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    Aunque hay “atrasos” y “dificultades”, la salud “no es un problema”; hay una “campaña política” y “mediática” para crear percepción de caos

    La ministra de Salud Pública, Susana Muñiz, anunció que acelerará el proceso de reforma de la “salud rural” porque el acceso a la atención en algunas zonas del interior profundo es “una vergüenza nacional”

    No habían pasado cinco minutos de la entrevista, cuando la ministra de Salud Pública, Susana Muñiz (Partido Comunista), aseguró que tiene un “perfil de trabajo en equipo” y que en la cartera que dirige hace cuatro meses encontró “equipos muy sólidos”. La rápida mención va en línea con un estilo que la nueva jerarca instaló en su gestión, luego de que la salida del cargo del ex ministro y compañero de sector Jorge Venegas estuviera antecedida por diferencias con sus compañeros en el Ministerio y que desde la Presidencia de la República se exigiera un trabajo más uniforme para “profundizar” la reforma de la salud instalada desde el primer gobierno del Frente Amplio.

    En una entrevista con Búsqueda, Muñiz defendió el avance en el Sistema Nacional Integrado de Salud realizado en este período de gobierno pese a las críticas que desde hace meses recibe la gestión.

    A su juicio, la reforma de la salud tiene “muchas cosas para hacer, pero no es un problema” para la gente, como se quiere mostrar mediante una “campaña política” y “mediática”. Como evidencia de ello, informó que una nueva encuesta de Cifra aún no difundida públicamente indica que sólo el 2% de la población percibe a la salud como un problema.

    La ministra sostuvo que hay demasiada demanda de especialistas y que algunos de esos profesionales “capturan” a un paciente para atenderlo “porque es de su interés o porque cobra diferente”.

    Además, hay “problemas” en la distribución de los servicios de salud tanto en el interior como en Montevideo. En ese sentido, anunció que enviará en las próximas semanas el decreto que instrumentará un Plan de Salud Rural.

    Lo que sigue, es un resumen de la entrevista.

    Lleva cuatro meses al frente del Ministerio de Salud Pública. ¿Qué evaluación hace de este tiempo?

    —Siempre trabajé en lo que tiene que ver con lo asistencial, y el cargo que desempeñaba antes era directora de los hospitales de segundo nivel del interior, que son 22. Eso representó un insumo bien importante para hacer lo que hoy estamos haciendo desde la rectoría, que es la descentralización. Sí tengo un perfil de trabajo en equipo, que es esencial en este caso. Y acá encontré equipos muy sólidos técnicamente, con funcionarios sumamente comprometidos y donde se trabaja en forma muy compacta.

    El dirigente comunista y secretario general de la Federación Uruguaya de la Salud, Jorge Bermúdez, dijo en una charla en el Frente Amplio que la reforma de la salud está “estancada” e incluso “retrocediendo”...

    —Esto lo hemos debatido largamente con Jorge. Tanto él como yo somos muy ansiosos. Y queremos resultados a más corto plazo, porque además los necesita la gente. Y es cierto. También es cierto que en la primera parte de la reforma los resultados fueron más visibles en menor tiempo, porque se venía de una situación en la que se habían fundido 11 mutualistas en pocos años, donde el alto porcentaje de los trabajadores de la salud estaba desocupado y la mayor parte de los usuarios no tenía cobertura formal. Cada mutualista hacía lo que quería. Cuando se empieza a ordenar la cancha rápidamente se nota. Ahora, eso no quiere decir que esto se haya detenido. Se siguen ordenando los paquetes. El sistema está empezando a integrarse, convenios de complementación mediante.

    ¿Usted no cree que hay lugares o temas en los que la reforma está estancada?

    —Hay departamentos que tienen retrocesos con respecto a otros. Eso sin lugar a dudas. Por ejemplo, en el tema complementación existen retrocesos. Hay también dificultad en la distribución de los recursos humanos en el interior del país, que es bien heterogénea, por lo tanto también ahí hay atrasos.

