Su segundo libro se titula Todo el año es Navidad, ¿por qué?
Elegí ese título por varios motivos. Primero, porque yo vivo con ese espíritu todo el año, entonces para mí todo el año es Navidad. En segundo lugar, porque en la actualidad los tiempos son tan acelerados que llega la Navidad, la disfrutás y cuando te querés acordar ya estás armando el arbolito de nuevo. Entonces nunca dudé con el título.
¿Qué significado tiene para usted la Navidad?
Es el espíritu de celebración, de agasajo, de compartir… Será porque en Navidad normalmente se recibe, se abren las puertas a la familia, a los amigos, y eso lo siento todo el año, no solamente en las fiestas. En esta época, la gente tiende a conmoverse más, a ser más solidaria, más generosa y esos sentimientos eran lo que quería transmitir en el libro, que esos sentimientos y ese espíritu perduren todo el año. Además, yo soy así, vivo con esa conciencia todo el año, por lo menos trato de vivirlo para que la vida no me pase por encima. Comprendí que es un aprendizaje y un hábito que trato de incorporar a mi vida estableciendo prioridades. Es un ejercicio diario.
¿Y cómo se logra?
La vida me lo enseñó. Cuando vivís la vida con conciencia, la vida es una gran maestra porque todo el tiempo te está dando señales, enseñanzas, y depende de cada uno tomarlas y aprender. Todos vinimos a este mundo a ser mejores personas, a evolucionar. No sé si estoy muy de acuerdo con eso de convertirse en la “mejor versión de uno mismo” porque no sé si hay varias versiones de uno. Estoy convencida de que la vida nos enseña, nos habla, nos da las respuestas.
¿Recuerda una Navidad inolvidable?
Todas mis Navidades. Yo hago que sean especiales, pero creo que mi Navidad más especial fue la que pasé completamente sola. Fue el año pasado por un tema de Covid.
Había decidido mudarse a Punta del Este, ¿qué sucedió?
En ese momento tuve que desarmar dos casas, La Casa de Rose en la calle Rostand y mi casa particular. Me separé de mi marido y como mis dos hijas ya son independientes me mudé sola a Punta del Este, livianita.
¿Deshacerse de lo material es sanador?
Sí, vendí muchas cosas y me deshice de otras, pero de todos modos tengo 60 cajas guardadas en depósito. El desapego material es algo que todo el mundo debería practicar.
Da un poco de miedo deshacerse de objetos personales, ¿le pasó?
Sí, porque la gente se siente segura con lo material pero las cosas no hacen a nuestra vida, todo va y viene, nosotros venimos sin nada y nos vamos sin nada. El otro día escuché una frase que tiene que ver con el desapego: “Si te vas de esta vida con una cuenta bancaria copiosa es porque hiciste mal los cálculos”. No está mal tener cosas pero acumular, acumular, acumular y no despegarse de nada está mal. Ahora aprendí a comprar lo que necesito, a comprar con la conciencia de saber que son cosas que pasan por tu vida pero después chau, las soltás. Yo trabajo con objetos, vajilla, pero también aprendí a pedir prestado a mi papá, a mis amigas porque las cosas tiene que vivir en función de cada uno y no a la inversa. Yo estaba haciendo algo mal porque solía vivir en donde me entraba todo lo que tenía, las cosas definían en donde tenía que estar, pero ahora vivo donde tengo ganas de vivir y esa sensación de libertad es fenomenal.
¿Y cómo pasó esa Navidad sola?
