N° 2041 - 10 al 16 de Octubre de 2019
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáNo hay nada peor en política que repetir los mismos errores. Es muy difícil que un país logre un crecimiento sostenido y prolongado si es incapaz de aprender de su pasado, en especial del reciente. Por eso nos preocupa tanto tener que presenciar otra vez algunos episodios que pensamos que habían quedado superados y enterrados para siempre.
Acercarse demasiado a Argentina es una de esas estrategias que siempre ha dado malos resultados. Cada vez que hemos querido parecernos a ellos o nos hemos presentado como sus socios principales nos ha ido mal. Ese no es el camino indicado y sobran los ejemplos en la historia.
Tenemos que terminar de entender que ya no somos la provincia oriental. O, al menos, no deberíamos serlo. Mucho nos ha costado como país esa cercanía excesiva a nuestros vecinos. Nos contagiaron algunas de las crisis económicas más importantes de nuestra historia, en especial la última, y nos han arrastrado más de una vez al desprestigio internacional.
Pensamos que no era necesario volver a explicarlo, que todos los principales dirigentes políticos uruguayos lo entendían. Pero en los últimos días los hechos nos mostraron que no es así, que hay un candidato presidencial uruguayo que utiliza como uno de los pilares de su campaña su cercanía con su par argentino con más posibilidades de acceder al poder en ese país.
Ese candidato es, nada más y nada menos, que el oficialista Daniel Martínez, que el lunes 7 se reunió en Buenos Aires con el postulante argentino Alberto Fernández. El encuentro parece inconveniente desde todo punto de vista. Son varios los argumentos que motivan esa conclusión, pero nos parece relevante destacar dos de ellos.
El primero es que ninguno de los dos es presidente todavía y puede que no lo sean nunca. Que ya se muestren como tales y aseguren que tienen sus preferencias recíprocas puede perjudicar de forma seria la relación entre Uruguay y Argentina si alguno de ellos pierde la próxima elección. Deberían tenerlo en cuenta, pero solo les importan sus intereses personales.
El segundo, y capaz que hasta más importante que el primero, es que hablan de modelos compartidos, de realidades parecidas y de un camino conjunto a seguir, a partir de lo hecho por el Frente Amplio en los últimos 15 años, pero nada dicen de las considerables diferencias entre ambos países.
Al detenerse en la cobertura realizada por la prensa de la visita de Martínez a Fernández, daba la sensación de que un gobernador de una provincia le iba a mostrar una gestión exitosa a su candidato presidencial como para que tomara de ella lo más relevante. En una tarde mezclaron lo que hace años la mayoría de los gobernantes serios uruguayos están tratando de separar.
No es un tema menor que esto ocurra. Seguir este camino implica volver a antes del 2002, cuando la suerte de todos los uruguayos estaba atada a la de los argentinos. Fue demasiado duro el golpe que recibimos ese año como para exponerse otra vez a una situación similar. Es muy importante lo que está en juego y sus eventuales consecuencias.
Como si eso fuera poco, tampoco se están acordando en el Frente Amplio de que fueron los gobiernos de los Kirchner, que Alberto Fernández integró, los que le hicieron la vida imposible a Uruguay en distintos aspectos políticos y comerciales. No solo no condenan ese pasado sino que lo ponen como ejemplo.
Es una lástima que apenas se discutan estos asuntos en la campaña electoral. La política internacional, y en especial la relación con Argentina, tuvo una presencia menor en el debate presidencial de la semana pasada entre Martínez y el blanco Luis Lacalle Pou. Martínez procuró comparar a Lacalle Pou con el presidente argentino Mauricio Macri y este le respondió que no aceptaba ese tipo de comentario y que él no iba a cometer la ofensa al pueblo uruguayo de comparar al Frente Amplio con los Kirchner. Después, cambiaron de tema, y casi no se volvió a hablar de política internacional y menos de Argentina.
Poco se dijo también de este lado del Río de la Plata de la visita de Martínez a Alberto Fernández. Los candidatos opositores prefirieron referirse a otros asuntos y dejaron ese encuentro en un lugar secundario. Capaz que por estrategia electoral o capaz que por falta de interés. Ellos también están cometiendo un error al subestimar este episodio.
Quizás una de las cosas más relevantes ocurridas en los últimos años es el alejamiento que promovió Uruguay de Argentina, luego de la profunda crisis de 2002. Seguir avanzando por ese mismo camino ya debería ser una política de Estado. Pero todavía estamos lejos de lograrlo.