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San Petersburgo, mediados de siglo XIX. Un empleado público ignorado, maltratado y despreciado. A nadie le importa Akakiy Akakievich. Vive en la más absoluta soledad y en un permanente estado de resignación. Pero el sueño de adquirir un nuevo abrigo (capote) inyecta una gran dosis de motivación y vitalidad en su triste existencia. Estamos en un sitio donde el frío y la nieve son la constante casi todo el año. Allí, un abrigo es tan importante como una moto para un repartidor de pizzas.
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Este texto brillante, repleto de ironía, sarcasmo y sátira social y política es considerado entre los mejores relatos breves del ruso Nicolái Gogol, uno de los artífices de popularizar la literatura en Rusia, de la mano de textos simples y directos, ya sea para piezas de teatro, novelas o cuentos. En El capote, Richard Riveiro, Pablo Albertoni y Fabiana García, el trío factótum de L’Arcaza Teatro, cuentan la peripecia de esta pobre víctima permanente de bullying, con una mezcla de gracia, ternura, potencia visual y expresividad que hacen muy recomendable asistir a esta puesta en escena, que estará en cartel hasta el jueves 4 de agosto. Los tres actores-adaptadores-directores encarnan al narrador, se alternan para interpretar al protagonista y musicalizan la historia en vivo. Hacen gala de una enorme química escénica que les permite funcionar como una unidad, y se valen de un notable juego de escenografía (Cecilia Bello y Lucía Silva, también a cargo del vestuario) que transforma un montón de tablas en todo tipo de objetos. El relato fluye natural y dinámico gracias al talento del trío, que contagia una especial ternura y logra dotar este drama cotidiano de un placentero marco de belleza.
Hace 20 años que están juntos. Los tres egresaron en 1995 de la escuela Puertoluna, donde tuvieron como docentes a Iván Solarich y la actriz alemana Elke Orlob, quienes los empaparon en el mundo del Odin Teatret de Dinamarca y la mística de su director, el italiano Eugenio Barba. Riveiro, García y Albertoni fundaron L’Arcaza en 1996 y empezaron en Teatro Joven. De a poco se fueron afianzando como una banda de teatro, un elenco estable bastante raro en la escena uruguaya, que prescinde adrede de la figura del director y adopta todas las decisiones importantes de común acuerdo. “Las cosas salen por consenso o por boicot”, dice Riveiro en una síntesis del funcionamiento del grupo. “Empezamos muy influidos por la concepción de creación colectiva que pregona Barba. Actuábamos en la Plaza del Entrevero y la Feria de Villa Biarritz. Con el tiempo fuimos generando un vocabulario, una historia común, y nuestra vida se fue incorporando a la creación”, cuenta el actor y también músico montevideano.
El grupo incursionó naturalmente en el teatro infantil —trabajan intensamente en las escuelas— y se especializó en adaptar para teatro la obra de Susana Olaondo, de quien han hecho cinco títulos: Olegario, Una pindó, Julieta, ¿qué plantaste?, Por un color y la reciente Felipe.
Riveiro cree que en la creación del grupo “lo más difícil es llegar a ese estado de sorpresa necesario para empezar algo”. Explica que al trabajar sin la figura del director “podés ver gente en una obra haciendo cosas que no quiere hacer. Eso no nos pasa”.
La decisión de hacer El capote fue consecuencia del intento fracasado de hacer otra obra de Gogol: El inspector. Les gustaba esa crítica a la burocracia, pero no se sentían cómodos con hacerla desde las voces del poder que suenan en esa obra. Boicot. Entonces García propuso adaptar El capote, y la aprobación fue unánime. Consenso. “Tiene alma, y algo que nos une, esa cosa del tipo que es un perdedor. Nos sentíamos identificados con esa mala suerte, con esa cosa clownesca. La sociedad y el destino están en su contra y el tipo sigue adelante, lo que genera una gran empatía”.
El capote, de Nicólai Gogol, por L’Arcaza Teatro. Dramaturgia, dirección y actuación: Fabiana García, Pablo Albertoni y Richard Riveiro. Jueves, 20.30 h. Teatro El Galpón, Sala Atahualpa. Entradas: $ 300.