—Nos encontramos con lo que dijimos en la campaña electoral que nos íbamos a encontrar: un país con problemas muy graves en muchos ámbitos. La verdad es que Mujica le dejó al nuevo gobierno una cantidad de paquetitos, de minas que están explotando, y nosotros lo advertimos en su momento. Un paquetito es el déficit fiscal. Otro paquetito son las empresas públicas en una situación de absoluto deterioro. Otro paquetito es la regasificadora. Y me parece que además le dejó algo que no tuvo Mujica en los cinco años y que sí tiene Vázquez y es una oposición interna en el Frente Amplio muy jorobada, y liderada por el propio Mujica. Pasó lo que pasó. Algunos ilusos pensaron que Vázquez iba a tratar de buscar acuerdos más allá del Frente Amplio, pero es no entender la forma en que funciona el Frente Amplio. ¿Qué hizo? Jugó a una media agua que es tan malo como no definirse. Lo que está pasando es que quienes representan al 30% del electorado —el MPP, el grupo de Sendic, los comunistas y una parte de los socialistas— se imponen a quienes representamos el 70%. Vázquez hizo lo que pudo hacer y está con un lío importante hacia adelante.
—¿Cree que hay posibilidades de que la situación se revierta en lo que queda del gobierno?
—Hubo dos o tres hechos que marcaron lo que se viene. Uno es el TISA, Vázquez y Nin diciendo “vamos por el TISA” y el Frente Amplio diciendo “no vamos nada, bajate”. El otro es Ancap, diciendo que se hizo un agujero. En la propia ley de Presupuesto se veía que los números no eran realistas. ¿Qué tiene que hacer Astori para cumplir con eso y tapar el agujero de Ancap? Subir las tarifas públicas, aumentar los impuestos por la vía indirecta. ¿Cuál es el margen de maniobra que tiene Vázquez? ¿Va a transar con Mujica para hacer esos cambios profundos? ¿Se va a recostar en la oposición? No creo. Tratará de aplicar un gradualismo para ver si puede flotar y me parece que el gradualismo en situaciones económicas complicadas como las que se vienen este año no es lo recomendable.
A nivel internacional, Vázquez tiene una gran oportunidad, si actúa valientemente, de liderar una nueva agenda sudamericana. La posición de Argentina cambió a partir de Macri y ahora está en una posición que nos favorece a nosotros; Paraguay va por ese camino; Dilma está con unos líos internos enormes, por lo que Brasil nos va a dejar más sueltos; y de Venezuela no te digo nada. La nueva agenda regional tiene que ser: terminar con la pobreza, terminar con el narcotráfico en la región, terminar con la corrupción, ir más allá en los acuerdos comerciales —la integración a bloques—, y por último apostar a la infraestructura regional que es la verdadera integración. También hay que recuperar los principios republicanos y de libertad. De estos diez años de gobiernos “progresistas”, ¿qué quedan? Un avance del narcotráfico tremendo, hechos de corrupción, gobiernos populistas e ineficientes y la pobreza que sigue ahí.
—En una entrevista en el programa “En Perspectiva”, dijo que piensa que debería existir una oposición con diferencias pero coordinada. ¿Cómo sería?
—La oposición, todos, y cuando digo todos hablo de blancos, colorados, independientes, hasta Novick —que no sabemos qué es—, tenemos que buscar puntos de acuerdo en algunos temas y comprometernos a trabajar en esos temas. Mostrar que podemos llevar adelante temas coordinadamente si a cualquiera de nosotros le toca ser gobierno. Si ponemos una agenda de temas sobre los que estamos bastante de acuerdo y empezamos a trabajarlos, nos daría a todos otra presencia con posibilidades de gobernar en el día de mañana. Por ejemplo, la lucha contra la corrupción. ¿Me van a decir que la oposición no está de acuerdo en pensar medidas concretas en la lucha contra la corrupción? En el combate al narcotráfico, en qué hacer con la educación, en el respeto de las libertades, la separación de poderes, también en bajar la pobreza. Podemos tener diferencia de matices en las políticas de seguridad. En los temas grandes que estamos de acuerdo hay que empezar a coordinar. A partir de ahí llegaremos a otras áreas donde cada uno tendrá que ceder un poco para llegar a los acuerdos. Ninguno de nosotros llega al 50% del electorado. Entonces, cualquier viabilidad de un partido de la oposición pasa por los acuerdos que haga con los otros partidos para tener gobernabilidad.
