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Enseguida que el Poder Ejecutivo decretó la emergencia sanitaria ante los primeros contagios de Covid-19, Fucac dispuso varias medidas de alivio para sus usuarios, además dåe diversas acciones sociales solidarias. La postergación de las cuotas hacia el final de los préstamos fue la de mayor impacto sobre los números de la cooperativa. “Pocas entidades financieras hicieron un aporte tan grande como ese” que implicó una baja de ingresos de más del 50% y de la rentabilidad en un 20%, afirmó su gerente general, Javier Pi León.
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Esas decisiones se adoptaron por “responsabilidad hacia los socios”, alegó. El ejecutivo defendió el carácter cooperativo de la empresa y la gestión: “Somos la administradora de crédito más eficiente del mercado, la de mayor grado de capitalización, la de mayor cobertura de riesgos”.
Informó que, desde marzo, la demanda de créditos se retrajo con la crisis, en parte porque “en general el uruguayo cuida su endeudamiento y más si percibe incertidumbre en la economía”.
—¿Qué medidas tomó Fucac en la emergencia sanitaria para sus socios?
—De manera muy temprana a lo que fue el comienzo de la emergencia sanitaria, el 19 de marzo comunicamos a nuestros socios que disponíamos la postergación voluntaria y sin costo de las cuotas por tres meses, al final del crédito. Esa fue la primera medida, y quisimos mostrarla como señal de que acompañábamos la preocupación de la gente en un marco de mucha incertidumbre. En la misma dirección, se resolvió que los nuevos préstamos y renovaciones se otorgaran con hasta dos meses de gracia. En las semanas siguientes complementamos esa decisión con la baja a la mitad de las tasas de interés de tarjetas de crédito y la ampliación del programa de protección de socios, que atiende con quitas especiales a situaciones de socios con alta vulnerabilidad.
—¿Qué impacto económico tuvieron esas medidas en la empresa?
—La medida de mayor impacto fue la postergación de las cuotas hacia el final de los préstamos, que incidió fuerte en el flujo financiero y la rentabilidad de Fucac. Pocas entidades financieras hicieron un aporte tan grande como ese, para sus usuarios. Implicó una baja de ingresos de más del 50% y de la rentabilidad del año en un 20%, en suma, un impacto de más de US$ 10 millones. Y se hizo en un contexto en el que era difícil proyectar el resultado de la gestión, porque seguramente habría menor demanda de crédito y mayor morosidad. Pero había que hacerlo por responsabilidad hacia los socios; esa es la diferencia cooperativa que siempre hemos postulado, poniendo el foco en el beneficio a la gente.
—¿En qué se diferencia Fucac de otras empresas financieras?
—En esencia, en que somos una cooperativa. Eso significa que nuestros dueños son los 300.000 usuarios que operan con nosotros. Pero asumimos que, para algunos, el término cooperativa puede asociarse a empresas no competitivas. Y en nuestro caso, somos la administradora de crédito más eficiente del mercado, la de mayor grado de capitalización, la de mayor cobertura de riesgos. Tenemos una excelente calificación de riesgo, auditamos nuestro desempeño social, financiero y ambiental, y nos exigimos mucho más justamente porque no tenemos un dueño del exterior como la mayoría de las financieras. Y no solo por el hecho de ser competitivos, sino para beneficiar a la gente, cuidándole el bolsillo y siendo una oferta más económica que la competencia.
—¿Qué perspectivas tendrá el crédito a familias después de la emergencia sanitaria?
—En el 2002 y en 2008, en menor medida, la demanda de crédito cayó por muchos meses. Incluso, esa demanda cayó primero en las familias que en las empresas. Se tiene el prejuicio de que los trabajadores y jubilados son en su mayoría muy arriesgados a la hora de sacar un crédito, y no es así; en general el uruguayo cuida su endeudamiento, y más si percibe incertidumbre en la economía. Desde marzo la demanda de crédito se ha retraído y todavía es temprano para hacer pronósticos. Incluso para saber cómo van a impactar las dificultades en empleo e ingreso de las familias, en materia de morosidad y acceso al crédito. En lo que sí hay certeza es en algunas tendencias y cambios de uso, por ejemplo, el aumento de las solicitudes por canales remotos como la web y WhatsApp.
—¿Qué fue la Movida Verde?
—Fue una propuesta que nos desafió mucho. Veníamos para hacer un proyecto de educación ambiental en 2020 y, debido a la emergencia sanitaria, en pocas semanas cambiamos todo porque cambiaron las prioridades. Estaba claro desde marzo que nos iba a llegar una crisis económica que afectaría a muchas familias y quisimos colaborar para que, en lo posible, no se transformara en crisis alimentaria. Comenzamos en abril entregando cajas con alimentos, primero en el interior y después llegando a Montevideo, y se terminaron donando alimentos para más de 2 millones de platos de comida y 200.000 meriendas en 54 barrios. Fue una erogación superior a los $ 22 millones. Lo más importante fue el aprendizaje de trabajar con otras cooperativas, iglesias, organizaciones barriales, sindicatos, más de 150 organizaciones. Fue una experiencia muy participativa, con gente que nos escribía indicándonos los lugares donde necesitaban la ayuda y más de 1.500 voluntarios locales que fueron los encargados de entregar los alimentos.
—¿Por qué Fucac tiene un centro cultural?
—Es parte de la cercanía con la gente. Es un proyecto de animación sociocultural que comenzó en 2010 y sigue creciendo cada año; en 2019 tuvo 2.258 actividades con 105.000 participantes. Se financia con el 10% de los excedentes de la cooperativa y genera un movimiento enorme de personas de todas las edades en recitales, charlas, cursos y reuniones.
Desde marzo cerramos las actividades presenciales, pero se potenció mucho nuestro canal de TV, a través del cual acompañamos a los socios de todo el país con actividades diarias, desde consejos para la salud y nutrición, clases de pilates y tango, hasta educación financiera, manualidades e historia.