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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáMiente, miente, que algo queda, decía Goebbels.
En un artículo reciente escribí que “¡No se puede creer…!” que el Frente Amplio insista en mentir sobre cuanto tema hay para mentir.
Y hoy hay para insistir en ello con ejemplos nuevos: las aseveraciones del presidente y el ministro de Economía con tono casi olímpico no solo sobre aquel increíble “vamos bien” sino muy especialmente sobre el posterior “no va a ser necesario alzar impuestos”.
Vázquez y Astori, que por cierto no pueden invocar ignorancia de la realidad ni “herencias malditas de otros partidos” (solo del propio) repetidamente afirmaron en la campaña que no sería necesario aumentar impuestos. Pero resulta que lo han hecho desde el primer día, cuando mantuvieron la nafta al nivel escandaloso al que la dejó Raulito, así como los otros costos asociados a la ineficiencia e inmoralidad administrativa con que se administran “nuestras” empresas estatales, mientras que en estos días de la tercera semana de mayo toma fuerza el aumento del IRPF y su hijo putativo el IASS.
Con el desplante que los caracteriza, ellos y sus adláteres dicen que es mejor aumentar la imposición sobre la renta que aquella que grava las compras —el IVA— porque el IRPF hace pagar más al que más gana. Esto es cuestionable porque los ricos ahorran, es decir no gastan parte de su ingreso y por tanto no les afectan los impuestos sobre los gastos aunque sí aquellos sobre los ingresos.
Pero en el Uruguay de hoy el aserto es de falsedad absoluta porque se propone alzar el impuesto a los ingresos del trabajo —que eso es el IRPF— mientras que mutis por el foro respecto de los ingresos del capital. Eso sí, al que por su trabajo gana más de “la gran fortuna” de 27.000 pesos ya le empiezan a meter mano en el bolsillo, así gravando principalmente a los que poco ganan. Como dice el tango: “Mentira, mentira…”.
Y si estuviéramos en Brasil donde los parlamentarios no son una mayoría regimentada que obedece a lo que dicen “las bases” —esa patota de desconocidos a quienes nadie votó pero que son los que en verdad mandan en el Frente— quizá veríamos que a Vázquez y sus boys se les juzgaría, como a Dilma y los suyos, por engañar a la población maquillando las estadísticas verdaderas para ganar una elección presidencial.
Jaime Mezzera