Lo fundamental está en ser conscientes de que si no alimentamos bien a
los microorganismos que componen la microbiota, ellos “buscarán otros recursos
a su alrededor para sobrevivir, generando daños o alteraciones en tu sistema
digestivo”.
Es sabido que en las últimas décadas la dieta se ha modificado, sobre
todo en países desarrollados, y ha cambiado tanto que existen patologías
relacionadas con esos nuevos hábitos alimenticios, indica la autora. Y por el
contrario, en las comunidades que siguen sus tradiciones culinarias de la zona,
casi no existen enfermedades relacionadas con el sistema digestivo. Esto
también está vinculado con el peso. “La calidad y el estado de salud de nuestra
microbiota determina nuestra capacidad para extraer energía de los alimentos” y
dependiendo de eso podemos engordar o adelgazar.
Por último, una mención aparte tiene la relación entre microbiota y
emociones. En las paredes del sistema digestivo existe “una amplia red de
neuronas que ayuda a controlar la ingesta y evita que entren sustancias
invasoras”. Por esta razón es que al intestino se le llama el segundo cerebro y
puede afectar nuestro comportamiento y emociones, “al inhibir el estrés y
equilibrar alteraciones que afectan a nuestro estado de ánimo, como la ansiedad
o la depresión”. “Cuando nuestra microbiota está en equilibrio, nuestras
emociones se equilibran de forma natural”, asegura este muy recomendable libro
que apunta a concientizar sobre el efecto que tiene en nuestra vida lo que
comemos.
En una preciosa edición, con fotos tentadoras y un diseño elegante, a lo
largo de las 223 páginas se van presentando las recetas divididas en Desayunos,
Picoteo, Sopas y cremas, Ensaladas, Platos principales, Aliños y salsas,
postres, bebidas. También hay un índice por ingredientes, un detalle muy útil a
la hora de buscar qué hacer con lo que tenemos en la heladera.
Boniatos
asados al limón rellenos de hojas verdes y chucrut de lombarda con salsa
de yogur aromatizada
Tiempo de elaboración: 45 min
Estación: 4 estaciones
Para 4 personas
Los boniatos
son ricos en almidón resistente, un componente que ayuda a tener una microbiota
sana. Esta receta es sencilla y muy sorprendente.
Ingredientes:
4 boniatos
Unas gotas de
aceite
Dos pizcas de
sal
Una pizca de
pimienta
250 g de
hojas de espinacas
50 g de hojas
de kale
1 ajo
1 cebolla
4 cucharadas
de chucrut de lombarda
Salsa de
yogur
Elaboración:
Limpia bien los boniatos bajo el grifo hasta que no quede ninguna
impureza en su piel. Córtalos por la mitad de forma longitudinal y colócalos
sobre una bandeja de horno. Echales unas gotas de aceite, una pizca de sal y
una pizca de pimienta. Precalienta el horno a 160 OC y ásalos 35
minutos o hasta que se deshagan al pincharlos con un tenedor. El tiempo
dependerá un poco del tamaño de los boniatos.
Lava bien las
hojas de espinacas y kale, y escúrrelas. Pica la cebolla y el ajo en
trocitos pequeños.
Pon una
sartén al fuego. Cuando esté caliente, añade unas gotas de aceite. Saltea la
cebolla troceada a fuego fuerte. Agrega los ajos y una pizca de sal, baja el
fuego y saltea de nuevo hasta que todo se dore. Incorpora las hojas de
espinacas y kale picadas, y saltea junto con el resto de los
ingredientes. Una vez cambien de color, apaga el fuego y reserva.
Saca los boniatos del horno y vacía su interior. Ten cuidado de no romper
la piel; para ello, deja una parte del boniato pegada a ella. Con la ayuda de
un tenedor, tritura la pulpa de los boniatos hasta convertirlos en puré y
mézclalos con las hojas verdes.
Rellena los boniatos con la preparación anterior y gratínalos en el horno
a 180 ºC durante 5 minutos. Sácalos y añade la salsa de yogur y el chucrut
de lombarda sobre la preparación.
Pizza de
lentejas
Tiempo de fermentación: 24 h
Tiempo de elaboración: 15 min
Estación: 4 estaciones
Para 4 raciones
Este es un plato increíblemente rico en proteínas y fermentos, ideal para
niños y deportistas.
Ingredientes:
Para la base de pizza:
250 g de lentejas rojas
1 diente de ajo
1 cucharadita de sal
Unas gotas de aceite de oliva
Para la cobertura:
100 g de setas (champiñones o shiitakes)
3 alcachofas
1 cebolla roja
2 tomates secos
1 manojo de espárragos verdes
Shoyu o salsa de soja
1 cucharada de orégano
Para el queso vegano:
250 g de tofu ahumado
5 cucharadas de chucrut
1 cucharada de almendras molidas
1 cucharadita de pasta de umeboshi
Aceite al gusto
Una pizca de sal
Un poco de caldo (puede ser simplemente agua o el caldo del chucrut
que hemos utilizado)
Elaboración:
Comienza la receta poniendo las lentejas rojas en remojo en 300
mililitros de agua durante 24 horas. Al día siguiente, elimina el agua y
tritúralas junto con el ajo y la sal.
