Al asumir su cargo en la Caja de Profesionales, Virginia Romero dejó en claro cuál iba a ser el punto central de su gestión. En su breve saludo de bienvenida, la presidenta planteó: hay que “sacar la caja adelante”. La semana anterior se había retirado un directorio que promovió un proyecto de ley para reformar el instituto, pero finalmente no prosperó. La situación financiera de la caja es crítica y las nuevas autoridades deberán encarar, ahora sí, cambios estructurales. “Acá estamos remangados”, desafío Romero a sus pares.
La presidenta dijo que hay que dejar de lado “los preconceptos”, pensar que “primero está la caja” y que todos están en el mismo “barco”. Adelantó que el proceso no será “fácil” sino “costoso” y que tendrán que “sacrificar muchas cosas”, pero sostuvo que el instituto “lo merece”. “Tengo muchas esperanzas de que en el corto plazo podamos comenzar a revertir la situación”, comentó, según consta en el acta de la sesión del 16 de diciembre.
El director de la caja por los pasivos, Odel Abisab, fue reelecto en su cargo. En el período anterior había sido muy crítico de las medidas planteadas por los directores oficialistas y, en la primera sesión de las nuevas autoridades, ya anticipó que en este período “van a tener dificultades” y que no será “armonioso”.
“No puede serlo. ¿Por qué? Porque vienen definiciones filosófico-políticas”, sostuvo.
Otro de los que repite su silla en el directorio es Gerardo López Secchi, quien ocupa el lugar designado por el Poder Ejecutivo. El director planteó un “matiz” con Abisab: en la Caja de Profesionales “no hay tiempo para discrepancias políticas o ideológicas”, porque deben encontrar “una vía rápida de salida para la situación angustiante” en la que está. Si quieren pelear, tendrán que juntarse “en el bar”. Ahora los siete directores tienen que estar “abocados” a “salvar la caja” porque, de lo contrario, cuando se vayan a “querer pelear” no van “a tener caja”.
Y luego describió el momento del instituto paraestatal con una metáfora: “Es un pensamiento que todos deben asumirlo, porque lo que hay que hacer ahora es operar. Hay que operar este tumor, aunque sepamos que nos va a doler”.
“¿Cuál es la decisión? Va y se opera —agregó—. Se opera igual aunque se sepa que duele, y realmente va a doler la solución que podemos llegar a encontrar. ¿Por qué va a doler? Porque es un tema de plata, lo que le falta a la caja es un balance financiero y hay que lograrlo; y esas cosas a alguien le va a doler, porque no cae del cielo”. La decisión debe ser “operarse” porque “se quiere curar” a la caja. “Hay que sanarla, no hay otra alternativa”, concluyó.
Ocho medidas
El 17 de diciembre, al día siguiente que asumió el directorio, el gerente de la Caja de Profesionales les entregó a los servicios técnicos una solicitud de la presidenta para que estimaran el impacto de las medidas que tiene en mente. Las ideas para sanear la situación financiera de la caja se dividen en dos: las que requieren ser tratadas por el Parlamento y las que el directorio tiene la potestad de tomar. Así surge de los documentos del instituto a los que accedió Búsqueda.
Las propuestas que se pueden tomar con una resolución de los directores de la caja son cuatro. Está previsto que se deroguen las excepciones de los beneficios de salud, salvo para los beneficiarios que tengan una “sentencia judicial favorable” y los que estén relacionados con situaciones de discapacidad o disposiciones médicas; y revocar los aumentos adicionales en las pasividades del 2,5% y 3%.
Se propuso también eliminar la bonificación de aportes para los profesionales que tienen causal jubilatoria común pero que continúan en actividad. Además, analizan que quienes declaren no ejercicio paguen el equivalente al 10% del ficto de la categoría 1 ($ 4.279, a 2021), que se abonaría una vez por año. Sobre la declaración jurada de no ejercicio, también proponen la “obligación” de renovarla cada dos años. Este planteo requiere una iniciativa parlamentaria.