    En Montevideo, donde hay una fuerte concentración de instituciones de salud y donde está la mayoría de la población, ¿cómo está la situación?

    —Montevideo concentra la mayor parte de los recursos humanos pero tiene otra dificultad: están todos concentrados en la zona centro y costera. Hay un tema de accesibilidad que es una preocupación bien importante en la que trabajamos.

    Pero usted no les puede decir dónde instalarse, ¿o sí?

    —Los que ya están, están. Pero sí se puede hacer, por ejemplo, que cuando se plantea una sobrecuota de inversión, algún proyecto para construir una policlínica en tal o cual barrio, el director departamental diga: “si la va a construir en tal o cual barrio lo que conviene es hacer un convenio de complementación con la otra”.

    Entonces, ¿usted sostiene que “profundizar” la reforma es guiarla mediante la complementación, abriendo puertas a diferentes servicios y dándole al sector salud un perfil distinto?

    —Sí, con una mirada muy territorial. Es racionalizar los recursos de forma que un prestador no acapare todo para sí, sino que brinde un servicio de mayor calidad y más equitativo.

    Acaba de decir que le gustan los resultados a más corto plazo. ¿Qué resultados quisiera ver a corto plazo durante su gestión en estos temas?

    —Lo estamos midiendo por ahora en convenios de complementación. Ustedes me dirán que no necesariamente los convenios de complementación a futuro van a tener un impacto en salud. Pero brindan unas determinadas condiciones que tienen que ver con la equidad, con la accesibilidad, con la mejora en la calidad.

    ¿Por qué cree que en los últimos meses hay un debate político sobre los problemas de la salud? Tanto desde la oposición como desde algunos integrantes del oficialismo dicen que es un “caos”.

    —Problemas hay y va a seguir habiendo. A medida que uno mejora una cosa faltan otras. Pero esto de una exposición continua tiene que ver con algo mucho más mediático, político, con una campaña electoral que empieza a pasos agigantados. Si uno mira la última encuesta que terminó presentando resultados la semana pasada, que hizo Cifra y que todavía no hemos difundido, en realidad sólo el 2% de la población percibe a la salud como un problema. ¿Por qué hay entonces esta campaña? Porque es algo mediático que se quiere crear. La reforma tiene muchas cosas para hacer, pero no es un problema.

    ¿Es un tema de percepción entonces?

    —Sí, yo creo que sí, aunque tampoco presentan una propuesta alternativa. Porque no hemos visto propuestas distintas al Sistema Nacional Integrado de Salud. El único que dice francamente “yo no estoy a favor de la reforma de la salud; para mí se debió haber hecho otra cosa” es el senador (Luis Alberto) Lacalle, pero todo el resto no presenta una propuesta alternativa.

    ¿Usted cree que el oficialismo ha debido defender de otra manera la reforma para evitar estos mensajes de “caos”?

    —Sí. Lo que les falta a los pobladores en general tiene que ver con la información. A veces me asombro cuando me toca hablar en foros internacionales y la gente me mira como diciendo: “vos sos la ministra de Uruguay; sos crack”. No es producto de mi trabajo sino que yo recojo los logros de los que han trabajado aportando desde 2005. Pero a los pobladores no se les dan las suficientes herramientas como para que sepan qué está pasando y en ese sentido estamos empezando a trabajar con esa preocupación. Tampoco puedo decir que no haya problemas en la reforma porque sí tengo que admitir que hay listas de espera, que todavía tengo un tema con los tiques moderadores que representan una barrera en el acceso. El cuello de botella son las listas de espera. Vamos a trabajar en eso.

    ¿Cómo?

    —El principal problema que veo es que el primer nivel de atención tiene que ser mucho más continente de lo que hoy es. Atajar y resolver más problemas. El médico de cabecera tiene que poder resolver el 85 o 90% de los problemas de salud, y no necesariamente uno tiene que ir a un especialista.

    ¿Y hoy cree que hay demasiada demanda de especialistas?