Me pareció fantástica porque siempre tuve la fantasía de pasar Navidad sola. Estaba con Ulises, mi perro, entones tan sola no estaba, pero fue muy triste porque no era una decisión que viniera masticando, la situación se dio cuatro horas antes de Nochebuena. Resulta que cada año decoro una casa para las fiestas y coincidió que todos en esa familia se contagiaron de Covid. Yo no tenía síntomas pero tenía miedo de contagiar a mi familia, especialmente a mi papá añoso. Entonces me preparé una mesa en mi casa, algo tranquilo, pero fue tristísimo. Y cuando se hicieron las 12 de la noche salí sola a caminar y a mirar los fuegos artificiales en el puerto de Punta del Este. Me inundó una sensación de vacío enorme… pero pienso que está bueno encontrarse con sensaciones, con sentimientos que no esperabas. Como siempre digo, no pasé sola, pasé conmigo, pero no lo volvería a hacer; y no es que no sepa estar sola, porque de hecho vivo sola y estoy feliz viviendo sola. Me llevo bárbaro conmigo, tengo una vida muy plena pero no una vida distraída, porque hay gente que se llena de actividades para evadir esa soledad. A mí la Navidad me importa mucho, soy como el emblema de la Navidad en mi familia. Las Navidades no son Navidades si no estoy yo, me siento imprescindible para hacer las decoraciones y creo que nadie lo hará más lindo que yo, pero igual salió. Sin embargo, mi familia también pasó tristísimo.
Usted es uruguaya, tiene cinco hermanos y se mudaron a Buenos Aires cuando solo tenía 20 días, ¿cómo vivía las fiestas de niña?
Las fiestas en casa eran multitudinarias, nosotros éramos uruguayos que vivíamos en Argentina y pasábamos las fiestas con otras dos familias de uruguayos que también tenían montones de hijos. Eran reuniones de 30, 40 personas, fiestas divertidísimas con pila de regalos.
¿Quién cocinaba, su madre, su padre?
Teníamos una cocinera con la que yo pasaba mucho tiempo, la cocina era mi lugar preferido de la casa, pero básicamente papá decidía qué se comía y después mamá orquestaba. Hasta el día de hoy papá sigue decidiendo el menú de Navidad. Como buen griego, la comida es muy importante, eran verdaderos banquetes que se empezaban a preparar días antes. Siempre se hacía la comida tradicional navideña como el vitel toné, lengua a la vinagreta, tomates rellenos, el menú habitual de aquella época. Recuerdo que eran grandes celebraciones siempre con mucha gente.
¿Qué sensaciones describen esta época de celebración?
Visualmente lo primero que se viene a la mente es el brillo de las lucecitas, de las velas. Después los aromas frescos de los jazmines, del pasto cortado, de los azahares y de la dama de la noche, esas que al atardecer empiezan a largar un aroma especial que identifica a nuestras Navidades. El calor a nivel de la piel de la temperatura del verano, y la música jamás falta, yo me levanto y me acuesto con música y la música navideña es infaltable. No puedo entender cuando entro a una casa y no hay música, parece que faltara algo.
¿Cuáles son sus canciones preferidas para las fiestas?
Siempre armo una playlist con temas navideños, algo de jazz y algo de soul, pero no todo de jingles navideños porque puede ser un bodrio. Mariah Carey, Diana Krall, Sarah Brightman, Rod Stewart, Michael Bublé, tantas voces divinas.
Foto: Lucía Durán La televisión. Una de las alumnas de las clases de Rose en Buenos Aires tenía un espacio en televisión, y la invitó a presentar una mesa de Navidad en Utilísima Televisión. A los tres meses la llamaron para hacer una columna en la que enseñaba delicadezas de cocina como mermeladas exóticas y consejos para poner la mesa, hasta que al año siguiente le ofrecieron hacer el programa Bajo la lupa. Galfione y el investigador gourmet Ennio Carota se entrometían en los recovecos de restaurantes de la capital argentina buscando hasta dónde se cumplían las reglas del buen comer. Esta dupla criticaba, con ánimo de enseñar, desde la limpieza, la cocción exacta de los productos, los modales de los mozos, los ingredientes, el equipamiento y los tiempos que tardaban los platos en llegar a la mesa, para lo que Rose se ayudaba con una lupa y un cronómetro. El éxito de este ciclo resultó en otra serie de programas Bajo la lupa versión hoteles, en el que Rose visitaba complejos turísticos con un experto en hotelería.
