La crisis económica era una de las peores de la historia uruguaya. En pleno 2002, Hebert Crespi veía cómo las empresas familiares que dirigía tambaleaban y eso lo sumió en una depresión.
La crisis económica era una de las peores de la historia uruguaya. En pleno 2002, Hebert Crespi veía cómo las empresas familiares que dirigía tambaleaban y eso lo sumió en una depresión.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáUn amigo le dijo que había hablado con el obispo de Tacuarembó, Julio Bonino, para que lo visitara y le diera ánimo. Antes de aceptar, Crespi le preguntó si el jerarca de la Iglesia católica tenía claro quién era él.
Bonino sabía que Crespi era uno de los principales de la Masonería en Tacuarembó. Pero no le importó. Comieron un asado, tomaron whisky, charlaron durante horas y entablaron una buena amistad.
El obispo invitó a Crespi, que en 2008 fue elegido “venerable maestro” de la Masonería local, a integrar el grupo Amigos de Tacuarembó, una iniciativa para trabajar sobre el problema del consumo excesivo de alcohol en los jóvenes.
En su visita a Benedicto XVI, en julio de 2008, Bonino le contó que estaba trabajando en algunos proyectos con la Masonería de su diócesis. El Papa no lo cuestionó pero le recomendó una serie de lecturas, “todas de alguna manera condenatorias” de la Masonería, relató el obispo a Búsqueda.
En la Masonería de Tacuarembó no ven inconvenientes en trabajar con Bonino, dijeron a Búsqueda fuentes de la organización. Incluso, algunos creen que sería un “excelente eslabón” de ese grupo. “Tiene muchas cualidades, entre ellas su carisma de líder, que encajarían perfecto”, explicó uno.
Pero Bonino no solo se lleva bien con los masones y empresarios de Tacuarembó. Suele mantener reuniones con los dirigentes locales del PIT-CNT y más de una vez ha sido convocado por un sindicato para que sea el principal orador de un acto.
Eso ocurrió en 2012, cuando la empresa Urupanel estuvo a punto de cerrar por deudas con los bancos. Los trabajadores le pidieron a Bonino que encabezara la marcha y leyera una proclama. “Tenemos que analizar los términos de este conflicto y desear y exigir: que no se cierren nuestras fuentes de trabajo; que las nuevas iniciativas tengan componentes que garanticen que importa la situación y el desarrollo de la sociedad local; que nuestra legislación no permita se den situaciones en donde la legalidad genera injusticia a los que solo tienen sus manos para trabajar”, declaró.
Dos años después, en setiembre del 2014, la empresa cerró. Y otra vez los trabajadores recurrieron al obispo para que encabezara la manifestación en reclamo de soluciones.