    —Sin dudas. Porque se desvirtuó el contenido del médico general, por lo que en vez de verlo como el médico que sabe más sobre ese paciente, porque tiene una visión mucho más holística, se ve como el que lo pasa a otro. Por otro lado, hay especialistas que capturan a ese paciente y siguen a ese paciente porque es de su interés o porque cobra diferente. La propuesta que les vamos a hacer a los prestadores es trabajar sobre la mejora en el acceso al primer nivel de atención y su resolución de problemas.

    Pero con el médico de referencia hay un problema porque a mucha gente se lo asignan pero ni lo conoce luego...

    —...ese es un problema, porque todavía nos cuesta que las instituciones entiendan la importancia de eso. La que lo entendió es ASSE, que en esta última encuesta se perfila con un nivel de satisfacción mucho mayor que la de cualquier privado. Pero es porque la gente tiene el acceso por el primer nivel de atención. Con los prestadores privados no es que no tengan los recursos; creo que no están bien distribuidos. Por ejemplo, un médico general no puede pedir una dosificación hormonal y la persona necesariamente tiene que ir al endocrinólogo. Si necesito un seguimiento folicular, ¿para qué lo voy a mandar al endocrinólogo? Se lo mando y después si el seguimiento dio mal entonces ahí hago derivación al especialista.

    El ex ministro Jorge Venegas iba a enviar al Parlamento un proyecto para regular la participación social tanto en la Junta Nacional de Salud (Junasa) como en ASSE, que mantienen a las mismas personas desde hace años. ¿Enviará el texto al Parlamento?

    —Es cierto que el anterior ministro trabajó en un proyecto de ley de reglamentación de la participación social donde se establecía una elección con la Corte Electoral a voto secreto para los trabajadores. Esa reglamentación no llegó a concretarse. Pero en este año es muy difícil viabilizar una elección, el año que viene peor y en 2015 tampoco. Por lo tanto es un proyecto a más largo plazo.

    Pasaron tres años sin que se concrete. ¿Se perdió el tiempo?

    —Sí, sin duda. Nosotros vimos que ese proyecto no encuentra consensos dentro de los movimientos de usuarios y el sindical.

    En 2011 Mujica pidió con urgencia contar con un Plan de Salud Rural, pero hasta el momento no hubo grandes avances. ¿En qué etapa se encuentra el plan?

    —El plan como tal existe, pero hay que operativizarlo en territorio. El decreto está pronto y tenemos que enviarlo para su aprobación en las próximas semanas. Algunos de los cometidos de ese Plan de Salud Rural tenían que estar necesariamente incorporados en esta rendición de cuentas porque ASSE es quien lo operativiza. Nosotros desde la rectoría marcamos cómo debe funcionar, en dónde deben estar las policlínicas, los perfiles del cargo, cómo referencian a los hospitales o sanatorios y cómo se hacen los convenios de complementación entre prestadores.

    ASSE por rendición de cuentas tendrá $ 30 millones para salud rural. El decreto tendría que tener además regulación para privados. ¿En qué va a consistir?

    —Se establecen policlínicas o consultorios de primer nivel para poblaciones de 5.000 habitantes. Tiene que haber un equipo de salud con el médico que puede estar varias veces en la semana, supervisión de enfermería y normas de calidad. Obviamente incluye un plan integral de promoción, prevención, tratamiento y rehabilitación. Habrá rondas rurales para poblaciones de menor cantidad de habitantes en las cuales los prestadores van relevando y asistiendo a la población.

    ¿A los privados cómo se los va a financiar?

    —Hoy se les paga la cápita por sus pobladores. El problema que tenemos ahora es que buena parte de estos pobladores rurales, sobre todo los privados, están registrados como que viven en la capital departamental. Tenemos problemas con el censo de las personas. Hoy se les paga la cápita pero lo que pasa en este momento es que esas personas no siempre tienen acceso a su prestador porque está lejos. En general siempre hay una policlínica de ASSE en donde se asisten pero ahí tampoco se puede verificar a qué prestador pertenece cada usuario.

    ¿Este tema se conversó durante las reuniones con la Federación Médica del Interior por el conflicto del decreto de representación social en los directorios?