Siguiendo su carrera televisiva, este año Galfione se integró a la segunda temporada del reality show Bake off, que emite semanalmente Canal 4, en el rol de la “jurado más estricta”. A mediados de febrero en las instalaciones de Jacksonville comenzará a grabar la tercera temporada del concurso de pasteleros con la conductora, Jimena Sabaris, y los jurados Sofía Muñoz y Hugo Soca.
¿Cómo le resultó hacer crítica de restaurantes en Buenos Aires?
Bajo la lupa tuvo muchísimo rating porque además en 2004 no había nada del estilo y a la gente le gustaba la crítica porque no era una crítica absurda, estaba muy bien fundamentada. Aunque siempre había algún dueño que quería charlar y justificarse, y otros que las tomaban bien y hacían las modificaciones pertinentes.
¿Qué diferencia encuentra entre hacer televisión en Buenos Aires y ahora en Montevideo? ¿La gente la reconoce en la calle?
Montevideo es más chico, entonces la repercusión es más inmediata que en Buenos Aires, que era un programa de cable. En Uruguay ayudó la movida de prensa que hicieron. Todo el tiempo la gente me saluda y yo devuelvo el saludo siempre, pero después me queda la duda si la conozco o no, aunque generalmente me dicen: “te conozco de la tele”.
¿Cómo surgió la convocatoria para integrar el jurado de Bake off? ¿Dudó en aceptar?
Yo tenía planes completamente diferentes. Después de pasar dos años en mi apartamento en Punta del Este sanando una cantidad de cosas, había decidido irme a Grecia a vivir ocho meses porque me estaba inquietando la vuelta, no sabía cómo iba a volver… Me había divorciado y ya no tenía La Casa de Rose. La Casa de Rose fue un sueño cumplido pero sentía que no podía volver de la misma manera, dando clases, porque eso iba a proyectarse en los demás como una involución y yo siempre voy para adelante. Yo no comenzaba de cero, entonces sentía la necesidad de reinventar mi personaje, eso no estaba bueno para mí como persona, como desafío, como profesional. Una cosa que aprendí durante la pandemia fue a fluir. Antes yo era de seguir mi agenda, de tener todo programado, y ¿sabes qué? Las decisiones no las toma uno, creo en el destino, uno siente que toma las decisiones pero en realidad hay algo que va mas allá. Así fue que decidí tomar otro año para mí pero mudándome a Grecia por ocho meses. Pero me llamaron de Canal 4, escuché la propuesta, hice un casting y me convocaron. La propuesta de Bake off me gustó muchísimo porque tengo que evaluar y yo soy muy crítica naturalmente aunque no me lo pidas. No sé si es una virtud o un defecto, aunque ahora aprendí a opinar solo cuando me piden mi opinión.
¿Miró los programas? ¿Qué críticas se hace?
Sí, los miré todos. Debo reconocer que en los primeros tres programas me noté un poquito acartonada. A mí me propusieron ser la mala, la crítica, la más exigente, porque necesitaban un personaje que fuera un poquito más malo. Pero no me sale ser mala, soy muy crítica y exigente pero siempre mantengo la línea de respeto con los participantes que de verdad dejan bastante en el set. A mí no me gustaría estar en su piel.
Pero esas devoluciones son positivas para su crecimiento.
Claro, para sacar lo mejor del otro y no para frustrarlo. Creo que manejo muy bien las formas y eso generó empatía con el público. Al principio me vieron como una figura distante, era la “señora cheta”, la “regia”, pero no me conocían. Con el paso de los programas me fui soltando y les dije: no sé lo que pretenden de mí pero tengo que ser yo misma. Siempre me fue bien en la vida siendo auténtica, ¿por qué iba a ser de otra manera? A partir del tercer programa, cuando me exigí ese afloje, empezó el verdadero vínculo con la audiencia, porque conocieron a la verdadera Rose.
¿Cuál sería su balance de este año 2022?