A mí me gusta mucho y me siento identificado con lo que hizo (Ernesto) Sanz en Argentina con la Unión Cívica Radical. Fue fundamental para zurcir este tipo de acuerdos y cuando ganó Macri sonaba para ser ministro de lo que quisiera, pero él dijo: “No, ya cumplí” y se fue para la casa. Me siento identificado con ese trabajo. Tenemos que darnos cuenta todos en la oposición que no hay nadie más importante que el conjunto coordinado. No es ir contra el Frente Amplio sino a favor de esos objetivos que acabo de fijar. Vamos por ellos, después el que saca más votos será el presidente y luego cada uno asumirá sus responsabilidades para cumplir estos objetivos.
—¿Su planteo es para zurcir pensando en 2019 o para ir presentando ahora proyectos aunque no tengan el 50% de los votos?
—Hay que empezar a conversar en esto, no se puede plantear seis meses antes, porque vos no llegás a acuerdos seis meses antes de una elección. Tenés que ir buscando coincidencias desde ya, que después se van a materializar en un año, dos años, sin que nadie pierda su individualidad. Los colorados somos distintos al Partido Nacional o al Partido Independiente.
—Muchos dirigentes están pensando en 2019 y no va ni un año del nuevo gobierno. Da la impresión de que este tema se puso en la agenda más rápido que en los períodos anteriores.
—Yo hago este planteo desde la tranquilidad de que no estoy pensando en 2019, sino pensando en una opción a estos diez años de deterioro que hemos tenido en la región: avance del narcotráfico, avance de la inseguridad, avance de la corrupción, falta de integración regional y extrarregional, retroceso en la educación.
—Mencionó el ejemplo argentino, también la oposición venezolana hizo algo parecido...
—Y anduvo bien. Acá hay que partir de la realidad, todo lo otro es realismo mágico. Pensar que un partido de la oposición va a llegar al 50% para gobernar es utópico. Entonces, veamos la realidad.
—Pero uno de los partidos puede ganar y a partir de ahí, desde otra posición de poder, negociar con los otros. Tal vez al senador Luis Lacalle Pou puede no parecerle tan importante hacer ese frente común antes de las elecciones.
—A Larrañaga sí. A Lacalle Pou no sé. Y no digo de hacer un frente común, sino que busquemos consensos sobre algunos puntos, y empecemos a mostrar que tenemos la capacidad de llevar adelante el país. Eso va a demostrar una madurez en la oposición para encarar un nuevo Uruguay.
—Usted dice que cada uno va a conservar su identidad. ¿No se trata de armar un nuevo grupo?
—Es que obviamente el Partido Colorado le va a querer ganar al Partido Nacional, y el Partido Nacional al Colorado, y el Independiente va a querer aumentar sus legisladores. Y eso es sensato y normal. Pero sabiendo todos que tenemos una madurez política como para darnos cuenta de que hay un objetivo superior al partidario que es el Uruguay. Y a eso se sumarían sectores del Frente Amplio.
—Dijo que se identifica con Sanz. ¿Se ve como un zurcidor, un articulador?
—Creo que hoy en día debería ser ese mi rol. ¿Tenemos diferencias? Seguro, pero eso no quita que nos pongamos de acuerdo. Miren lo que pasó con la comisión investigadora de Ancap. La planteó el Partido Nacional, y el Frente Amplio dijo que sí, pero si le sacaban lo de presunción de irregularidades. El Partido Nacional dijo: “Entonces no quiero investigadora”. Nos metimos nosotros y les dijimos: “Muchachos, nos están diciendo que sí a una investigadora, saquemos esto y damos esto”. Y salió. El Partido Nacional no la votó y ahora está contento. Ese es el trabajo que he intentado hacer en el Parlamento. En algunos casos me fue bien y en otros no.
