A continuación, una síntesis de la entrevista que mantuvo con Búsqueda.
—¿Cómo encontró el banco?
—Tuve una vinculación bastante importante con el BROU en la segunda mitad de la década de los ‘90, cuando Booz, Allen & Hamilton fue contratada para hacer una reestructura. Fui el responsable de montar todos los sistemas de capacitación y esa tarea me puso en contacto con muchísimas áreas en aquella época. El banco que encontré no se parece en nada al de aquel entonces desde ningún punto de vista. En los sistemas de gestión hubo una profesionalización fuerte; se usan instrumentos de gestión que en aquella época eran absolutamente desconocidos. Me acuerdo que en los ‘90 se estaba tratando de implantar un sistema de comando y de tener una tabla de indicadores para la dirección del banco; hoy hay indicadores por áreas que hay que cumplir y eso se ha reforzado con un sistema de remuneración variable que agrega motivación al logro de los objetivos que se plantean en un planeamiento estratégico de la gestión que se hace a dos o tres años. Es decir que hay un encadenamiento de herramientas que hacen de la dirección del banco algo notoriamente superior a lo que era hace 15 años. Del mismo modo, se ha formado un sistema profesional de otorgamiento de créditos. Todos los préstamos a empresas son analizados a distintos niveles y sólo llegan al Directorio los relativamente grandes, por más de un millón o U$S 1,2 millones, y lo hacen acompañados por elementos de juicio bien objetivados, hechos por las áreas específicas y por comités de créditos. Quedaron atrás los tiempos en donde las tarjetas de un conocido o la recomendación jugaban un peso importante.
—¿El BROU es hoy suficientemente moderno y eficiente como para competir de igual a igual con las instituciones privadas?
—Los indicadores de eficiencia, comparados con los del sistema, están razonablemente bien. El BROU tiene rasgos de modernidad y eficiencia; hay cosas para seguir haciendo. No se puede nunca considerar que se ha hecho lo suficiente. Un signo muy claro respecto hacia dónde queremos avanzar tiene que ver con el cambio tecnológico que estamos incorporando. Es un proyecto que va a demandar en los programas iniciales 38 meses de trabajo con un equipo de alrededor de 200 personas entre consultores y gente del banco. Esto marca que había un rezago tecnológico relativamente importante y se entiende simplemente comparando la tecnología de 1996 o 1997 —que fue cuando se hizo la reestructura con Booz, Allen— y la situación actual; en el medio hubo algunos progresos. Ahora sí se cambia totalmente el sistema con una visión totalizadora, por lo que la modernidad se estará diseminando en todas las áreas del banco.
—¿Qué inversión requerirá esa modernización tecnológica?
—Estará por encima de los U$S 80 millones, lo que incluye equipamiento y apoyo de consultoría. Los proveedores del software tendrán que estar trabajando por tres años con nosotros. También hay consultorías relacionadas con el cambio organizacional y en capacitación.
—¿Cómo impactarán estos cambios en los costos del banco?
—En lo que va a notarse más es en la calidad del servicio. Con el nuevo sistema, la filosofía es que el cliente está en el centro y todos los negocios del banco van a estar a su disposición para tratar de atenderlo de forma global, integrada y coordinada. Sin áreas que queden fuera, podría haber algún ahorro de costos si se logra que juegue el principio de economía de escala. El BROU tiene poco más de 1.050.000 clientes; pero si decimos que tenemos un x por ciento en Agro, un z por ciento en Empresas y un l por ciento en Personas, y cada uno de esos segmentos son atendidos como si fueran un banco independiente, la economía de escala difícilmente juegue. Si se aprovechan las economías de escala podrían bajar algunos costos, y en la medida en que los retiros de personal se vayan dando, podremos reemplazar niveles salariales altos por otros más bajos. Una mejora en la calidad de la atención también nos debería permitir recibir algún ingreso por los servicios. Hoy el banco apuesta muy poco a esto, lo que es una diferencia estructural respecto a la banca privada.
—Usted destacó la mejora de la gestión y profesionalización que se dio en el BROU en los últimos años. El caso del aval otorgado a Cosmo derivó, sin embargo, en la salida de Calloia ¿Qué dice sobre este episodio? ¿Ordenó una investigación interna para saber si se procedió correctamente?
—No me preocupé en lo más mínimo por el otorgamiento porque era un tema que estaba considerando la Justicia y vinculado con un ex presidente que dejó de ser funcionario del banco. Además, tengo un enorme aprecio por Fernando Calloia y un enorme respeto por su capacidad profesional. En mi percepción, no había elementos que justificaran seguir profundizando en el tema. Tenemos auditorías internas; si hubiera habido algo que advertir lo habrían hecho. También está el Banco Central como regulador. No hacía falta agregar miradas adicionales. El nuevo Directorio lo que debe hacer es un reconocimiento al saliente, que fue el artífice de ese cambio que mencioné: 15 años de conducción realmente destacada como equipo.