Fue el mejor año de mi vida, sin duda. Fue un año donde todo me salió tal como no lo había planificado y eso para mí fue un gran aprendizaje, todo el año fue una sorpresa. No sabía que no iba a viajar a Grecia, que iba a estar en un programa de televisión, que iba a hacer un programa espiritual que me iba a cambiar la vida. Tampoco sabía que iba a hacer un libro en tres meses, que iba a sacar un vino y que a raíz del programa de televisión me iban a salir una cantidad de trabajos o iba a conocer gente diferente. La verdad es que el año 2022 no dejó de sorprenderme para bien.
Y afectivamente, ¿cómo se encuentra?
Bueno, eso por ahí, es la única parte… Desde que me separé no me he vuelto a enamorar pero esa sensación de libertad que se siente sabiendo que podés vivir tu vida sin dependencias, te fortalece. El amor vendrá o no vendrá, pero ahora no busco la estabilidad o la felicidad en mi vida a partir de otra persona.
Foto: Lucía Durán Tendencias festivas
Para celebrar Navidad o Fin de Año, ¿cuál es la tendencia en mesas?, ¿qué recomienda?
En primer lugar hay que pensar que el entorno es fundamental, porque una cosa es el entorno urbano, y otro el marino o el campestre. Lo primero que hay que hacer es posicionarse en el lugar para que la mesa tenga armonía con donde va a estar. La mesa te describe, tiene que ver con uno, con tu estilo y comparo poner la mesa con la ropa. A veces te ponés algo que no tiene nada que ver contigo o no sabés ni llevarlo y en las mesas pasa lo mismo.
En cuanto a tendencias, por más que sigamos en pandemia, este año todos queremos celebrar, no como la Navidad pasada, que era todo más reservado. Entonces después de estos episodios o después de las guerras, en general se tienen momentos de luz, de alumbramientos, de colorido, de exageración, como que tenemos ganas de ponernos todo lo que no pudimos usar antes en esos años grises, oscuros. La tendencia para las mesas, y se ve en la moda también, es el color estridente, el brillo, la voluptuosidad. Por eso se usan los volados, el verde manzana, el naranja, todos los brillos y las tonalidad del cobre, dorado, plateado. El minimalismo quedó de lado. Este año hay que tirar todo sobre la mesa y va a quedar bárbaro.
Por otro lado, tenemos un país con una naturaleza muy generosa, por lo que les recomiendo que siempre busquen inspiración en la naturaleza, en ramas, troncos, hojas, flores y que, por supuesto, se pueden combinar con las tendencias. No es necesario gastar fortunas comprando cosas que después no hay lugar dónde guardarlas.
Imagen del libro Cheesecake de salmón
Para la base
300 g de galletas crocantes saladas
2 cdas. de mayonesa
3 cditas. de semillas de sésamo
Ralladura de 1 limón
Para el relleno
350 g de brótola
350 g de salmón fresco
100 cc de vino blanco
100 g de salmón ahumado
400 g de queso crema
1 sobre de gelatina sin sabor
50 cc de crema de leche
1 puñado de eneldo
Ralladura de limón
Alcaparras
Sal y pimienta
Para la base
Procesar todos los ingredientes y colocarlos en la base de la tortera haciendo presión para formar una masa compacta.
Procedimiento
Llevar al horno el salmón fresco con la brótola, la sal, la pimienta y el vino blanco. Cocinar durante unos 15 minutos. Retirar, dejar enfriar y desmenuzar con un tenedor. Agregar el salmón ahumado, el queso crema, la crema de leche, el eneldo, la ralladura de limón, las alcaparras y procesar moderadamente hasta que se forme una pasta. Disolver la gelatina en el jugo de limón y calentarla en microondas durante 30 segundos hasta que se disuelva. Incorporar a la preparación y a continuación volcar la preparación sobre la masa. Decorar con brotes de alfalfa, rodajas de palta o huevo duro rallado. Llevar a la heladera por lo menos seis horas antes de consumirla.
Imagen del libro La magia está en los detalles
Picadas individuales
La idea es que cada invitado tenga su propia cajita con variedad de quesos, fiambres, frutas y verduras para picar. El trabajo está en el preparado previo, pero se puede empezar el día anterior y conservarlas en la heladera adentro de un recipiente o envueltas para que el frío no seque los ingredientes.
