Entre julio y diciembre de 2020, el 44° presidente de Estados Unidos y el único solista del rock norteamericano que puede mirar a los ojos a Bob Dylan y no pasar vergüenza se reunieron en el estudio de la casa de este último, en Colts Neck, a charlar. Y del mismo estudio en el que The Boss grabó Letter To You, su último y sorprendente disco, una de las mejores cosas que dejó el año de inicio de la pandemia, surgió Renegades: Born In The USA.
Este podcast, con el nombre de una de las canciones más icónicas de Springsteen, surgido de las conversaciones entre ambos referentes, consta de ocho episodios de entre 38 y 51 minutos y fue publicado en Spotify entre el 22 de febrero y el 5 de abril de este año. Como en el más democrático de los mostradores, dos hombres de distintos orígenes y trayectorias (más allá de que ninguno precise ya mirar los precios en las stores), pero conocidos por todo su país y el mundo, abarcaron los más diversos temas.
El primer capítulo, titulado Nuestra improbable amistad, justamente habla de eso; pero luego prácticamente nada de lo humano les resulta ajeno: temas raciales, las distintas músicas de su país, el final del American Dream en la década de 1960, las raíces, el dinero, los vínculos con sus respectivos padres y las diferentes formas de encarar la masculinidad, las paternidades y la necesidad de renovar su país luego de años de división (y no hace falta señalar hacia quién apuntan sus dardos).
De hecho, las líneas presentadas al inicio de este artículo son parte del séptimo y penúltimo capítulo del podcast, Fatherhood, publicado el 29 de marzo.
En busca de respuestas y de preguntas. Grabado en la casa de Springsteen y producido por la empresa del expresidente y de su esposa Michelle, Higher Grounds, el éxito del podcast fue tal que el pasaje al mundo de los formatos físicos era una fija. Así será: Renegados: Born In The USA, la transcripción de estas charlas entre dos viejos amigos, llegará a Uruguay en noviembre a través del sello Debate. Esto será días después de la puesta a la venta de la edición en idioma inglés, una colaboración entre Penguin Random House (PRH) y la ya nombrada Higher Grounds, a través de la editorial Crown, que llegará a las librerías el 26 de octubre. Se sabe que esta última constará de 320 páginas y 350 fotos originales.
Según un comunicado de PRH, el libro tiene un precio sugerido de cincuenta dólares en Estados Unidos y US$ 65 en Canadá, siendo US$ 17,99 y US$ 21,99 respectivamente los valores de la edición digital.
"Como a mucha gente, el año 2020 me generó un montón de emociones. Por tres años, tuve que ver a un sucesor presidencial (Donald Trump) que era diametralmente opuesto a todo en lo que yo había creído. Y vi a un país más enojado y dividido que nunca. Luego, llegó la histórica pandemia". Así arrancaba Obama el primer capítulo del podcast, dando la tónica de lo que se vendría: emocional y racional, reflexivo y catártico. En algún momento, dadas las risas y los diálogos cómplices, hasta podían imaginarse unas cervezas compartidas. De hecho, las conversaciones se hicieron en un estudio repleto de guitarras y hasta en un viaje en Corvette.
"Acá hay conversaciones serias sobre el destino del país, la suerte de sus ciudadanos y las fuerzas destructivas, horribles y corruptas en juego que quieren tirar todo abajo", escribió Springsteen para la introducción del libro. "Este es un tiempo de estar atentos porque se está poniendo seriamente a prueba quiénes somos. Hablar en profundidad sobre quiénes somos y en quiénes nos queremos convertir quizá pueda servir como una pequeña guía para algunos de nuestros ciudadanos... Es un tiempo para pensar seriamente quiénes queremos ser y qué tipo de país les vamos a dejar a nuestros niños. ¿Vamos a dejar que se escurra de nuestras manos lo mejor de nosotros o vamos a unirnos a enfrentar el fuego? En este libro no encontrarás las respuestas a esas preguntas, pero sí encontrarás a un par de buscadores dando todo de sí para hacerse mejores preguntas", agregó The Boss.
Si bien el libro está pensado para todos los fellow americans que lo deseen, está más que claro que ninguno de los que se embelesaron con el lema Make America Great Again o los seguidores de QAnom (una de las principales teorías de la conspiración de la extrema derecha estadounidense) quieran zambullirse en sus páginas. Puede que no se den cuenta igual; de hecho, en 1984 el conservador Ronald Reagan utilizó como parte de su campaña para la reelección el éxito Born In Th USA, al que creyó -sin más que leer el título y el ritmo galvanizante- como una nueva oda al American Way Of Life, cuando en realidad era un ácido alegato antibélico. Aunque es cierto, también está Obama, bestia negra para el electorado más conservador, el del cinturón bíblico, el WASP (acrónimo en inglés de blanco, anglosajón y protestante), y eso hace que la tendencia a las confusiones sea menor.
"A nuestras maneras, Bruce y yo hemos caminado en viajes paralelos, tratando de entender este país que nos ha dado tanto, tratando de hacer una crónica de las historias de su gente, buscando una manera de conectar nuestras propias búsquedas individuales de significado y verdad y comunidad con la historia más amplia de Estados Unidos", arrancaba Obama al principio del primer capítulo, que versaba sobre su "improbable amistad".
