En la última reunión del Foro de San Pablo (FSP), realizada a fines de junio, las organizaciones de izquierda criticaron el imperialismo de Estados Unidos y defendieron a los gobiernos de Cuba, Brasil, Nicaragua y Venezuela. Nada fuera de lo tradicional en sus documentos. Pero también se planteó que no hay que “perder de vista el carácter instrumental de cualquier sistema político como medio de legitimación del poder de clase” que fundamenta “la necesidad de los cambios estructurales”.
La frase no pasó desapercibida en Uruguay y se generó un intercambio entre dirigentes del Frente Amplio. Para el socialista Fernando López D’Alesandro, esto es una “barbaridad”, según escribió en una nota de opinión en “La Diaria”, el miércoles 17. Su planteo público fue respondido por el comunista Rony Corbo, que defendió el informe del FSP.
El presidente de la Comisión de Asuntos y Relaciones Internacionales del Frente Amplio (Carifa), José Bayardi, aclaró que, sin querer entrar en la polémica, fue el partido de gobierno uruguayo el que intervino para modificar el documento ya que en el borrador del texto había cuestionamientos a la democracia representativa.
El FSP fue creado hace 26 años como un ámbito de análisis de partidos y organizaciones de izquierda de América Latina. Por Uruguay lo integra el Frente Amplio.
Entre el 23 y el 26 de junio se reunió en El Salvador, donde se aprobó una declaración final. Allí se denuncia que “la derecha continental subordinada al imperialismo norteamericano ha intensificado las acciones con las que pretende desmantelar los procesos de cambio social que se vienen desarrollando a lo largo y ancho de nuestro continente, en lo que se perfila como una contraofensiva imperial”. La “brutal ofensiva” que busca “desalojar a las fuerzas progresistas y de izquierda” plantea la “necesidad de apurar el paso en la construcción de los nuevos paradigmas de la izquierda del siglo XXI”, agrega.
“Es vital no perder de vista el carácter instrumental de cualquier sistema político como medio de legitimación del poder de clase, al margen de quien lo ejerza, lo cual fundamenta la necesidad de los cambios estructurales, no solo en el ámbito económico, al cual se suele hacer referencia de manera exclusiva, sino en el ámbito político, en cuanto al diseño del modelo, que nos debe llevar a una democracia que sea, participativa y protagónica, como instrumento del poder popular que asegura las victorias locales y nacionales”, dice la declaración.
Para el FSP, la izquierda debe “definir estrategias para aumentar su presencia en la integralidad del poder político, avanzando en el cambio de la correlación de fuerzas en la institucionalidad del Estado, lo cual requiere no reducir la lucha política al Poder Ejecutivo. A la par de ello, los procesos revolucionarios y de cambio social en marcha en nuestro continente deben luchar por su perfeccionamiento y contra todo aquello que desde dentro de los procesos mismos, atente contra el avance de estos”.
En su columna en “La Diaria” López D’Alesandro advirtió que el FSP viró sus posiciones “hacia un peligroso dogmatismo”. “El simplismo, las visiones en blanco y negro, la falta de autocrítica, la negación tácita de problemas fundamentales, la paranoia política de responsabilizar de todo al ‘imperialismo’ y la división del mundo en buenos (China, Rusia) y malos (Estados Unidos, Alemania) son apenas una muestra de la caída hacia posiciones dignas del estalinismo de hace 90 años”, afirmó.
El socialista —quien ha participado de reuniones del FSP y es parte de la Carifa— aseguró que en el “documento base” del encuentro en El Salvador, quedó demostrado que hay un intento de “integrar concepciones antidemocráticas como forma de justificar las acciones de las izquierdas ortodoxas”. Explicó que el antecedente inicial fue una nota envida por el sandinismo a los integrantes del FSP, en la que se afirma que la “situación actual está dejando en evidencia los límites de la democracia representativa como marco político de nuestra acción política como fuerzas de izquierda”.
“Este insólito cuestionamiento a la democracia quiso ser instalado en la propuesta final del encuentro de este año, donde se llegó a plantear que la ‘democracia representativa (es) legitimadora del poder de las clases explotadoras, lo cual fundamenta aun más la necesidad de los cambios estructurales no solo en el ámbito económico, sino en el ámbito político, en cuanto al diseño del modelo”, sostuvo López D’Alesandro. Agregó que si bien en el documento final no incorporaron “estos disparates”, se dejó “estampado” un “desvarío”: “Es vital no perder de vista el carácter instrumental de cualquier sistema político como medio de legitimación del poder de clase, independientemente de quien lo ejerza”.
Se preguntó luego si el Frente Amplio está de acuerdo con que la democracia es “algo instrumental”. Y añadió: “¿El FA apoyó esta barbaridad en el FSP?”.
Sostuvo que el foro plantea como modelo alternativo la “solución bolivariana”. “¿La izquierda uruguaya acepta instalar un sistema basado en la concepción ‘participativa y protagónica’ del decadente chavismo?”, interrogó.
Consultado por Búsqueda, López D’Alesandro dijo que hizo el planteo porque “está en discusión el concepto de democracia”.
Para el dirigente, el Frente Amplio hoy hace un “gasto de energía” sin sentido al insistir con el FSP que hoy sirve para “hacer de claque al sandinismo” en Nicaragua, país que está en crisis política luego de la decisión del Parlamento de destituir a 28 diputados opositores.
Además, lamentó que el FSP no le diera importancia a una tesis socialista que planteó una visión crítica sobre los casos de corrupción que involucran a los gobiernos de izquierda en el continente.
Cambios importantes.
Por su parte, Bayardi señaló a Búsqueda que la declaración final tiene “cambios importantes” respecto a lo que se presentó originalmente. “No me voy a meter en una polémica pública, pero sí digo que en la declaración final jugamos para que lo que estaba planteado en el borrador que circuló de forma previa, cambiara”, alegó.
“Lo que dice la declaración, es lo que planteamos. No es la democracia. La democracia en sí es un valor que puede ser contenido en distintos sistemas políticos, porque si no confundimos las cosas. En el borrador original hablaba de democracia representativa, lo que nos pareció un disparate. Nosotros trabajamos para que quedara claro que era sobre todo el sistema político, (porque) la superstructura jurídica de un Estado como sistema político tiende a tener un factor de dominación y expresión de intereses de clase”, indicó.
El dirigente comunista Rony Corbo le respondió a López D’Alesandro en una nota que publicó en el semanario “El Popular” el viernes 19. Rechazó que se vaya a un “peligroso dogmatismo” y defendió al sandinismo señalando que Nicaragua “es una gran fuerza, con fuertes raíces populares, con clara hegemonía en el sistema nicaragüense de organizaciones sociales, con peso importante en el Ejército, y en el propio Parlamento”.
Afirmó que el planteo del sandinismo respecto a la democracia representativa fue sacado de la declaración final. “Nunca escuché a ningún dirigente del FSLN imponer ningún modelo; es simplemente una ridiculización de un debate, el no cambiar la sacrosanta democracia representativa”.
Para Corbo, “es la construcción de una nueva democracia la que está en el debe: participativa e integral: económica, social, política, de género, cultural”.