Hielos decorados
Los hielos con flores y frutas adentro quedan divinos en los tragos y es un detalle que todos disfrutan. Se puede empezar a hacer unos cuantos días antes y solo lleva un poco de ingenio para que queden bien festivos.
Primero se llena las cubetas de hielo con agua y luego se agregan las bayas, las flores, hojas o hierbas aromáticas. No conviene recargar la cubeta con ingredientes, es solo un detalle para que el hielo se luzca.
Hielos de uvas
Las uvas son perfectas y muy decorativas para congelar y usarlas para enfriar las bebidas alcohólicas, sobre todo los espumantes. Es un frío sutil pero muy efectivo, ya que al no derretirse se evita que el agua del hielo se diluya en la bebida alterando el sabor.
Se necesita como mínimo tres horas de frío para lograr el congelado óptimo y se conservan sin problema durante un tiempo en el freezer. Se pueden usar tanto uvas blancas como negras o combinar ambas.
Consejos para descorchar un espumante
El buen servicio de una bebida tiene su técnica y los espumantes no escapan a esto. Aunque parezca una técnica sencilla, el descorche, para el que nunca faltan voluntarios, tiene su ceremonia que conviene conocer de antemano si no queremos empapar a los invitados o, lo que es peor, dejar a alguno tuerto.
El candidato elegido normalmente pasa a ser el centro de todas las miradas, detalle que lo motiva a agregar cierto dramatismo a la escena, sacudiendo la botella para que el destape sea impulsivo y sobre todo ruidoso, como si esto, de alguna manera, fuera el verdadero éxito de la maniobra.
· Secar la botella con una servilleta para evitar que se resbale durante la maniobra
· Aflojar el bozal (esa pieza de alambre que envuelve y retiene el corcho) pero no retirarlo por completo. Ese bozal evita los descorches espontáneos por lo tanto se afloja pero permanece junto al tapón hasta el descorche definitivo.
· Sujetar el corcho con firmeza envolviéndolo con toda la palma de la mano y girar la botella desde la base con la otra mano. Lo que gira es la botella, no el corcho.
· Contrario a lo que se hace con el vino, la botella de espumante no se apoya sobre la mesa para abrirla. Es una maniobra que se hace sin apoyo tomando cada extremo de la botella con una mano.
· Por más que facilite la acción, ¡eviten colocar la botella entre las piernas para descorcharla!
· Los giros deben ser delicados y constantes. Si el corcho se pone caprichoso, lo podemos aflojar tratando de separarlo del cuello de la botella.
· El verdadero éxito de este espectáculo es quedarse con el corcho en la mano y habiendo hecho el menor ruido posible. Nada de estruendos, espuma volando por el aire y corchos descontrolados, escena que se reserva únicamente para victorias deportivas.
Imagen del libro Ensalada de sandía, aceitunas negras, menta y queso feta
Ingredientes
Las cantidades para esta ensalada dependerán del tamaño de la sandía.
Media sandía ahuecada o dos sandías pequeñas abiertas al medio
250 g de aceitunas negras sin carozo
300 g de queso tipo feta (se puede reemplazar por tofu o ricota bien compacta)
Un puñado de hojas de menta fresca (se puede reemplazar por albahaca o cilantro)
Procedimiento
Para ahuecar la sandía conviene hacerlo con una cucharita que forma bolitas empezando por el contorno más cercano a la parte blanca para que quede en forma ondeada. Luego se retiran las demás tratando de que queden la menor cantidad de semillas en las bolitas formadas. Se recomienda hacer esto el mismo día y no de un día para el otro.
Escurrir bien el jugo que se forma pero no desperdiciar porque es delicioso para tomarlo fresco. Colocar prolijamente las bolitas dentro de la sandia ahuecada e intercalarlas con las aceitunas, el queso y las hojas de menta. Aderezar a último momento nada más que con un chorrito de aceite de oliva. La sal se la aportarán las aceitunas y el queso.