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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEl 21 de abril de 1974, una patrulla del Ejército Nacional daba cumplimiento a una orden y realizaba una operación para detener a integrantes del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros en una casa en la ciudad de Montevideo.
Cuando los efectivos comandados por los jefes de las unidades, los que se desplazaban al frente de sus hombres, ingresaban al domicilio, fueron atacados desde adentro por sediciosos que dispararon sus armas portátiles y arrojaron granadas de fragmentación.
Bajo ese fuego, uno de los integrantes de la patrulla, el capitán Julio Gutiérrez, fue herido de muerte y es retirado del alcance directo del enemigo por parte del entonces teniente coronel Juan Rebollo, que también resulta herido en esta heroica acción.
Lamentablemente, luego de 48 años el falso relato prima sobre la verdad histórica, procesando con prisión al Sr. Jefe que poniendo en riesgo su vida intentó proteger la de sus subordinados, ante una agresión inesperada.
Este acto inicuo, provocador y prepotente se inscribe dentro de una praxis común en los estrados judiciales de nuestra República, controlados por una ideología que hace del resentimiento, del prejuicio y del desprecio a las Fuerzas Armadas y a la Constitución su única y santa guía de acción.
No puede dejarse pasar semejante atropello de modo impasible. Es necesario que la ciudadanía sepa en qué manos están sus derechos y en qué se han convertido las instituciones que tienen por misión tutelar las libertades, la dignidad, el bien de las personas y de los valores que desde siempre impregnan nuestras leyes. Y que comprenda que no hay República posible donde el Estado falla en sus deberes primordiales de salvaguardar la integridad, los derechos y el honor de los habitantes, donde los funcionarios en lugar de servir a las normas que libremente nos hemos dado sirven a intereses extraños a lo que establece claramente nuestro ordenamiento jurídico.
El Centro Militar quiere reafirmar que las Fuerzas Armadas han servido con honor a la patria. Que fueron llamadas por el poder político para protegerla de la agresión de grupos subversivos, movidos por fuerzas externas, cumpliendo con cabalidad la misión asignada.
Por ello, el sistema político en su totalidad tiene que responder por estos desbordes que nos ofenden a todos, que nos amenazan de manera genérica porque nos dejan expuestos a la absoluta discrecionalidad impune de actores que buscan consagrar el triunfo de una política destinada a sustituir el voto de los ciudadanos, el derecho de los ciudadanos y la transparencia e intangibilidad de las instituciones por formas deliberadamente torcidas de venganza histórica. Es deber también del sistema político hacer valer los votos que en su momento otorgó en favor de las dos amnistías que en el país se dio y reclamar el respeto por los dos pronunciamientos populares que respaldaron claramente la ley de caducidad.
Hay, asimismo, clara responsabilidad del Poder Judicial, que se ha dejado asaltar por facciones que lo utilizan para llevar adelante no la justicia sino un plan político de modificación de la memoria histórica mediante la mentira y la venganza. El Poder Ejecutivo igualmente está alcanzado por el deber de la verdad y de la concordia, pues es evidente que no le faltan instrumentos legales y representación y poder político para ponerle coto a este conjunto de desvíos que lastiman profundamente el entramado del sistema democrático.
A los militares no los motiva ningún cargo ni silla alguna, entregará su vida por un sentimiento mayor, que es la libertad de la nación y de la patria.
El Centro Militar quiere reconocer al teniente general (R) Juan Rebollo, un gran soldado y una gran persona, que nos honró presidiendo nuestra institución y otros altos cargos de la República, expresando la firme solidaridad y nuestro compromiso de luchar por sus derechos. Y vaya también para los soldados y policías injustamente juzgados y encerrados, para los que están vivos y para los que agonizaron y murieron en prisión, nuestro homenaje, nuestro respeto, nuestra irrenunciable determinación de no bajar los brazos.
Viva la Patria.
La Comisión Directiva del Centro Militar