso pícnic a la sombra de un monte nativo: empanaditas, quesos, aceitunas y otras cosas ricas acompañadas de vino blanco y rosado, bien fríos, de la propia marca Vik. Entre galopes, la vida silvestre y las infinitas vistas, el día de campo ofrece sus mejores bondades. Aquí el plan también puede ser navegar en canoa, tomar clases de polo o comer un rico asado, entre varias actividades más. 

Estancia Vik

Estancia Vik

De regreso a la playa, quedan por visitar el Pavilion Vik, que es la más reciente incorporación al portafolio de Vik Retreats, y La Susana, el exclusivo restaurante de playa. El primero es un gigantesco domo construido enteramente en madera de lapacho e inserto sobre las dunas de la playa, un diseño también de Daglio. El exterior es de madera de arce texturizada y el impresionante interior con capacidad para 900 personas está iluminado por cientos de tragaluces en forma de estrellas. Gracias a su estructura abovedada tiene una excelente acústica. En este espacio se realizan celebraciones sociales, encuentros corporativos, shows musicales, festivales de cine y exhibiciones de arte. 

Por su lado, La Susana, abierto desde 2013, se ha convertido en un punto de encuentro para los asiduos del balneario. Su alta cocina está basada en el producto y se acompaña con buena coctelería y una carta de vinos con etiquetas Vik y otras de producción local. De piso de arena, mobiliario en madera y techo de caña, es el escenario perfecto para grandes sunset sessions.

Entre sus otras virtudes, Vik se enfoca en destacar la cultura de Uruguay. El arte está en todas partes. Cada una de las propiedades cuenta con una gran colección de piezas en espacios dedicados a reconocidos nombres del arte local como Rita Fischer, Pablo Atchugarry, Carlos Musso, Javier Abdala, Eduardo Cardozo y Fernando López Lage, entre otros.

Pero tanto el arte como el diseño, la arquitectura, el buen gusto y la atención de cada colaborador que se acerca desde el primer momento, caen rendidos a los pies de un entorno espectacular, donde el verdadero lujo lo aporta la naturaleza.