La retracción repentina en los distintos sectores de actividad que el impacto del coronavirus está provocando es una zancadilla para el mercado asegurador, que esperaba volver a crecer este año y ahora se prepara para caer.
La retracción repentina en los distintos sectores de actividad que el impacto del coronavirus está provocando es una zancadilla para el mercado asegurador, que esperaba volver a crecer este año y ahora se prepara para caer.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáDesarmar los call centers, cerrar las oficinas de atención al público y la generalización del teletrabajo para darle continuidad a los negocios y a la vez evitar el contagio de los empleados han sido algunas de las decisiones adoptadas por las compañías ante la emergencia sanitaria decretada por el gobierno desde el viernes 13. Pero ahora algunas están enfocadas en tomar precauciones para cuidar su salud financiera, ya que al mismo tiempo que proyectan una caída del nivel de ventas para este año, prevén que clientes cancelarán pólizas y que habrá un aumento de la morosidad en sus carteras. En ese marco, varias aseguradoras ya anunciaron planes de financiación y postergación de vencimientos, al igual que lo vienen haciendo bancos y administradoras de créditos.
“En grandes líneas, el nivel de actividad va a caer. No me animo a dar un número. Mi plan de negocios preveía un crecimiento; ahora se habrá de rearmar, porque el país no va a crecer. La realidad es desafiante”, dijo a Búsqueda el gerente general del Banco de Seguros del Estado (BSE), Raúl Onetto.
Ante la baja operativa que tendrán algunas carteras, como las de automóviles y accidentes de trabajo (por el deterioro del mercado laboral y el envío masivo al “seguro de paro”) se piensa en “adaptar productos y procesos” a la nueva coyuntura y dimensionar la atención para brindar los servicios con la mejor calidad posible, comentó.
“El primer impacto que estamos viendo, más allá de la caída de las ventas, es la financiación y el aumento de la morosidad”, señaló por su parte Esteban Pignanelli, director general de Seguros Sura.
El ejecutivo afirmó que para 2020 proyectaban un crecimiento del negocio de 15% en comparación con el año anterior, tras lograr la “reconversión” de la cartera de automóviles y de sumar servicios de asesoría legal y penal al mercado para las pequeñas y medianas empresas.
Desde Porto Seguros, el gerente comercial Federico Moalli dijo que en este momento la compañía no tiene “apetito” en desarrollar y explotar nuevos productos y se concentra en buscar soluciones para los clientes. Sobre buscar fórmulas de pago acordes a la coyuntura, afirmó que se están evaluando “diversos escenarios”.
El 2019. El mercado asegurador en su conjunto vendió pólizas por el equivalente a US$ 1.458 millones el año pasado, 10% más que en 2018 en términos reales, es decir, quitando el efecto de la inflación.
Por ramas de actividad, los principales crecimientos se registraron en las coberturas de vida previsional (33%), “Rurales” (17,9%), “Ingeniería” (113%), “Crédito” (28%), “Caución” (104%) y “Robo” (19%). En contrapartida, cayó la comercialización de seguros de “Automóviles” (2,4%), “Incendio” (9%), “Transporte” (6%), “Accidentes de trabajo” (0,6%), siempre en términos reales y en comparación con el 2018.
El BSE aumentó su participación en el mercado en competencia, es decir, sin considerar los seguros de accidentes de trabajo (donde tiene monopolio legal) ni las coberturas de renta de vida asociadas al régimen de AFAP (del que las compañías privadas se retiraron hace años). Excluyendo esas ramas, la aseguradora estatal aumentó las ventas 10,3% y su participación pasó de 36,5% en 2018 a 39,1% el año pasado.
Considerando el mercado total, el BSE emitió más de dos tercios de las pólizas (69,4%), frente al 65,8% de 2018.
Onetto dijo que en 2019 la empresa estatal obtuvo una utilidad “bastante buena” —de US$ 52 millones— para cómo se presentó el año y dada la alta siniestralidad registrada en las ramas de vehículos y de rurales. “En las de agro tuvimos una siniestralidad muy muy alta. Llevamos dos años con pérdidas técnicas por el clima (…). Pero tenemos el liderazgo absoluto en esta cartera, con 70% de participación. Eso marca una señal clara de que los competidores entran y salen”, afirmó. Y añadió: “Técnicamente tengo una pérdida grande, de US$ 20 millones. La tiene el BSE, nadie más”. Comentó que debido a ello se van a adecuar las tarifas de esas pólizas, pero no se dejará de operarlas: “No entramos y salimos en función de la coyuntura”, disparó.
En los seguros de automotores, el aumento de la siniestralidad en 2019 cambió y afectó a la cartera de vehículos viejos, cuya “inmensa mayoría” está asegurado con pólizas del BSE, indicó el ejecutivo. El costo de los siniestros para la aseguradora estatal fue de unos US$ 5 millones y en total la pérdida técnica de la rama superó los US$ 7 millones.
En los últimos años las pólizas de vehículos fueron el escenario de una “guerra de precios” entre las compañías para captar y “robar” clientes a la competencia. “Le dimos una señal al mercado, que si querían jugar o competir por precios lo íbamos a hacer. Y nos fue muy bien”, afirmó Onetto. Como ejemplo, dijo que, de los autos y camionetas cero kilómetros comercializados el año pasado, el BSE captó la mitad de las pólizas.
El jerarca señaló además que, dadas las pérdidas que la política de precios trajo a todo el sector, se comenzó a ver una alineación del mercado hacia tarifas más ajustadas al costo y a la que “paulatinamente” el BSE acompañará.