• Cotizaciones
    domingo 01 de diciembre de 2024

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
    $ Al año*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
    $ por 3 meses*
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
    * A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
    stopper description + stopper description

    Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

    Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

    Suscribite a Búsqueda
    DESDE

    UYU

    299

    /mes*

    * Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

    ¡Hola !

    El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
    En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

    De libertad y muerte

    Director Periodístico de Búsqueda

    Nº 2191 - 15 al 21 de Setiembre de 2022

    No hay nada más importante que la vida. En eso parece estar todo el mundo de acuerdo. Ahí no hay ni temas de ideología, ni de género, ni de edad, ni de religión, ni de raza, ni de nada. Pero, de la misma forma, no hay nada más inevitable que la muerte. Ambos conceptos son inseparables. Uno estimula y el otro angustia. O viceversa en algunos casos. Según las distintas personas o sus estados de ánimo, se pueden percibir de forma diversa pero siempre están ahí, son inevitables.

    También son absolutamente personales. Refieren a cada individuo, en forma exclusiva. No hay nada más propio que la vida y nada más solitario que la muerte. Ese es un hecho esencial e incontrastable. Es como el principio y el final de todas las cosas. Involucra a todos pero sin repeticiones. No hay dos vidas ni tampoco dos muertes iguales.

    La diferencia más grande es que no se puede elegir el principio de la vida pero sí el momento de la muerte. El ser humano tiene la posibilidad de quitarse la vida, un poder excesivo para su verdadera significancia. Pero esa puerta está ahí, al alcance de quien quiera acercarse a ella. Es necesario asumirlo como una realidad y no negarlo o directamente hacer como si no existiera.

    Por supuesto que la prioridad siempre debería ser la vida. No querer vivir más es algo muy triste y, en la mayoría de los casos, consecuencia de alteraciones mentales profundas. Son enfermedades graves que hay que tratar de revertir con ayuda de la ciencia, de la espiritualidad o de lo que sea mejor para cada caso.

    Pero esa es una circunstancia y otra muy distinta es cuando una persona tiene una enfermedad incurable, que puede ser degenerativa y estar en una fase avanzada, y quiere cortar con el sufrimiento que le provoca a ella y a su entorno. En este último caso, la muerte es un hecho muy cercano, y lo que la persona puede querer es no pasar por todo el sufrimiento previo. Debería tener la libertad como para hacerlo. Porque es solo su vida casi apagada la que está en juego.

    Eso va más allá de estar de acuerdo o no con la eutanasia. Simplemente significa intentar darle al debate otro contexto. Que se entienda que lo que se estaría aprobando por ley sería una opción y no una obligación. Lo que se haría es darle la posibilidad a una persona y a sus seres queridos más cercanos a optar por ese camino si entienden que es lo más conveniente.

    Algunos no lo harían jamás y está muy bien que así sea. Están en todo su derecho. Pero también hay de los otros, que prefieren el camino inverso. En este debate que se ha prolongado por meses y que promete ser mucho más largo todavía está también en juego la libertad de elegir de los individuos.

    Lo que crea el proyecto es el “derecho de las personas a transcurrir dignamente el proceso de morir”, lo que implica que puedan solicitar asistencia para morir y que las instituciones que integran el Sistema Nacional Integrado de Salud tengan que brindar esa posibilidad. También incluye un artículo que habilita a que médicos y personal de salud opten por la “objeción de conciencia” para no prestar ese servicio, en caso de que estén en contra.

    A priori, no parece ser una iniciativa legal loca ni revolucionaria. Por supuesto que puede ser corregible y es probable que mucho dependa de su reglamentación. No soy un especialista ni mucho menos y no quiero entrar en ese terreno, porque no me corresponde y sería faltar el respeto a los que saben. Cada cual a lo suyo.

    Pero tengo contacto con muchos médicos, algunos de los cuales trabajan directamente con personas que atraviesan enfermedades incurables en etapas avanzadas. Lo primero a aclarar de parte de ellos es que son pocos los que manifiestan el deseo de adelantar la muerte. Muchos más son los que necesitan atención paliativa, aunque solo un poco más de la mitad la recibe. Lo segundo es que la sedación que hoy se aplica no es sinónimo de apurar el fallecimiento de un paciente, como se cree popularmente. El enfermo ya en el proceso final de su vida es sometido a tratamientos para lograr un alivio en sus últimos momentos pero no es eso lo que le provoca la muerte. Y lo tercero es que hay casos, especialmente vinculados a algunas enfermedades degenerativas u otras similares, en los que sí reciben planteos de eutanasia y se ven impedidos legalmente a concederlos.

    Esa es la situación que describen algunos de los médicos que conviven a diario con el tema. Pero hay más. Lo definió con claridad la coordinadora de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital de Clínicas, Natalia Bernardi. “Vivimos en una sociedad que niega la muerte” y los médicos la sienten como un “fracaso terapéutico” porque la medicina “básicamente se centra en aspectos curativos”, explicó. Así es, el camino más fácil parece ser negar la muerte, hacer como si no existiera.

    Algo similar ocurría hace más de una década con el aborto. La realidad mostraba lo que las leyes silenciaban o penalizaban. Las mujeres que tenían la voluntad de practicarse un aborto, y poseían los recursos para hacerlo, siempre pudieron. Bastaba con hacer un mínimo de investigación como para llegar a varias clínicas clandestinas que se dedicaban a eso. Y las de menores recursos tenían otras alternativas muchísimo más riesgosas. Pero también las tenían.

    Luego de mucho tiempo en el que se negó esa realidad, fue aprobada una ley de despenalización del aborto. El primer intento recibió un veto del entonces presidente Tabaré Vázquez y el segundo culminó con su reglamentación y aplicación en el gobierno de José Mujica. Y las estadísticas muestran que la situación mejoró, sin que eso implicara una avalancha de nuevos abortos.

    Ahora la Cámara de Diputados está a un paso de aprobar por mayoría el proyecto de ley sobre la eutanasia. Luego vendrá la discusión en el Senado, donde aún no se sabe si la iniciativa cuenta con los votos necesarios. Si es aprobada, el presidente Luis Lacalle Pou tendrá la última palabra. Podrá vetarla, como le solicitó uno de sus socios, el senador y líder de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, o promulgarla para que se empiece a aplicar luego de reglamentada. En caso de que haga lo primero, el Parlamento necesitará dos tercios para levantar ese veto presidencial, lo cual parece imposible.

    No es fácil la decisión que el presidente tiene por delante si es aprobada la eutanasia legal. Es en esos momentos en los que más evidente queda la soledad del poder. Le podrán dar muchos consejos para un lado o para el otro pero la mochila estará sobre sus hombros. Lo que haga seguro será después de meditarlo mucho, como ya lo sugirió en alguna oportunidad y lo informó Búsqueda hace dos semanas, y quedará para la historia.

    No hay opción equivocada en estas cuestiones tan profundas y personales. Lo que sí, para las personas que ponemos la libertad como centro, es bueno tener como premisa que entre dos opciones muy difíciles siempre es mejor ir por el camino que haga a los involucrados más libres. Libertad o muerte, gritaban los revolucionarios orientales del siglo XIX. Libertad hasta para la muerte, debería ser la actualización de esa consigna histórica en referencia a la eutanasia. Porque antes que la política debería estar la realidad y no al revés. Sería bueno que así sea.