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La brecha entre el dinero que perciben hombres y mujeres por su actividad laboral es, de un tiempo a esta parte, un tema recurrente producto de que las reivindicaciones feministas han logrado una mayor conciencia social acerca de esa desigualdad e incluso algunos países comenzaron a tomar medidas al respecto. Uruguay no es ajeno a ese problema, aunque nuevas estadísticas oficiales lo relativizan cuando se analizan las distintas fuentes de ingresos por hora.
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El Instituto Nacional de Estadística (INE) divulgó el jueves 7 el informe sobre la evolución de los ingresos a diciembre. Allí no presenta una apertura por género para el total del ingreso promedio per cápita, pero sí para el ingreso por hora.
Según los cuadros incluidos en el comunicado, los ingresos patronales de las mujeres fueron de $ 468 por hora, con lo que superaron en $ 61 a sus pares varones. No es la primera vez que ocurre esto; en 2014 —cuando comienza a elaborarse esta serie— la diferencia también fue a favor de ellas en $ 20, a valores constantes de 2018. En el resto de los años hubo algunos donde los hombres estuvieron por encima o, como en 2015, hubo una situación de equidad.
En las otras categorías de perceptores, los datos se corresponden más con la idea de que las mujeres ganan menos que los hombres. Entre quienes trabajan por su propia cuenta, ellas percibieron $ 178 la hora, frente a $ 195 de ellos en el promedio de 2018. Entre los asalariados, la brecha fue de $ 3 a favor de los hombres ($ 195). Tanto asalariados como cuentapropistas ganaron menos de la mitad por hora que los patrones.
La brecha de ingreso por género en una perspectiva mensual —ya no por hora— puede estar explicada por el hecho de que las mujeres realicen jornadas laborales más cortas, debido, por ejemplo, a que ellas se encargan más que los hombres de las tareas del hogar o del cuidado de familiares, que no son remuneradas.
Los patrones en su conjunto fueron los únicos dentro de los activos que registraron un aumento real —por encima de la inflación de precios— en sus ingresos, en promedio, en 2018 (0,8%). Los ingresos salariales bajaron 0,8%, a la vez que quienes trabajan por su propia cuenta registraron una pérdida de poder adquisitivo de 0,5%.
Por el otro lado, las pasividades tuvieron un incremento real promedio de 2,4% el año pasado, siempre respecto al anterior.