Las otras tres medidas propuestas también requieren que haya cambios en la Ley Orgánica de la caja y, por lo tanto, necesitarán un proyecto de ley que sea tratado por el Parlamento. Se sugiere el aumento de dos puntos porcentuales de la tasa de aportación, de 16,5% a 18,5%; y que haya una “contribución de los pasivos” de características similares a lo que ocurre en la Caja Bancaria, pero equivalentes al 70% de lo que aportan allí.
Otra de las medidas para sanear la crisis que requiere cambios en la ley es el “incremento” de la recaudación de los “recursos indirectos”, como los timbres profesionales.
Proyecciones
Los servicios técnicos de la Caja de Profesionales proyectan que, con la situación actual, habrá “déficits crecientes” para todos los años del período: de US$ 55 millones en 2022 hasta entre US$ 112 millones y US$ 118 millones en 2026, en un escenario medianamente optimista y uno pesimista, respectivamente. Las medidas que pretende tomar el directorio “disminuirán en forma significativa el déficit proyectado”.
Si se llegan a aplicar las ocho medidas que el directorio de la caja propuso y se considera el flujo neto actual más lo producido de las inversiones de las medidas, el déficit de la Caja de Profesionales bajaría, en 2026, a algo menos de US$ 13 millones, en un escenario medianamente optimista. Así lo expresaron los servicios técnicos en un documento entregado a la secretaría del directorio el 29 de enero.
Para proyectar el flujo de fondos, los servicios técnicos incorporaron el portafolio de inversiones financieras estimado para el final de 2026. Para los dos escenarios que consideraron, el cálculo es inferior al del inicio de la proyección. A inicios del 2022, asciende a US$ 197 millones y caería entre el 12% y el 23%.
En otro de los documentos, los técnicos elaboraron una simulación en la que calculan la “aplicación conjunta” de algunas medidas. Partiendo de la situación actual, el “patrimonio mediano se volvería negativo entre 2025 y 2026”. Si se derogan los beneficios de salud y se suspenden los incrementos adicionales en las pasividades, el patrimonio sería negativo “un año después”.
Si, además, se sube la tasa de aportes de los afiliados activos a 18,5%, el patrimonio sería negativo 6,7 años más tarde. Si se le suma la contribución de los pasivos, lo sería 15,3 años después. “Esto implicaría que el patrimonio mediano estimado fuera positivo hasta el año 20,4 de la simulación, por efecto de la acumulación de todas las medidas más el producido de las inversiones de los superávits operativos”, analizan los técnicos de la Asesoría Técnica de Planificación y Económico-Actuarial.
Impacto del régimen mixto
Antes de que asuman las nuevas autoridades, algunos integrantes de la Comisión de Expertos en Seguridad Social (CESS) se reunieron con integrantes de la Caja de Profesionales, según contó a los directores el gerente general, Miguel Sánchez.
En ese encuentro del 6 de diciembre, quien presidió la CESS, Rodolfo Saldain, hizo una “serie de consultas” y manifestó que “el Poder Ejecutivo está comenzando a trabajar en estimar el impacto de las recomendaciones” de reforma del sistema previsional que realizó la CESS.
Una de sus propuestas es que haya un “régimen mixto” para todas las cajas. Esto implica que las cajas paraestatales también tengan —como en el régimen general— un pilar de ahorro individual. “Se percibió un gran énfasis en las preguntas en tratar de tener datos respecto a la cuantificación” de implementar un sistema mixto en este instituto.
“Esto quiere decir que parte de los aportes que vienen al subsistema Caja de Profesionales, vayan a una AFAP”, resumió Sánchez. El gerente sostuvo que este asunto fue el “más relevante de la conversación que tuvieron”.
El ejecutivo indicó que la idea de un régimen mixto para la Caja de Profesionales “está firme” y que, por tanto, es necesario “pensar en la fuente de financiamiento”.