Si se considera el número de investigadores por millón de habitantes en Uruguay —lo cual representa la capacidad de una sociedad de crear conocimiento científico original— y se compara con la cifra alcanzada en países como Estados Unidos, la relación actualmente es de siete a uno a favor de la potencia del norte.
Sin embargo, en el ámbito productivo, donde la medida de la creación en un país se expresa por el número de patentes registradas por millón de habitantes, la relación es de 200 a uno.
Al menos así los expresa el periodista Luis Masci en su nuevo libro Una historia del futuro, que recorre la trayectoria del exrector de la Universidad de la República (Udelar) y exdecano de la Facultad de Ingeniería Rafael Guarga.
Es que según indicó el académico a Búsqueda, “estos datos reflejan la gran escasez en materia de iniciativas productivas que hay hoy en Uruguay y en toda América Latina”.
“Esto no es una realidad solamente de Uruguay, encontramos lo mismo en cualquier país de Latinoamérica: prácticamente la ausencia de patentes locales de alguna trascendencia”, afirmó Guarga.
Según el exrector, si bien la relación puede tener variaciones mínimas de un país a otro, se trata de una “diferencia absolutamente abismal, que no se condice con el nivel de formación” que adquieren los universitarios en Uruguay. En esa línea, aseguró que el problema es que en el país ese “capital humano está confinado en la Udelar y la vida productiva transcurre prácticamente sin conexión” alguna con esos profesionales.
“Tenemos una significativa capacidad científica de creación de conocimiento original y valioso en materia científica desde los últimos 20 o 30 años”, afirmó.
Impulsos
El libro, que fue presentado el martes 15, destaca la importancia que la formación científica y tecnológica adquiere hoy en Uruguay y en el mundo, de cara por ejemplo a la pandemia del Covid-19.
Apoyándose en la experiencia profesional de Guarga, el texto expone los principales desafíos que marcaron su trayectoria, al describir los problemas que debió enfrentar en el camino y las soluciones a las que pudo llegar, a partir de la base formativa adquirida en la Facultad de Ingeniería. Especialmente, repasa los logros alcanzados con la tecnología del Sumidero Invertido Selectivo (SIS), una creación uruguaya liderada por el exrector que se aplica actualmente en una decena de países.
Así, el espíritu de la obra es “mostrarle a los nuevos jóvenes científicos o futuros estudiantes que su trabajo puede estar focalizado en un ámbito mucho más amplio que el mercado interno uruguayo”, dijo Guarga, al explicar cómo puede impactar una tecnología nacional en el ámbito productivo internacional.
Para el académico, la idea es transmitir que cuando se comienza la vida profesional existe la posibilidad de trascender ampliamente el campo profesional a través de la generación de ideas originales. “No es solo despertar esa inquietud, sino mostrar que esa idea se puede realizar aquí, que no hay que cruzar la frontera para poder llevarla adelante”, explicó.
En ese sentido, el ingeniero destacó el nivel internacional de la formación que ofrece hoy la Udelar al asegurar que el hecho de egresar o estudiar una carrera técnica en Uruguay pone a los jóvenes “en las mismas condiciones que los que pueden estar estudiando en California”.
“Queremos darles confianza en cuanto a que lo que hoy aprenden en la Universidad les permite adquirir un instrumento igual de poderoso que el que otros chicos pueden estar adquiriendo en países desarrollados. No tenemos nada que envidiar, ya que desde el punto de vista de la creación de conocimiento científico son perfectamente homologables”, aseguró.
Otro de los puntos a los que hace referencia el libro es la suerte de “divorcio” entre el sector académico y el ámbito productivo, al afirmar que si bien se ha avanzado mucho en ese sentido desde la academia no se ha logrado aún conectar estas dos áreas.
“Hay una capacidad científica ociosa en el país, que está en condiciones de encarar nuevos desafíos”, aseguró Guarga, al explicar que ese potencial no está siendo aprovechado por el aparato productivo. Y, en esa línea, opinó que el mejor aliento que puede dar la Udelar para mejorar esta situación es estimular la existencia de laboratorios y de personas preparadas a un buen nivel competitivo desde un punto de vista internacional.
Sin embargo, destacó la importancia de que también se visualicen estas oportunidades y facilidades desde el ámbito productivo y que sean ellos quienes busquen consolidar el vínculo.
“Es para ambos lados: que los jóvenes empresarios lean el libro y vean que ahí hay un aporte, una fuerza que empuja a pelear a escala de las licitaciones internacionales. Y también cómo eso cobra forma empresarial y ya no es solo cuestión de la Universidad”, indicó.
Según Guarga, actualmente ya no hay una resistencia por parte de la academia a que se genere ese vínculo. Es que hasta hace unos años existía “una suerte de temor” ante una conexión con el sector productivo, explicó, por miedo a que se utilizaran los equipos de la Universidad a favor de pequeñas empresas. “Eso se superó ampliamente”, afirmó.
Tecnología SIS
La tecnología SIS es utilizada hoy en día para controlar el daño sobre los cultivos producidos por las heladas de radiación, para disipar la niebla en carreteras, canales y aeropuertos y para evitar la propagación de olores y polvos a zonas pobladas en los cinco continentes. Incluso, se usa en el canal de Panamá y se prevé aplicarla en la autovía A8, paralela a la costa del mar Cantábrico en España. Y todo eso no hubiera sido posible sin el apoyo y participación de los laboratorios de la Udelar, dijo Guarga.
Al respecto, sostuvo que desde el final de la dictadura militar la Universidad protagonizó “un sistemático esfuerzo” que busca la vinculación con la vida productiva al institucionalizar los convenios del ámbito académico con la actividad pública y privada del país. Es decir, que en la Universidad “hay luz verde” en relación a este tema, afirmó.
Pero, de todos modos, opinó que sería bueno que se generalizara a otros sectores productivos el quiebre que hubo en relación a la industria del software por parte de investigadores uruguayos, que pudieron proyectarse con gran éxito a otros mercados.
En esa línea, la tecnología SIS es un buen ejemplo de cómo, desde la teoría, “es posible avanzar en la resolución de nuevos problemas concretos y de alto impacto económico en el contexto local y en el mundo”, se afirma en el libro.