—Respecto al aval se abrió una negociación extrajudicial con el propietario de Buquebus. ¿En qué etapa están esas conversaciones?
—López Mena es un cliente de mucho tiempo. Con él y sus asesores hemos abierto canales de diálogo buscando mecanismos de entendimiento. Sigo con la esperanza de llegar a acuerdos para que cumpla con el pago de las cuotas del aval como habitualmente cumple con los endeudamientos que él toma con el banco. En el aval está esa situación que él ha marcado públicamente, que le hizo suponer que la declaración de inconstitucionalidad de la ley (de liquidación de Pluna) implica la nulidad del remate y del aval. La posición del banco es que la inconstitucionalidad fue declarada, pero la nulidad del aval y del remate no son condiciones que se derivan necesariamente, y que por tanto sigue con derecho a cobrar. Esas son las situaciones que estamos negociando.
—¿Un posible acuerdo es sobre el monto o plazos u otras condiciones de pago?
—No. La flexibilidad puede ser en plazos, pero no en torno a un monto ya establecido y acordado. Vamos en buen camino. El señor López Mena es un empresario que defiende y hace muy bien en defender sus intereses con lógica económica. Es un buen empresario que aplica racionalidad económica buscando rentabilidad.
—¿El caso, a su juicio, ha dañado la imagen del BROU?
—No hicimos ninguna encuesta de opinión. Pero sin tener elementos de ese tipo que podrían darle mayor firmeza a mi respuesta, creo que no ha habido un debilitamiento de la imagen del BROU. Aún después de todos estos sucesos, si hay un banco que es confiable en Uruguay es el República. Incluso después de la sentencia (de procesamiento de Calloia), la cantidad de clientes ha seguido aumentando y los volúmenes de depósitos también. Son una serie de indicadores que nos dicen que el banco continúa generando confianza.
—¿Cómo se está preparando el Banco República para competir en el nuevo marco que da la ley de inclusión financiera y que, entre otras cosas, obliga a realizar pagos de sueldos por canales bancarios u otros medios electrónicos?
—Esta ley la ubicamos en nuestra matriz estratégica entre las oportunidades y entre las amenazas. Con la nueva tecnología podremos dar mucha mejor respuesta. La ley hará que ese millón de clientes aumente; probablemente no van a entrar grandes clientes pero sí familias con capacidad de ahorro. Otra condición de certeza es que habrá mayores costos porque los bancos deberán ofrecer gratuitamente cuentas para el pago de remuneraciones. Hoy prácticamente todos los clientes del BROU tienen tarjeta de débito y eso es un capital que deberá primero retener —porque la banca privada va a entrar con mucha más decisión que antes en este campo—, primero con alguna acción promocional y la preparación de los sistemas informáticos, en lo que está muy avanzado.
—¿La desaceleración económica y la campaña electoral se está notando en los negocios del banco?
—Los créditos siguieron aumentando en línea con lo que han sido los crecimientos históricos en el área de empresas. También en consumo, que está en auge a pesar de la mayor competencia en este segmento. Donde sí advierto un enlentecimiento es en la presentación de planes de inversión de largo plazo, a pesar de lo cual en la última licitación de créditos fueron por más de U$S 600 millones. Su proceso de análisis tomará entre tres y seis meses, así que impactará poco este año y eventualmente podría hacerlo el próximo, aunque no creo que sea muy relevante.
—El banco viene dando ganancias año tras año. ¿Qué resultado espera usted para el actual ejercicio?
—En 2013 el BROU ganó U$S 290 millones sin ajuste por inflación y U$S 194 millones si dicho ajuste se hubiera aplicado. La normativa del Banco Central establece que el ajuste debe hacerse cuando en tres años consecutivos se acumula una inflación de 25% y eso corresponderá aplicarse en 2014, por lo que el resultado del actual ejercicio será inferior al del año pasado, comparado con la ganancia sin ajuste por inflación. Pero la comparación correcta debería hacerse con los U$S 194 millones.
—¿Le parece bien que parte de las utilidades que obtiene el BROU se destinen a apoyar a través del Fondes a empresas fundidas que reabren en manos de sus ex trabajadores?