Precalienta el horno a 180 ºC. Mientras tanto, coloca papel vegetal sobre
la bandeja y echa unas gotas de aceite. Vierte la masa de lentejas encima y
dale forma redondeada. Introdúcela en el horno y, cuando veas que tiene una
consistencia compacta, dale la vuelta para cocinarla por el otro lado. Reserva.
Para preparar el queso vegano, tritura el tofu junto con el chucrut,
las almendras molidas, la pasta de umeboshi, una pizca de sal, un poco
de caldo y un poco de aceite en un procesador de alimentos hasta conseguir una
textura homogénea. Reserva.
Finalmente, para la cobertura, corta los vegetales muy finos y saltéalos
brevemente para que queden jugosos. Añade unas gotas de shoyu para
realzar el sabor.
Coloca la base de la pizza, añade el queso vegano y esparce por encima
las verduras salteadas y el orégano.
Champán de
rosas
Tiempo de fermentación: 5 días
Tiempo de elaboración: 5 min
Estación: primavera y verano
Para 6 raciones
Las flores y
frutos silvestres contienen levaduras de forma natural, así que son perfectos
para elaborar bebidas fermentadas. Lo más importante es asegurarte de que son
aptos para el uso culinario. Para hacer esta receta, necesitarás rosas, que son
fáciles de conseguir y tienen un aroma divino.
Ingredientes:
1,5 litros de
agua
150 g de
azúcar
1 naranja (la
piel)
8 semillas de
cardamomo
3 flores de
rosas
Elaboración:
En un envase de cristal de unos 2 litros, vierte el agua y disuelve bien
el azúcar en ella.
Ralla la piel de naranja, con cuidado de no usar la parte blanca para no
amargar, y añádela.
Agrega las
semillas de cardamomo y los pétalos de las rosas, y mezcla bien. Asegúrate de
que los pétalos quedan bien empapados de agua.
Tapa el
envase con una gasa, una tela de algodón o un filtro de café y sujeta con la
ayuda de una goma. Remueve cada día. Una vez veas burbujas, deja fermentar 3
días más.
Cuela el
líquido resultante y guárdalo en una botella con cierre hermético. Mételo en la
heladera y tómalo frío. Ten en cuenta que, al abrirlo, puede que salga el
líquido como si fuera champán.
Crumble de caqui
Tiempo de elaboración: 40 min
Estación: otoño
Para 4 raciones
El crumble
es un postre típico de Inglaterra que mi madre hacía en casa cuando yo era
pequeña.
Ingredientes:
400 g de
caquis
1 cucharadita
de canela en polvo
4 cucharadas
de frutos rojos fermentados (ver receta siguiente)
150 g de harina de trigo integral
50 g de
harina de almendra o almendras picadas
50 g de copos
de avena
2 cucharadas
de tahini o pasta de sésamo
50 ml de
aceite de oliva
Elaboración:
Pela los
caquis y colócalos en un molde de horno. Añade la canela y los frutos rojos
fermentados, y mezcla bien.
En un bol,
combina la harina de trigo, la de almendra y los copos de avena.
En otro recipiente, mezcla el aceite y el tahini hasta que se
disuelvan y el resultado sea homogéneo. Agrega esta mezcla al bol de los
ingredientes secos y vuelve a combinar bien. Debe quedar todo impregnado de
forma uniforme.
Vierte esta mezcla sobre los caquis y mete en el horno precalentado a 160
ºC durante 30 minutos.
El crumble
debe quedar dorado, y los frutos rojos como una compota de frutas.
Frutos rojos fermentados
Tiempo de fermentación: 10 días
Tiempo de elaboración: 5 minutos
Estación: primavera y verano
Para 4 raciones
Ingredientes:
500 g de
frutos rojos: moras, frambuesas, arándanos (salvo frutillas)
15 g de sal
Elaboración:
Mezcla los
ingredientes y ponlos en un bote colocando un peso sobre los frutos rojos sin
aplastarlos excesivamente.
En unas
horas, verás que los frutos rojos han soltado una buena cantidad de jugo y que
quedan cubiertos por la salmuera que se ha generado.
Deja el bote fuera de la heladera durante 10 días y, a partir de ahí, ya
los puedes consumir. Así de sencillo. Te recomiendo que guardes el bote en el
frigorífico, con el líquido siempre cubriendo los frutos.
La cocina probiótica. Recetas fáciles, sanas y deliciosas para cuidar tu microbiota, de Nerea Zorokiain Garín. Editorial Grijalbo, 2022, 223 páginas, 890 pesos.