—Esto implica que usted debe tener el liderazgo en el Partido Colorado. ¿Considera que lo tiene?
—En la próxima elección interna se va a plantear adentro del Partido Colorado quién va a ser el candidato y ojalá haya muchos. Voy a alentar a que haya muchos. Pero esto es distinto. Hoy soy senador y tengo que proponer estas cosas, pero después los liderazgos se votan en las internas.
—Pero para generar los puntos de acuerdo debe haber un apoyo de cada partido.
—Creo que el partido debería hacerlo y trataré de convencer a los de los otros partidos y los de mi partido sobre esto. Habrá alguno que dirá: “No me quiero sentar con el Partido Independiente, el Partido Nacional o con Novick”. Yo les diré que hay que sentarse con todos y buscar puntos de acuerdo sin perder la esencia de lo que somos.
—Su situación política partidaria es rara en este momento. En su rendición de cuentas a Vamos Uruguay menciona que presentó 66 proyectos de ley, 23 pedidos de informes, e hizo 96 intervenciones en sala. Pero lo partidario lo dejó de lado. ¿Va a seguir con esa línea?
—Lo que he hecho en lo político partidario es que haya mucha gente que se lance. Hacerles ver que es necesario tener una estructura política de base si se quiere tener éxito. Entonces mi trabajo no ha sido tan rimbombante, pero el aporte al partido pasa por tratar de tener una estructura de base. Este año voy a trabajar más intensamente en eso. Uno no se puede acordar de los militantes tres meses antes de la elección, hay que entablar una relación con ellos.
—Pero a raíz de esto, se puede pensar que se está alejando de la idea de ser candidato.
—Cuando jugaba al rugby te enseñaban que el juego siempre se resume a tres cosas: percibo, decido y ejecuto. Si no hacés las tres cosas bien, no vas a tener éxito. Cuando vas a tomar una decisión política, tenés que percibir primero, decidir y ejecutar. Si hoy me preguntan, mi percepción es que en 2014 los uruguayos votaron y dijeron que no me quieren. Si esa sigue siendo la percepción, traigamos a alguien que más uruguayos lo quieran. En eso hay que actuar con humildad. Ahora, de repente cambia la situación, pico al área, el back está dormido y me la pasan y juego de 9. Tomar una decisión a futuro en este momento sin tener todas las circunstancias a la vista es una locura.
—El director de Equipo, Ignacio Zuasnábar, decía en una entrevista el año pasado que la gente ve a los políticos más preocupados por temas ajenos a lo cotidiano. ¿Pensar todas estas movidas de discusiones, de zurcidor, no es parte de eso?
—No. Creo que a muchos uruguayos les preocupa el avance de la droga y la inseguridad. Creo que a muchos uruguayos les preocupa la economía y están asociando que la macana que se mandaron en Ancap les va a afectar su bolsillo y lo van a terminar pagando. Lo van a saber a fin de mes cuando les llegue la cuenta de la UTE o del teléfono. Lo que pasó en estos años es que el crecimiento económico hizo que los uruguayos tuvieran dinero en el bolsillo y perdonaran una cantidad de temas, pero ahora vienen los temas que duelen. ¿Por qué bajó la popularidad de Vázquez? Por el bolsillo.
—¿Cómo ve la situación del ex candidato a intendente de Montevideo por el Partido de la Concertación Edgardo Novick? ¿Cree que puede terminar en el Partido Colorado?
—Tiene las puertas del Partido Colorado abiertas, lo sabe. Lo estamos esperando hace rato, lo queremos en el partido. Fuimos los que propusimos que fuera candidato de la Concertación, tiene pasado colorado.
—Pero el intento de Novick de llevar a la Concertación a una escala nacional va en otro sentido.
–Bueno, de repente él piensa que tiene que hacer como el Partido Independiente. Es un poco difícil salir de cero, te lleva muchos años. Sobre qué va a hacer, no sé, hace muchísimo tiempo que no hablo con él.