—Es un asunto para analizar con cuidado y con criterio económico y financiero. Un elemento como dato de la realidad es que el Fondes no ha agotado ni mucho menos los recursos que tiene. Otro dato es que la ley que creó el fondo dice que debe financiar proyectos rentables y sustentables. Y con esos criterios se podría mirar si el aprovisionamiento de fondos no podría acompasarse en función de las necesidades de recursos que tenga el propio Fondes y, al mismo tiempo, respetando las necesidades que tiene el BROU de reinvertir en su propia actividad. El BROU, como cualquier entidad, tiene que pensar en objetivos de crecimiento y ese crecimiento se puede financiar con recursos externos o propios. Si el banco tiene que distribuir todas las utilidades que genera hay una fuente de financiamiento muy significativa que le queda vedada, con lo cual tasas de crecimiento se hacen más chicas. Esto va más allá de que el Fondes pueda ser un buen mecanismo para financiar empresas que quizás de otra manera no consigan crédito.
—Los bancos en la plaza local siguen teniendo la mayor parte de los depósitos en modalidades que pueden ser retirados en cualquier momento, lo que les limita la posibilidad de prestar a largo plazo. ¿Cómo enfrenta el BROU ese problema?
—No hay rentabilidad en los depósitos. Nuestro cliente busca bajo riesgo y retorno, y el República es un ejemplo de confiabilidad y ya quedó demostrado aun durante la crisis de 2002. Las tasas que paga el banco son las que paga el mercado, pero son muy bajas; quizás empiecen a hacerse más fuertes las expectativas de subas en el primer semestre de 2016. Con ese panorama, los que no tienen alta capacidad de ahorro están consumiendo más —lo que es un problema para la inflación— y los que tienen capacidad de ahorro buscan otras colocaciones y no los depósitos bancarios. Por eso atribuyo mucha importancia al desarrollo del mercado de capitales. En ese contexto, estamos buscando mejorar el calce de plazos de nuestras colocaciones y nuestra fuente de fondos, los que son de corto plazo como en todo el sistema. Ya con el Directorio anterior se habían iniciado algunos sondeos con entidades internacionales de crédito y eso se ha seguido. Este nuevo Directorio hizo un acercamiento con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con el apoyo del Ministerio de Economía y Finanzas, para explorar la posibilidad de que se genere una línea de crédito que le permitiría al BROU financiar en principio dos áreas: energías no renovables del tipo que sean y proyectos que aumenten la productividad empresarial, cualquiera sea el sector. Proyectos de riego en el agro, alguna reconversión en el sector citrícola, distintos tipos de energía en las industrias o los servicios, por ejemplo. Hemos encontrado buena receptividad en el BID. Nuestras expectativas son que la línea, a 20 años, sea del entorno de U$S 125 millones, pero estamos compitiendo con otras áreas del sector público porque esto implica endeudamiento general del país.
—¿Ve los proyectos de participación público-privada (PPP) como una oportunidad de negocio?
—Estos proyectos tienen una etapa de ejecución y otra de operación, que es en la que empiezan a generar ingresos por parte del inversor. Tenemos que analizar si concentramos nuestra colocación en el período de ejecución —que es más corto, lo que nos facilita el fondeo— o podemos aspirar a extender el financiamiento a plazo más largo, para lo cual precisaríamos recursos a más plazo. Las PPP son un mecanismo muy útil y no entiendo mucho por qué los privados no lo han empleado más. Veo esto como un puntal de la demanda de créditos que el banco pueda tener en un área con menor competencia, quizás también con márgenes estrechos. Son operaciones grandes —difícilmente por debajo de los U$S 15 o 20 millones— de concentración de riesgo.
Posibles emisiones en el mercado de capitales
—Recientemente, varias empresas públicas han buscado fondeo en el mercado de capitales. ¿Esa puede ser una alternativa para el BROU?
—El mercado de capitales en Uruguay tiene que hacer un intento por desarrollarse.
República AFAP y las demás empresas de su ramo pueden hacer una buena contribución. República Afisa también podría emitir fideicomisos a largo plazo negociables en la bolsa.
Las empresas públicas han iniciado un poco ese camino con cierta timidez. El BROU tiene poca presencia, pero en su búsqueda de fondeo a largo plazo podría entrar al mercado de capitales por la vía de la colocación de certificados de crédito u obligaciones negociables.
La existencia de un mercado de capitales dinámico en Uruguay mejoraría mucho el sistema financiero y la posibilidad de financiamiento de las empresas.
Un “paréntesis” al polémico edificio
—¿Seguirá adelante el plan de construcción de un nuevo edificio a espaldas de la actual casa matriz, que fue cuestionado por la oposición política y frenado varias veces por el Poder Ejecutivo?
—Este proyecto por el momento está diferido, hay un paréntesis. En esto juega el financiamiento del crecimiento, porque sería una inversión importante en el caso de materializarla y una de las cosas que debemos analizar es cómo la financiamos. Hasta dónde estamos dispuestos a endeudarnos para financiar eso o cuántas de las utilidades se podrían colocar en este proyecto.
Los argumentos que estamos manejando, si no cambian las cosas, van a ser válidos cuando nosotros nos retiremos.
Contratapa
2014-07-10T00:00:00
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