-Con el éxito de la vacunación contra el Covid-19 se empezó a hablar de la posibilidad de que el país tenga su propio instituto de producción de vacunas. ¿Cuál es la importancia?
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acá-Cuando uno habla de un instituto de vacunación, lo que la Universidad de la República (Udelar) pide son fondos para comenzar una implementación de un instituto central que también integre otros componentes, otras instituciones. Es una construcción de largo plazo, no es que lo fundamos este año y el que viene estamos produciendo vacunas. Tener esas capacidades instaladas que lleven a que no nos vuelvan a tomar por sorpresa situaciones que no podemos dominar. Uruguay produjo vacunas durante un tiempo, luego ingresó en otro sistema.
-¿Cree que hay potencial? Sin duda se necesitan recursos económicos. ¿Pero Uruguay tiene los recursos humanos y el conocimiento?
-Es un proyecto en el que hay que evaluar fortalezas y debilidades. Como fortaleza, estoy convencido de que hemos preparado a una generación joven de científicos de primer nivel. Lo más caro y lo más importante de un sistema de investigación es la calidad de la gente. Dicho sea de paso, el país es quien les ha pagado su educación. Ahí mi preocupación es que si nosotros no los usamos va a haber otros estados que sí los van a usar, eso seguro. La debilidad está en la inversión. Esa es la vieja historia de siempre. No hay nadie en toda la clase política, en mis años de experiencia como decano y profesor, que no te diga la importancia de la ciencia y de la tecnología para el siglo XXI. Eso hay que traducirlo en políticas. No es que no se haya hecho nada, Uruguay ha hecho cosas en las últimas décadas. Lo que pasa es que, luego de la dictadura, evidentemente, la estructura científica de Uruguay estaba destruida. Se empiezan a crear cosas, primero el Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas, lo que luego termina siendo el Sistema Nacional de Investigadores, la creación de una Agencia de Investigación e Innovación, de nuestra Facultad de Ciencias. Son pasos. De hecho, los que permitieron que Uruguay tuviera diagnóstico cuando en el mundo no había ni siquiera dónde comprarlo fueron los jóvenes de mi laboratorio.