Ambos han coincidido en que la sociedad de su país, que siempre tuvo al "individualismo" -más allá de las libertades individuales-como un eje central de su forma de ser, tiene esa faceta cada vez más exacerbada, aun en momentos en que sería saludable pensar un poco más en un bien colectivo. Ambos exploran en sus distintos orígenes: Obama como una rara mezcla de hombre negro, blanco e indonesio en la paradisíaca Hawái, Springsteen como un hombre criado entre valores proletarios y conservadores de pequeñas ciudades industriales de los que se rebeló gracias al rock.
Las conversaciones no solo son de política y de mitos y realidades de la sociedad norteamericana. Matrimonio, raza, masculinidad y paternidad son otros de los tópicos analizados. Sus relatos de las llegadas de Malia y Evan los ubican como dos hombres entre dos generaciones distintas. En la década de 2010, los padres estadounidenses dedicaban 7,3 horas a la semana al cuidado de sus hijos; en 1965, cuando Obama era un niño pequeño y Springsteen un adolescente, cuando los valores conservadores de la potencia comenzaban a ser severamente cuestionados entre beatniks, hippies y rocanrol, ese promedio era tres veces menor.
Cambios de ayer y de hoy. El tema racial está siempre presente. No en vano el capítulo 2 del podcast se titula Raza en los Estados Unidos. El primer presidente afrodescendiente de la historia de Estados Unidos destacaba al inicio la diversidad étnica de la E Street Band, la histórica banda de acompañamiento de Springsteen, que tenía como una de sus figuras principales al negro saxofonista Clarence Clemons, gran amigo de Springsteen. Claro que no sabía que Clemons -fallecido en 2011- terminó siendo el único representante afro de una banda que originalmente era perfectamente equitativa: tres y tres. De ahí el tema disparó a la lucha por los derechos civiles y al racismo aún latente, que tuvo su más macabra expresión el año pasado con la muerte de George Floyd.
- Siempre que las protestas y el activismo no se transformen en violencia, mi actitud en general es: quiero y espero que los jóvenes traspasen los límites y pongan a prueba y prueben la paciencia de sus padres y abuelos. Yo a los jóvenes activistas con quienes me reuní les dije: "Miren, si quieren mi consejo sobre cómo pueden impulsar una ley u obtener suficientes votos para poner a quien quieras en el poder, puedo darte algunos consejos prácticos. Pero eso no significa necesariamente que ese deba ser su objetivo". A veces, su objetivo puede ser simplemente...
- ¡Revolver la mierda! -interrumpe Springsteen riendo.
- Revolver la mierda -concede el expresidente.
Otro momento alto es cuando un músico y un político que se reconoce como melómano discuten sobre sus canciones de protesta favoritas, en un ping-pong que incluye temas como Fight the Power, de Public Enemy, Anarchy In The UK y God Save The Queen de los Sex Pistols, Maggie's Farm de Bob Dylan, Strange Fruit de Billie Holiday y Respect de Aretha Franklin.
Las charlas tienen un disparador y de ahí los tiros pueden ir hacia cualquier lado, o al menos eso aparenta. En un capítulo comienzan hablando de la primera vez que se lanzaron a la carretera a conocer el enorme y diverso país en el que vivían, y terminan versando sobre la pérdida de la inocencia en la convulsionada década de 1970. En el caso de Obama, todo arranca con un largo periplo que incluyó Seattle, Los Angeles, San Francisco, Kansas City y Chicago, con su familia y cuando tenía 11 años, entre buses, trenes y autos alquilados; Bruce, por su lado, prefiere hablar de sus años de gira, con su banda, su familia elegida.
En el capítulo dedicado a cómo han cambiado los vínculos con los padres y la masculinidad, Springsteen recordó a un padre -fuente de inspiración de varias de sus canciones, no todas evocativas- como una tumba: "Llevaba secretos sobre su propia vida como si fuera una tradición". Por eso, al músico le costó mucho dejar de asumir que el modo correcto de ser hombre incluía fuertes dosis de estoicismo y silencio, para permitirse "abrir las puertas". The Boss es particularmente emotivo en este punto: "Terminamos luchando contra fantasmas... Tienes que convertir a tus fantasmas en ancestros... Los antepasados ??caminan a tu lado y te brindan comodidad y una visión de la vida que (también) será tuya. Mi padre camina ahora junto a mí como mi antepasado. Tomó mucho tiempo para que eso me pasara".
Para el final del podcast -y es de suponer que del libro también-si bien hablan de un país desunido y cada vez más descreído de su clase política, el expresidente prefiere mostrarse optimista sobre una reunificación, hablando de tender puentes, recordando lo que pasaron y lograron en tiempos tumultuosos figuras hoy de mármol como Martin Luther King o Abraham Lincoln. Hay risas. "Mis palabras, mis libros o esta conversación pueden aportar", dice Obama. Las canciones de Springsteen también, acota, mientras una guitarra suena de fondo, y el Jefe arranca un lastimero blues, con crudeza y esperanza, sobre nacer en Estados Unidos. n