    —Sí, es un campo permanente de negociaciones. Siempre encontré la mejor voluntad política. También es un servicio que a los privados les interesa dar porque mejoran sus prestaciones y su llegada con los usuarios. Tenemos relevadas cuáles son las policlínicas en el medio rural y hay un desarrollo desigual en los departamentos, en cuanto a policlínicas de calidad.

    ¿Van a tener que construir policlínicas nuevas?

    —Hay algunas que hay que construir y muchas para mejorar. Es más lo que hay que mejorar. Hay lugares con dificultades de accesibilidad que nos obliga a trabajar con las Fuerzas Armadas y la Policía.

    ¿Esta es una de las cosas que le planteó Mujica cuando se reunieron al inicio de su gestión?

    —El planteo del presidente era la llegada al interior y la accesibilidad. Él siempre reclama y tiene razón cuando dice que tenemos tal trazabilidad en el ganado pero no sabemos de los ciudadanos. Es cierto, es una vergüenza nacional. Estamos tratando de mejorar y mucho.

    Discutir un “techo” para los salarios del sector

    Cuando visitó el PIT-CNT fue muy dura con los médicos que reciben sueldos altos.

    —En realidad yo me referí a los trabajadores de la salud, no necesariamente a los médicos. Hay trabajadores de la salud que ganan muy por encima de otros y contratar a uno de ellos significa no poder contratar a montones de otros o aumentar los salarios. Hablé de una cuestión de equidad.

    ¿Cómo se debería solucionar este tema? ¿La estrategia es seguir con la negociación por el laudo único?

    —El laudo único establece un piso. Está bien hablar del piso, pero tiene que existir otro que diga: este también es el techo. Pero no por techarlo, o porque consideremos que está mal que la gente gane mucho. Pero si hay unos que ganan mucho y otros tan poco...

    ¿Le gustaría hacer algo concreto sobre esas inequidades durante su gestión?

    —Es parte de la sostenibilidad financiera del sistema. Aquellos que ganan muchísimo se olvidan que para seguir haciéndolo tienen que darle sostenibilidad financiera al sistema. Y esa es mi preocupación. Aunque en realidad tenemos algunas otras tareas que hacer antes. No es que se abandone la idea, que es la equidad. No es una idea de matar a unos en función de los otros, pero si hay uno o dos que capturan tanta masa salarial, hago insostenible el sistema.

    ¿Entonces?

    —Entonces hay que darle sustentabilidad al sistema. Me parece imprescindible un diálogo entre todos los actores sociales y entre todos los sindicatos.

    ¿Va a impulsar alguna reunión para concretarlo?

    — Sí, creo que hay que hacerlo. En el sentido de estabilizar el sistema, mejorarlo y asegurar más equidad.

    Estaban “sumergidas”

    El mutualismo se queja a menudo de que están con el agua hasta el cuello en lo financiero y que tienen poco margen para moverse.

    —Las tensiones existen y van a existir siempre. Lo que tienen que entender los prestadores es que previo a la reforma veníamos de una economía de mercado. Fue en el libre mercado que se fundieron 11 mutualistas y las demás estaban desfinanciadas en un alto porcentaje, sobre todo las de Montevideo. Regular es un imperativo de la Organización Mundial de la Salud que dice que los países en donde la salud queda en el libre mercado no se logra accesibilidad de los usuarios, sustentabilidad financiera, calidad y equidad. Con la reforma, el Estado tuvo que regular y les dio sustentabilidad financiera. Ellos dirán que están con el agua hasta el cuello, pero no se olviden que antes estaban totalmente sumergidos los que no terminaron flotando ahogados.

    Ustedes monitorean las finanzas de las instituciones, sobre todo las que están bajo fideicomiso.

    —Estas tienen un déficit. Se espera que lleguen a su mejor momento de sostenibilidad financiera cuando ingrese el total de los jubilados en el año 2016 al Fonasa (Fondo Nacional de Salud) porque son las mutualistas que tienen mayor cantidad de población mayor de edad. Vienen mejorando sus balances financieros.