Sr. Director:
Sr. Director:
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáAsociando las reclamaciones del sirio M. Alshibi, los lapidarios juicios tanto de la oposición (J. Batlle) como de sus correligionarios (E. Rubianes), y la sentencia del Tribunal de Apelaciones de 2º Turno (a E. Ubal Torrecillas), debemos llegar a la conclusión de que la controvertida gestión del ex presidente J. Mujica (2010-2015), hoy senador, también fue y es nuestra responsabilidad.
Gobernar un país no es fácil, ni es para cualquiera. Eso ya lo descubrieron los pueblos antiguos cuando le negaban ese rol a esclavos, artesanos, labradores y guerreros para priorizar a probados justos, racionales y sabios. Pero si eran cuestionables las atribuciones divinas de los antiguos reyes, también debemos criticar (alabar y censurar) las actuales elecciones “democráticas” digitadas por los partidos políticos.
Asesores de imagen mediante, jingles, cuidado proselitismo, etc., el candidato es promocionado como si fuera un deseado producto, relegando las falencias del estadista que se necesita.
Cuando una parte mayoritaria de la población lo vota, debemos asumir la corresponsabilidad. Lo somos por permitir que alguien carente de capacidad para dirigir la empresa de gobernar un país llegue a liderar un Poder Ejecutivo. Pero, también, de que personas poco calificadas ocupen bancas en el Poder Legislativo. Y, por extensión, somos corresponsables de la inseguridad ciudadana, de la ignorancia popular, de la inconveniente imagen exterior que proyectamos y de otras ausencias que nos aquejan.
Independientemente de los antecedentes de una persona que ocupa la cúspide de la Presidencia, importa cómo llegó a ese cargo pero fundamentalmente los resultados de su mandato. Si es un don nadie, pero gracias a su conducción el país prospera en la mayoría de sus rubros; si por ello nuestra nación se destaca internacionalmente y tanto partidarios como opositores lo reeligen, es porque ese Don demostró tener méritos para ello.
¿Cuántos de nosotros permitirían que un carnicero nos opere? ¿Cuántos que un analfabeto instruya a nuestros hijos? ¿Por qué, entonces,
Arq. (j) Ignacio David Weisz
CI 612.364-2