En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Los nuevos guitarristas españoles lo veneran y lo consideran su maestro. Para Tomatito es el “Padrenuestro”; para Vicente Amigo, “Dios”. El resto del mundo reconoce a Paco de Lucía como uno de los mejores compositores y concertistas de guitarra, y como el músico que revolucionó el flamenco sin olvidar sus raíces.
¡Registrate gratis o inicia sesión!
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
El miércoles 26, a los 66 años, el artista español falleció en Playa del Carmen, México, de un ataque cardíaco. Desde hacía varios años, De Lucía pasaba largas temporadas en su casa de la playa mexicana. “En México hago pesca submarina, luego me cocino lo que pesco y ya está. (...) Ahora pienso mucho en el tiempo. Por primera vez creo que tengo que darme prisa”, había dicho en una entrevista cuando estaba por cumplir 50 años.
Nació en Algeciras, Cádiz, el 21 de diciembre de 1947 como Francisco Sánchez Gómez. El nombre artístico lo adoptó en homenaje a su madre, Lucía Gómez, apodada “la Portuguesa” por su nacionalidad. Tanto la Portuguesa como los demás familiares participaron del flamenco: el padre de Paco, Antonio Sánchez, era guitarrista y letrista; su hermano Pepe de Lucía, cantaor, y su otro hermano, Ramón de Algeciras (ya fallecido) también fue guitarrista. “El flamenco es fácil de entender si has nacido con él, si lo has mamado”, comentó Paco en una entrevista de 1976, recordando su orígenes, donde además de la música siempre estuvo presente el mar.
En esos orígenes hay que ubicar a De Lucía a sus siete años, cuando el padre le enseñó a tocar la guitarra, y luego en sus 14 años, cuando grabó un disco con su hermano Pepe, con quien había formado el dúo Los Chiquitos de Algeciras. De allí en más comenzaron las giras con sus dos hermanos, quienes integrarían el sexteto de músicos que De Lucía formó en 1981.
Comenzó interpretando temas del músico flamenco Niño Ricardo, hasta que otro maestro, Agustín Castellón Campos (“Sabicas”), quien ayudó a llevar el flamenco fuera de fronteras, le dio a De Lucía un consejo: “Un auténtico flamenco debe componer sus temas, no copiar”. Así comenzó a crear música con un toque rápido, como furioso. “Tocaba con rabia para combatir la inseguridad que me proporcionaba ser solo un guitarrista”, explicó en la entrevista.
Le hubiera gustado ser también un cantaor, pero no tenía buena voz. Se arriesgó a cantar en el disco que grabó en recuerdo de su madre en 1997. “Cuando lo oigo me da vergüenza. Por descontado que me criticarán”, dijo a propósito de ese trabajo.
Los años 70 fueron los de su consagración con recitales multitudinarios en el Palau de Barcelona, en el Teatro Monumental de Madrid y en el Real, de donde surgió su primera grabación en vivo: “Paco en vivo desde el Teatro Real”, que fue LP de Oro. En esa década se unió a Camarón de la Isla, uno de los más prestigiosos cantaores. La pareja Camarón-De Lucía renovó el flamenco y su éxito se tradujo en más de diez discos. También en los 70, De Lucía viajó a Perú y conoció el cajón, un instrumento que incluyó en su música.
Paco de Lucía con Al Di Meola, con John McLaughlin, con Bryan Adams. Paco de Lucía junto a Chick Corea en el cierre del Festival de Jazz de Vitoria en 2013. Si algo definió al músico fue su apertura a otros géneros y a la fusión de estilos y ritmos. Esta apertura le valió el respeto de grandes músicos, con los que grabó y participó en recitales, pero también las críticas dentro de sus propias filas. “Sabicas piensa que el flamenco debe ser monótono y antiguo. Mi opinión es que hay que dejarlo que suene igual, pero con palabras nuevas. Los flamencos no sabemos de acordes, ni hemos dispuesto de la capacidad de ir a la escuela para aprender música. (...) La guitarra está cambiando y yo tengo una obligación con la gente que me sigue de abrir nuevos campos”, dijo el músico en 1987.
Consideraba que el escenario más difícil para tocar era Sevilla, “donde hay gente que sabe de verdad y oye de otra manera”. Pero en los escenarios del mundo el público lo ovacionaba y los músicos querían tenerlo a su lado. De Lucía era tímido y sentía cierta inquietud antes de cada concierto. “Los guitarristas somos muy metiditos para dentro. El contacto con la gente aterra en ese estado febril de soledad”, había confesado en una oportunidad, pero también aclaró que después de horas y días encerrado tocando solo la guitarra, es necesaria la mirada de los demás “para saber que no estás ni tonto ni loco”.
Uno de los últimos conciertos que brindó fue en Montevideo, el 17 de noviembre de 2013, en el Auditorio del Sodre. Ese día ofreció con su sexteto un recital a puro flamenco a beneficio del Espacio Cultural García Lorca, que está siendo construido con financiación española.
Otro rumbo que tomó la creación de De Lucía fue la música clásica. Son maravillosas sus interpretaciones del “Concierto de Aranjuez” y de la obra de Manuel de Falla. Pero como verdadero artista, nunca se sintió conforme. Sentía miedo a la reiteración y a la falta de creación: “Es una angustia horrorosa. Imagino que todo el que se pone a inventar algo lo pasa fatal. Pero cuando sacas algo que te gusta, aunque solo sean diez segundos de música, te emocionas y hasta te das un olé”. En estos días, en el mundo sus seguidores están escuchando alguno de sus discos a todo volumen, como un “olé” en su memoria.